01 • Sobre Abel y la confianza.

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Arthur, 2:05 pm.
"¿Podríamos vernos otro día?"

Savka, 2:10 pm.
"Tendría que pensarlo. Dame tiempo, apenas y han pasado unos tres días.😂"

Esos fueron los últimos mensajes que intercambiamos ayer. Decidí no presionar más, aunque muero de ganas de conocerla. A pesar de que no conversamos tanto aquél día en la cafetería, le pedí su número porque la curiosidad pudo más conmigo y quedé con ganas de verla de nuevo. Algo me dice que debería conocerla más.

—¿Otra conquista, hermanito? —pregunta mi hermano al verme leer los mensajes de mi teléfono.

—Ya sabes que conquistas tienes tú, no yo, Abel —pongo los ojos en blanco.

—Cierto —hace una pausa y asiente—, pero, es una chica, ¿o no?

—Pues... sí. ¿Para qué lo niego?

—Ajá —alarga la última "a" y me codea mientras sube y baja las cejas, cosa que me hace reír—, ¿quién es?

—Se llama Savka —decido mostrarle la foto de perfil que tiene en WhatsApp.

—¡Mierda! ¡Que ojos, Arthur! Y que labios, y pestañas... Dios. Es realmente hermosa, que partidazo te sacaste. ¿No tendrá una hermana?

—No lo sé —niego divertido—, la conocí hace menos de una semana, tropecé con ella y tomamos un café.

—Cuándo no tú, con tus cosas clichosas.

—¿Clichosas?

—De cliché, Arthur. Culturizate. Pero a ver, que no me cambies el tema, ¿qué tal es ella?

—Es agradable. Un poco cerrada, pero creo que con un empujón de confianza podría abrirse más. Quiero conocerla más. Algo me dice que esconde cosas increíbles.

—Ten cuidado, es lo único que te pido.

—Lo sé, Abel.

—Sé que lo sabes, pero por más que lo sepas, te conozco, y sé que lo olvidas. No te dejes llevar tan fácilmente, que muchas veces pensamos que estamos con la persona correcta y luego no es así.

—¿Dónde aprendiste a decir esas cosas?

—Del mejor —me guiña un ojo—, pero ya, en serio. Tú más que nadie sabes que no debes guiarte por las apariencias y que no siempre acertamos al seguir nuestro instinto. Ya sabes que pasó la última vez que confiaste en una mujer. Esa...

—Eh, hasta ahí —lo detengo—. Me queda claro, pero confía en mí esta vez. Cuando la conozcas, sabrás que tengo razón, y que ella tiene un no-sé-qué que te hace querer conocerla apenas la ves. Tal vez son los ojos —bromeo.

—Definitivamente son los ojos.

Ambos reímos y el se queda observandome.

—Confiare en ti. Pero ten cuidado.

El arte que encuentro al mirarte.Where stories live. Discover now