𝟭𝟬

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Finalmente, Anna logró que el terrible baile se pospusiera, algunos en la asamblea empezaban a entender a Anna, poniéndose de su lado en algunas decisiones.

Y era lo que Anna temía, porque le estaban tratando como si fuera su padre quien estuviera ahí en su lugar. Y ella no era su padre.

No era el rey.

El rey, quien seguía enfermo, sin ninguna esperanza, parecía estar agonizando en cama mientras Anna intentaba de todo para averiguar que podían hacer. Todos los médicos que había traído de distintos países, ninguno le sirvió. Nadie le había dicho algo acerca de como atender a su padre. Todo había sido una pérdida de tiempo.

Y Anna sentía que no tenía más tiempo.

Sentía como la cuerda atada a su cuello se apretaba más fuertemente mientras el suelo se deshacía a sus pies.

Se veía terriblemente cansada, casi igualando a la apariencia de su padre enfermo. Anna quería llorar cada vez que veía al hombre que siempre se mostró como un héroe ante ella, ahí, derrotado en cama. Y ni siquiera sabía lo que estaba pasando.

Le habían dicho que se rindiera hace dos días, mientras pedía que un excelente médico viniera hasta Arendelle para ver a su padre. Hasta sentía como su madre también empezaba a mirarla con lástima.

No obstante, Anna lucharía hasta el último aliento. Y haría todo lo que tuviera en manos para salvar al rey.


—¿No deberías estar en una reunión ahora mismo?

—No, decidí empezar temprano. Tengo mi tarde libre —respondió con una sonrisa amable mientras lo miraba—, me quedaré contigo hasta que el médico venga a verte. Tal vez tengamos buenas noticias...

—Anna —ahí estaba, aquel tono lastimero con esa mirada de pena. La recibía muchas veces, Anna la detestaba.

—Tranquilo —ella le tomó la mano, acariciando mientras sonreía. No debía lucir cansada frente a su padre—, todo estará bien.

—Yo sé que sí —habló mientras apartaba la mirada. Fijándose en la ventana que daba vista hacia el atardecer.


Anna observó el triste perfil de su padre. Sintiendo como la sensación de ahogamiento crecía dentro de ella. Desde hace tiempo incluso, su padre había dejado de tener aquel aroma que lo caracterizaba; fuerte, intenso, orgulloso. Volviéndose nada. Anna ni siquiera le reconocía en este momento.

Ella sacudió la cabeza, intentando apartar aquellos pensamientos que sabía solo le llevarían a la miseria. Se concentró en que el médico vendría ese día para revisar a su padre, un médico prometedor el cual fue recomendado por muchos conocidos. Anna solo estaba esperando lo mejor.

Ella no pudo detener las lágrimas de furia cuando una vez más recibió la misma respuesta de este famoso médico. Le dio una mirada de desprecio mientras le pedía a los guardias que lo acompañaran a la salida.

Se volvió hacia su padre en cama, ella miró con horror como él lucía tan resignado. Anna no podía creer que el hombre al que tanto admiraba ahora se daba por vencido.


—Me han hablado de alguien más —soltó desesperada—, haré que lo traigan. Esta vez podría ser—

—Estoy cansado, Anna.

—No puedes —murmuró lastimada—, no esperes que me dé por vencida, padre.

—Yo me he dado por vencido —le lanzó una sonrisa agotada. Anna le miró con el ceño fruncido—, ahora vete de aquí.

𝐈 𝐖𝐀𝐒 𝐌𝐀𝐃𝐄 𝐅𝐎𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐈𝐍ʼ 𝐘𝐎𝐔 ━━━ 𝐞𝐥𝐬𝐚𝐧𝐧𝐚Where stories live. Discover now