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Capítulo 35 - Mi luz

Llevo dos días sin hablar con Annie, esquivándola por todos los lados hasta el día de ayer que vino a buscarme al trabajo. Estuvimos todo el camino sin hablar y cuando le preguntaba por qué cuchichea con Peter no me respondía o simplemente me decía que no podía decirme nada. ¿Me está tomando por idiota o qué? Pero al final se terminó enfadado ella.

—¡Comprendo si malpiensas pero creeme cuando te digo que no tengo nada con él! —dice exasperada. 

—¡Entonces dime la verdad! 

—¡No puedo!

—Entonces no le veo sentido seguir con esto.

Puedo percibir dolor en sus ojos. Ella traga saliva con dificultad mordiéndose el interior de su mejilla. 

—Creo que te he demostrado que estoy contigo, te he demostrado lo que siento por ti pero es cierto, sin confianza esto no va a ninguna parte. Después no vengas a buscarme porque no querré nada. 

Esas palabras han hecho eco en mi cerebro. Hoy hace tres meses desde que decidimos intentar algo. Tres meses… Parece que haya pasado más tiempo. Ha sido todo tan intenso con ella, tan… Joder, la echo de menos. 

—Hey —Callum entra en mi habitación sacándome de mis pensamientos —. ¿Vas a venir a la fiesta?

—No creo.

—¡Oh, vamos! Es mi fiesta. Tienes que ir.

—No estoy de humor para ir a ninguna fiesta, ¿vale?

—Sé lo mucho que Annie te importa pero si no es ella será otra. ¿Tú sabes si hay chicas en el instituto? 

—Me voy a trabajar —digo ignorando su comentario y salgo por su lado. 

Cuando salgo de mi casa me fijo en la puerta de casa de las Evans. ¿Estará Annie ahí dentro? ¿Estará con ella Peter? ¿Estará ayudándola con los deberes o haciéndole fotos como yo solía hacer? Maldita sea, de solo pensarlo me entran ganas de partirle la cara. Y mi cámara… no queda nada de ella desde el incendio. Necesito reunir dinero para comprarme una cuanto antes. 

A media tarde, cuando le estoy poniendo palomitas a una pareja visualizo a Peter con una niña pequeña comprando entradas para ver Frozen. Una parte de mi respira tranquilo porque sé que está aquí en el cine y no con ella. Dos horas más tarde veo como la niña entra en los baños y él se queda esperando por ella. Mientras lo hace, juega con su móvil tecleando en él. Entonces no dudo en hacerlo. 

—Peter, ¿Si te hago una pregunta me dirás la verdad?

—Claro.

—¿Qué te traes con Annie?

—Yo no me traigo nada con ella. Lo que tú ves son paranoyas —sonríe de forma vacilante. 

—¿A sí? ¿Son paranoyas mías que hayáis quedado?

—No, pero lo que ves más allá, sí.

—Dime la verdad, sé honesto. ¿Te gusta Annie?

—Sí, me gusta —abro los ojos porque no me esperaba esa respuesta —. Pero no tengo nada que hacer, ella a quien prefiere es a ti y si sigues con esa actitud de gilipollas, la vas a perder. 

Voy a decir algo pero la niña sale llevándose toda la atención de Peter. 

—¿Ya estás princesa? —La niña asiente con timidez —Vamos. 

Peter coge a la niña de la mano y se va, se va dejándome con un mal sabor de boca. ¿Será verdad que no pasa nada entre ellos? Pero entonces… ¿Por qué Annie no me ha querido contar el por qué han quedado?