12.2 • Sobre una confesión inesperada.

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Savka.

—Arthur, cuando me preguntaste que quería cambiar de mí, no te di la respuesta porque no sabía que pensarías —él me observa, callado. Sé que quiere que continúe, así que tomo un profundo respiro antes de hablar—. Yo... tengo algunos problemas. Enfermedad. No sé, como quieras llamarlo. Y es una mierda, la verdad... y cambiaría eso, ¿sabes? Porque es muy jodido tener esto, y no poder cambiarlo porque ya está en ti y jamás te dejará en paz.

Toma mi mano y su mirada se centra en mis ojos. No sé que es lo que trata de comunicarme, el corazón me va a mil por hora. Aunque, por primera vez, no es lástima o pena lo que veo en él, a diferencia de otras personas a las que le cuento.

—¿Hay alguna manera de ayudarte? de... ¿reducir la intensidad de tu enfermedad?

—No sé. Hay terapias, alternativas que se pueden tomar sin incluir medicamentos. Aunque ellos son esenciales, al menos para mí.

》Arthur, llevo al menos nueve años con esto. Sinceramente, mis esperanzas están perdidas. No sé como es que aún hay personas que siguen luchando por mí, a veces sólo soy una carga. ¿Recuerdas que me preguntaste si trabajo o no? —asiente— Pues, no lo hago. La ansiedad no me lo permite.

—Ansiedad, ¿es lo que tienes?

—Sí, junto a la depresión —alza sus cejas porque estoy segura de que no se lo esperaba—. Sé que no te esperabas esto, y es normal. Que tenga eso no significa que siempre va a estar presente, Arth. Un día puedo estar bien, y al otro no. Y si esto te impresiona, no sé como vayas a reaccionar al sinfín de cosas que me ha causado tener ambas enfermedades, y lo que he hecho al respecto. Porque sin duda, esto es sólo una cuarta parte, aún no sabes nada.

El arte que encuentro al mirarte.Where stories live. Discover now