Juicio

1.9K 142 37
                                    

Aunque no era muy cercana a la religión o a la creencia de Dios, siempre me parecieron interesantes las metáforas y ejemplos que quedaban representados en algunos libros religiosos. En especial aquella en el que nadie debía lanzar la primera piedra a no ser que estuviesen libres de pecado. Honestamente, no recuerdo ni quien ni como, o siquiera el contexto de ese ejemplo, pero eso no evitaba que su uso en la vida real fuese completamente aplicable a mi caso.

¿Quién era capaz de juzgarme por haber correspondido a Natalie en un ataque de pasión enfermiza? ¿Quién jamás se ha sentido tentada a caer en las garras de una preciosa mujer que, aún a sabiendas de que es peligroso, genera una fuerte atracción sobre nosotras? Así somos los humanos, así somos todos, y el que diga que no, está mintiendo pues hasta la persona más tímida y reservada puede llegar a sentirse halagada e incluso deseada cuando una chica se insinúa con ella, en mayor o menor medida, desde luego.

Lo que quiero decir es que, a día de hoy, es tan fácil juzgar que ya nadie parece intentar mirarse a sí mismo. Reprochamos las acciones de los demás cuando muchas veces sentimos y deseamos aquello que aborrecemos. La moral de hoy en día es tan ambigua que cuando alguien más hace algo extraño está mal, pero si lo hace uno mismo fue "un pequeño error".

Todos hemos caído alguna vez en una actitud de indiferencia ante situaciones que podrían dañarnos y que pueden resultar, como se diría coloquialmente, "tóxicas". Nos gusta hasta cierto punto el drama, la emoción, las cosas complicadas, excitantes, aunque el grado depende en cada persona.

Quizá con todo esto solo estoy tratando de justificarme a cualquier costo. Sin embargo, si hay por lo menos un poco de verdad en mis palabras entonces podré sentir que no cometí el error más grande de toda mi existencia.

Tan sólo pido que se me comprenda, que noten que fui débil así como todos lo hemos sido, que se pongan en mi situación y analicen mi contexto.

Así que, ¿quién va a lanzar la primera piedra en mi contra por haber cedido al impulso de besar a Natalie?

                           •●•●•●•

—Vaya que es inoportuno —sentí sus palabras en mis labios mientras estos se separaban lentamente

Seguía ligeramente aturdida y excitada por lo que acababa de pasar, pero lo suficientemente consciente como para saber que debíamos aparentar calma en el momento. Ya tendría las dos horas restantes de camino para reflexionar y arrepentirme de todo esto, mientras tanto, teníamos que salir sin que Ethan sospechara algo.

—¿Puedes moverte? —me mira serena, pero con tono inexpresivo.

—Sí, ¿por qué no podría...? —cuando intenté dar un paso las piernas cedieron y si no hubiese sido por ella, hubiese caído al suelo.

—Natalie, ¿todo bien? Llevan ahí dentro cerca de diez minutos —oigo a mi hermano.

—¡Ya salgo, cariño! —dice mi compañera de culpas con un tono de horrible sumisión, pero que no coincidía con su semblante. Sin duda, era increíblemente buena para aparentar—. Vamos, tu hermano va a sospechar —vuelve a decirme sin mucha emoción y completamente quitada de toda pena.

Poco a poco logré levantarme hasta que pude sostenerme por mi misma. Sin embargo, a medida que iba recobrando mis sentidos, comencé a sentirme terriblemente vacía, estúpida, usada. Había cedido a ella por completo, me dejé engañar por un momento de idiota excitación y ahora ella estaba ahí, parada sin decir o hacer algo, pero con un aire de superioridad que me llenaba de furia.

—Te odio —dije conteniendo las lágrimas tanto como pude.

—Creo que yo también me odio, Jordan —entonces fue hasta la puerta, colocó su mano en la puerta y dijo: —. Esto siempre fue complicado, y lo seguirá siendo. Entre más rápido lo aceptes, mejor.

La elección de amarte | LESBIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora