Capítulo 28 - Llévame al cielo

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CALEB SPROUSE

Observo a Annie a través del espejo de su habitación mientras se maquilla los labios dándole el retoque final a su maquillaje. Lleva un vestido largo de color blanco algo transparente con escote dejando ver su clavícula y hombros de su tía. No puede estar más guapa.

—¿Por qué me miras tanto? —dice pasándose el dedo índice por el labio para extendir bien el producto. 

—Porque estás preciosa —digo, ella sonríe tímidamente, me acerco hasta ella, me pongo a su lado y nos hacemos una foto con mi cámara a través del espejo.

—Tú también te ves muy guapo con ese esmoquin —sonríe mirándome.

—Créeme, lo sé —digo mirándome en el espejo y ella suelta una carcajada que es como música para mis oídos. 

—No sé cómo has logrado convencerme para hacer esto a la una de la madrugada teniendo clase mañana —niega con la cabeza sonriendo. 

—Pero, ¿a qué ni te acuerdas de la lluvia? —digo, pongo la cámara en mi rostro y le hago una foto de ella sonriendo mostrando los dientes —. Ven, sígueme.

Salgo de la habitación poniéndome en el ancho pasillo donde está el baño y las habitaciones. 

—Ahora quiero que camines como si estuvieses desfilando, haz poses, sonríe, sedúceme con la mirada.

—Yo no sé hacer eso —ríe.

—Por supuesto que sabes hacerlo, vamos.

Me alejo a unos pasos de ella y mientras camina y hace poses le voy haciendo fotos de todos los ángulos posibles e incluso me llego a poner de rodillas para sacarla toda entera. Hace caras, poses raras, saca la lengua, se revuelve el pelo… Sinceramente estoy disfrutando como un niño y por más defectos que le busque, no le encuentro ninguno. Annie es preciosa en todos los sentidos.

—Oye, ahora te toca a ti, ¿no?

—Sí pero espera un segundo. 

Annie frunce el ceño y me dirijo hacia las escaleras bajandolas rápidamente. 

—Ahora quiero que bajes las escaleras de una forma lenta pero con actitud, como si estuvieses en un desfile de modas y tuvieras que bajar unas escaleras.

—Está bien.

Annie va bajando por las escaleras mientras le indico algunos movimientos que tiene que hacer pero realmente no le digo mucho porque hace unas miradas y unas poses que las fotos salen a la perfección. En la última foto, pongo el zoom casi a tope y saco una foto de su rostro y le pongo el flash para que resalten sus ojos azules. 

—¡Wow! Esta foto es perfecta —digo recalcando la última palabra.

—Quiero verla.

Annie se pone a mi lado y le enseño la foto que le he hecho de su rostro. La miro y percibo de que le gusta por la forma en la que mira la foto.

—Está muy chula, sí.

—¿Muy chula? ¿Realmente solo dices eso? Es una pasada de foto Annie.

Annie suelta una carcajada y asiente dándome la razón.

—Ahora es mi turno, dame la cámara y posa para mí —bromea y suelta una carcajada.

Le dejo su cámara no sin antes insistirle en que se la tiene que colgar al cuello y que tenga cuidado con ella. Annie me indica que suba a mitad escaleras más o menos y que haga poses de todo tipo aunque, realmente, no me aconseja mucho porque cada movimiento que hago creo que le gusta. Me dirijo a la cocina, abro uno de los armarios, cojo una taza, me la llevo a los labios como si estuviese bebiendo café y justo antes de que haga click le guiño un ojo. 

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