22.1 • Sobre volver.

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Savka

Recibo una llamada de un número desconocido, cosa que es extraña, pues casi nunca me pasa.

Al contestar, es la voz de un hombre la que se escucha inmediatamente.

—¿Savka?

¿Quién es?

—Abel.

—¿Abel? ¿El hermano de Arthur? —pregunto.

—Sí, el mismo —mi corazón se acelera. Quiero verlo, pero no estoy preparada. Aún no sé como verlo a los ojos.

—No te escuchas como tal, cuando te conocí sonabas más alegre.

—Sí, bueno... las circunstancias no me permiten ser el mismo Abel de siempre.

Me preocupo inmediatamente con su respuesta.

¿Qué ha pasado? suspira pesadamente y tarda unos segundos en responder.

Savka... nuestro padre murió hace una semana quiero responder, pero no me deja hablar. No sé qué es lo que ha pasado entre tú y Arthur, no sé porqué no has estado aquí. Pero él te necesita. Necesita a alguien aparte de mí, o mamá... Necesita a su novia, y debes venir lo antes posible, por favor.

Si... si, ahora mismo voy. Gracias, Abel.

No dice nada, sólo cuelga.

Comienzo a llorar. He sido malditamente egoísta. Me he sumido en mi dolor sin darme cuenta de que por una semana mi novio ha estado hundiéndose en el dolor también. He perdido dos semanas de contacto con él, sólo por un capricho.

Salgo rápidamente de la casa y agarro un taxi. En menos de diez minutos llego.

Cuando toco la puerta, me abre la madre de Arthur.

Hola, soy Savka, soy una amiga de Arthur. Me he enterado de lo que pasó y sólo he querido pasar a dar mis condolencias ella me dedica una sonrisa triste ¿podría pasar a verlo?

Ve, si es que quiere recibirte. Ojalá tengas suerte. Es la puerta de allá.

Voy hacia donde señaló, y entro sin tocar la puerta. Pensé que me encontraría con una habitación desordenada, un desastre total. Pero lo que veo desordenado es un gran escritorio en una esquina, y el cabello de Arthur, que seguro ni ánimos de peinarlo ha tenido.

Me acerco lentamente a él, tiene los audífonos puestos, está dibujando algo. Paso mi mano por su cabello, aplacando un poco el alboroto. Él se sobresalta un poco, se quita un audífono y voltea hacia mí.

No sé qué es lo que quiere decirme con su mirada, lo único que siento son unas ganas inmensas de llorar.

Hola.

Hola, Arthur le doy una sonrisa ladeada que él me devuelve sin ganas. Vuelve su atención al dibujo, pero se quita ambos audífonos.

¿Cómo te has enterado?

Abel sonríe sin ganas de nuevo.

Que buen hermano tengo. ¿Cómo estás, Savka? pregunta sin observarme.

No lo sé me sincero, ahorita siento muchas cosas. Lo principal es preocupación. ¿Cómo estás tú?

Como la mierda se encoge de hombros. Son contadas con una mano las veces que lo escuché decir una mala palabra.

Me tomo el atrevimiento de quitarle el lápiz y el sketchbook de sus manos, y los coloco en el escritorio. Tomo su mano y hago que se ponga de pie. Se deja llevar por mí hasta su cama, y hago que se siente allí. Me siento frente a él y tomo su rostro entre mis manos.

Sé muy bien que hice mal al no permitirte que estuvieras conmigo en esos días. Sé que ya han pasado casi dos semanas. Y puedes molestarte conmigo luego, pero por favor, déjame estar contigo ahorita. Déjame compensarte mi error.

Él sólo baja la mirada y lágrimas silenciosas comienzan a brotar.

Mi corazón se rompe un poco cuando comienza a desahogarse, y simplemente lo abrazo. Me subo hasta su regazo y lo abrazo intentando hacerle llegar todo el amor que siento por él mientras lo escucho.

El arte que encuentro al mirarte.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ