✿ Capítulo 3 ✿

Start from the beginning
                                    

En esos instantes, la puerta de la sala se abrió. Al principio, cuando la vi, no me di cuenta de quién era; pero al escuchar a la señora Villarreal, caí en quién era:

—Adita, ¿adivina quién ha venido a verte?

Mi amiga y yo nos observamos fijamente por un instante. ¡Qué cambiada estaba! Tenía su pelo liso y largo, amarrado con una coleta, como siempre lo había deseado. Supuse que había aprendido a usar bien la planchadora de cabello, ya que ella, al tener el pelo ondulado al natural, siempre se había quejado de eso. El buzo deportivo y holgado que vestía distaba mucho de los polos ceñidos, enseñando la cintura, que usaba en su adolescencia.

—¿Maggi? —preguntó mi amiga.

—¿Ada? —le repliqué.

No hubo tiempo de respuestas. Las dos nos fundimos en un gran abrazo, columpiándonos hacia atrás y adelante como en los viejos tiempos.

—Bueno, creo que ustedes tienen mucho de qué hablar —señaló su madre—. Las dejaremos solas. Lucho, sígueme —continuó, dirigiéndose a la cocina.

—Hey, ¿por qué tengo que irme yo? También estoy interesado en saber qué ha sido de la vida de Margarita desde que no la veo.

—Hermanito, no molestes —refirió Ada frunciéndole el ceño.

—Bah. ¿Es un complot femenino o qué?

Ella lo observó con displicencia. Cuando él buscó mi mirada en busca de ayuda, solo atiné a bajar la vista con timidez.

—Bien. Me voy —añadió Luis—. Pero estaré cerca. No crean que se han librado de , ¿eh? —señaló sin quitarme la vista de encima.

Por primera vez, en lo que iba de la tarde, no intenté evitarle la mirada. ¿Qué me estaba ocurriendo?


✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿


Esa tarde hubo muchas risas y charlas con Ada. Había tanto de qué hablar; pero, a la hora de la hora, no reparé en darle muchos detalles al contarle lo que actualmente me estaba ocurriendo.

—¡Dios bendito! Y con lo modosito que parecía César cuando estaba conquistándote, tanto que yo te aconsejé que le hicieras caso porque estabas indecisa. ¡Cómo me arrepiento de haberlo hecho! —manifestó con pesar, mientras tomaba su té en una taza de porcelana china.

—Sí. ¡Dímelo a mí! Que llevo meses tratando de lidiar con esta situación... Ahora me quiere dejar sin nada —dije tratando de contener las lágrimas.

—¡Qué desgraciado!

Le eché tres cucharas de azúcar a la taza de café que tenía en frente de mí. Luego lo moví con la cuchara. Le di un sorbo lento a la bebida. Sabía amargo y dulce a la vez. Quizá esto podría interpretarse como una analogía. Debía buscar algo dulce que contrarrestara los acontecimientos amargos que estaban ocurriendo en mi vida...

—¿Y qué piensas hacer con todo esto? —expresó Ada quitándome de mi ensimismamiento.

—Bueno, hablé con mi abogada y va a preparar mi defensa para la audiencia judicial que está próxima. Lo peor es pensar que entregué tantos años, tantas ilusiones, tantas esperanzas en algo que ahora no es nada. ¿Qué voy a hacer a partir de ahora, Ada? Sabes.... ahora mismo... me encuentro en el limbo —dije devastada.

Pude sentir que algo húmedo caía por mi mejilla. Cogí la servilleta que estaba al lado de la taza de café para enjuagar mis lágrimas.

—Disculpa —agregué.

Decídete, Margarita [Saga Margarita 1] ✓ - [GRATIS]Where stories live. Discover now