16

2.6K 800 384
                                    

Atlantis estaba molesto, el mar lo sacudía con furia, el cielo llovía su rabia sobre él con un ventarrón que igualaba la potencia de un mazo invisible. El palacio marino se había cansado de los crímenes y tragedias que transcurrían sobre su mágica protección, y había decidido revelarse en medio de improperios, usando la naturaleza como su voz. Los truenos eran sus gritos, sus maldiciones, y golpeaba sin dirección para desahogarse con aquellas descargas eléctricas que se escapan del cielo.

En medio de aquella ira merecida, al fin sucedió el encuentro.

Sin miedo al agua y a la gravedad del viento, Úrsula se reunió con Cangrejo en la zona más alejada y oculta que consiguieron a cubierta mientras todos buscaban refugio en las entrañas del navío. Así, nadie podría escucharlos, ni los vería reunirse.

Cangrejo la esperaba a ella, y la bruja había tenido que aguardar a que se presentara la oportunidad perfecta para escabullirse sin levantar sospechas y poder acudir al punto de encuentro.

Cuando hubo llegado, fue Cangrejo el primero en hablar.

-Creo que tenemos una conversación pendiente.

-Lo sé.

-Dime que no lo hiciste, Úrsula.

-No maté a la vieja, te lo juro.

Cangrejo asintió, cabizbajo. No conseguía el sentido de los hechos, ni del orden de los acontecimientos. Estaba al borde de la locura, pendiendo de su último hilo de estabilidad.

-Cuéntame qué pasó -dijo por fin.

-¿Le dijiste a esa chica? -inquirió la bruja, sosteniéndose de una baranda para impedir que en una de las sacudidas de Atlantis el mar la engullera.

-No le he dicho nada a nadie. No lo haría, confío en ti.

Entonces, al verla tan empapada, le tendió su chaqueta. No serviría de mucho, pero el gesto era lo menos que le podía ofrecer. Luego ella volvió a hablar.

-¿No te pasó por la mente en ningún momento... que tal vez yo lo planeé? ¿Que fue intencional?

-No.

Su respuesta no se hizo esperar, porque de verdad lo creía.

-Eres mi mejor amiga, Úrsula, sé que no te gusta que la gente nos vincule, pero sabes también que daría mi vida por ti.

-Lo se, Cangrejo. Eres el mejor hombre que conozco.

Le sonrió.

-Pero, por favor -imploró el chico-... dime qué pasó, ¿cómo es que ahora la señora también está muerta?

-Estoy jodida, Cangrejo. Quería confesar, pero ahora con esto... me van a sumar también el asesinato de la vieja. Y no fui yo, Flavio me dijo que ella había ido a enfrentar a Poseidon, a amenazarlo para que le diera el antídoto, pero el veneno le hizo efecto antes. ¡Ese maldito va a aprovechar mi jugada con su tridente para hacerme pagar por su crimen!

-Úrsula, Úrsula... Cálmate. Recuerda que estás hablando conmigo, no contigo misma. Me vas a tener que explicarme todo. Y paso por paso. ¿Poseidon envenenó a la vieja? ¿Por qué?

-No sé ni me importa, solo te digo lo que me dijo Flavio.

-Okay, hablemos del otro cadáver.

-Bien -Úrsula inspiró-. Tal cual te dije, la Sirenita me contactó, quería que subiera al barco donde vendría su prometido, la abuela y... en fin, todos. Incluso el tal Flavio. Me dijo que contactara con él, que lo tenía todo resuelto, que él dejaría el pescado con la amenaza en su camarote y que si con eso lograban persuadir a la abuela mis servicios no serían requeridos.

El cadáver de la Sirenita [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora