Capítulo 18: Reglas para evitar el caos

Start from the beginning
                                    

Hannah abrió los ojos tanto como pudo.

—Creo que soy bisexual —retomé—. Y por lo que más quieras, no le digas a nadie —le supliqué. Era la primera vez que me mostraba así de estresado frente a ella.

Esperé que me juzgara o me golpeara en la cabeza, en cambio, Hannah puso una mano en mi espalda.

—Te has superado —replicó con estupor—, ¿cómo lo supiste?

—No lo sé —bufé—, quizá siempre tuve una corazonada, pero no quería admitirlo.

—Con razón también se te fueron los ojos con los tipos de la heladería —bromeó.

La miré con indignación y después sonreí.

—Pienso que es interesante —continuó—, te abres un mundo de posibilidades y ahora podré pedirte un trío. —Soltó una risita.

—Algo más lento. —Puse una mano en su cabeza y le revolví los cabellos—. Déjame digerirlo, por favor.

—¿La historia es la misma solo que con un tipo? —interrogó mientras me clavó su mirada, esperando el relato completo.

Decirle sobre Joshua no solo complicaría las cosas para mí. Por lo que lo medité unos segundos.

—Dime —insistió—, de mí no saldrá nada, lo juro. —Su tono fue dulce, uno que me hizo recordar porque pude vencer mis paranoias y empezar a integrarme en su grupo.

—Verás... —Tragué saliva—. ¿Recuerdas la plática que tuvimos en la enfermería?

Ella asintió.

Busqué en mi mente las palabras adecuadas para decirlo. Hannah, aunque impaciente, no hizo más presión sobre mí, solo me dedicó una media sonrisa. Ambos nos encontrábamos tan absortos esperando a que yo hablara, que no nos dimos cuenta de la visita de un tercero; no hasta que él nos gritó:

—¡Miller y Davis!, ¡está prohibido fumar dentro de las instalaciones de la escuela!

Era la voz de Joshua.

De todos los profesores que nos pudieron atrapar fumando, tuvo que ser Joshua Beckett

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

De todos los profesores que nos pudieron atrapar fumando, tuvo que ser Joshua Beckett. Lo más horrible fue que escuché de unos amigos que, cuando el profesor los pilló fumando, él les pidió un cigarro. No, eso no era lo peor, lo terrible de todo era que yo había fumado con él después de tener sexo.

En lugar de llevarnos a la oficina de su padre, nos hizo pasar al cubículo, dejando que ocupáramos el sillón que tenía frente a su escritorio. De no ser por la caja de cereal de chocolate con mini malvaviscos en una de las repisas, juraría que se veía más profesional, que casi me sentía en la oficina de una figura de autoridad y no en la de alguien con quien pasé dos noches.

—Se saltan una clase y fuman en las instalaciones de la institución —habló él—, ¿saben lo que amerita esto?

—¿Hay alguna forma de negociar la suspensión? —suplicó Hannah. La sacarían del equipo de animadoras si tenía un reporte de ese nivel—. Por favor, ¿servicio social o algo?

El retrato de un joven lúcido | ✅ |Where stories live. Discover now