«Tú serías mejor modelo que yo», pensé.
Imaginé que ver de nuevo a Max me animaría, tal vez de la pretensión creativa de él y su amiga, podría sacar inspiración para llenar el gran lienzo blanco que tenía detrás.
[Yo: ¿Cuántas fotos y cuándo?]
[Maxi: Eso lo decidirá Lilly (está emocionada).]
[Maxi: Por eso te busco hoy. Mañana debes venir por nosotros a la estación.]
Aproveché el modo preocupado de Joshua para poder convencerlo de dejar que Max y Lilly pasaran la noche en su departamento. Él no protestó, solo me pidió que les advirtiera que no tomaran nada de su refrigerador sin su permiso, y aclaró que no quería escucharlos tener sexo a medianoche.
—No creo que sean pareja —argumenté. No me volví a verlo, me encontraba concentrado en mi ordenador portátil—. Lilly no es del tipo de Max.
—¿Y cómo qué sería? —preguntó, curioso—. Un chico inseguro, flacucho y miope.
Alcé una ceja y solté una leve risita.
—No sabía que eras celoso —bromeé.
Joshua recargó la cabeza en mi hombro, pegando la nariz a mi cuello y después sus labios.
—Eres mi Chris —susurró.
Lo dejé dormitar en mí. El contacto de su respiración caliente con mi piel me tranquilizaba. Insuflé antes de revisar el correo que me mandaron los de admisiones en la universidad. Había llegado al último filtro, mi padre casi podía saborear mi triunfo y mi madre, donde quiera que este, seguro pensaría lo mismo.
Piqué el botón para abrir el correo, le di un repaso general, y cuando leí la última frase me quedé congelado, pensando que era un delirio mío. Volví a leer, sin embargo, la respuesta era la misma; me habían rechazado de la manera más indulgente posible.
Sostuve los lados de mi cabeza con ambas manos y repasé el proceso, buscando lo que había hecho mal. ¿Fue la pésima entrevista? ¿Mis no excelentes notas del último semestre? ¿No tuve suficientes aciertos en el examen? ¿Fue mi falta de experiencias relevantes de ayuda a la comunidad?
«Era obvio que te rechazarían, eres un fracasado y te equivocas en todo», pensé.
Me concentré en mi respiración, tal y como me había dicho Alice que lo hiciera para evitar otro ataque de ansiedad. Joshua se despertó al instante y se alejó de mí.
—¿Todo bien? —interrogó, angustiado.
Negué con la cabeza. Abrí los ojos y nombré en mi mente cada uno de los objetos que tenía enfrente.
«Una mesa de madera».
«Una lata de refresco».
«La pizarra con dibujos míos».
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El retrato de un joven lúcido | ✅ |
Teen FictionChristian intenta reprimir, sin mucho éxito, sus deseos por el nuevo profesor de arte. Además, lidia con los daños psicológicos que le dejó el abandono de su padre y el acoso escolar en su viejo instituto. 🎨🖌🎨 Cuando Chris descubre el secreto de...
Capítulo 27: El sollozo que apaga el fuego
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