Capítulo 38.

153 17 3
                                    

Destiny.

Las ruedas del auto de Austin rechinan cuando da un freno en seco. Con rapidez me deshago del broche del cinturón de seguridad y salgo corriendo hasta el gentío frente a un gran almacén. Recorro con desespero el tramo que me aleja del lugar, cuando llego una cinta amarilla que obstruye mi paso miro todo a mi alrededor; hay ambulancias, autos de policías, manchas de sangres y muchos heridos; unos vivos y otros… muertos.

Nos han retenido tanto tiempo en la comisaria por el papeleo que hemos llegado tarde.

—¡Destiny, espera!

Ignoro el llamado de Austin y rebaso la cinta amarilla. Debo cubrirme el rostro cuando entro al almacén y me encuentro con varios cuerpos tendidos en el suelo, unos siendo cubiertos por mantas blancas y otros a la vista. Esto es como de película; una completa masacre.

Siento como alguien me toma del brazo y me empuja fuera del lugar. No reacciono hasta que sacude mi cuerpo y toma mi rostro para mirarle.

—Destiny, mírame.

Cuando lo hago me rompo a llorar. Comienzo a pensar en que no he llegado a tiempo, en que no he podido salvarlo, ni tan siquiera ayudarle. Comienzo a pensar en que pude haber luchado más esta mañana, pude haberlo detenido en la cama, haberlo obligado a quedarse. Pero por más que piense en todo lo que pude haber hecho para evitar que llegara hasta acá; hay una voz en mi cabeza que me dice que de igual manera no lo hubiera evitado.

Sin importar qué Henry lo hubiera hecho, hubiera encontrado la manera de llegar hasta aquí.

—Él puede ser uno de esos cuerpos —murmuro.

—Todo estará bien.

—¡No, no lo puede estar si uno de esos cuerpos es él!

Llamo la atención de todas las personas heridas, los oficiales y paramédicos. Porque grito tanto hasta que siento mi garganta desgarrarse. Me duele el alma, siento como se rompe mi corazón, no puedo dejarlo ir, no puedo hacerme a la idea de verlo muerto.

—¡Destiny!

Me mareo un poco, Austin me sostiene de los hombros, me ayuda a mantenerme en pie.

—Esta es un área restringida, les pediremos salir de la escena. —Unos oficiales se acercan a nosotros.

—Lo sentimos, desalojaremos el lugar.

Niego frenéticamente ante lo que me piden.

—Yo no puedo irme, yo… debo encontrar a Henry —me alejo de Austin, retomo el equilibrio y me adentro al interior— ¡Henry!

—¡No puedes entrar, entiéndelo! —me toma por el brazo.

—¡Déjame! —tiro bruscamente de mi brazo, no pienso en otra cosa más que encontrar a Henry, en saber que está bien.

Camino entre los cuerpos en el suelo. Levanto las mantas, jadeo inconsciente ante cada rostro que descubro, y de cierta manera me alivia saber que ninguno de ellos es Henry. Hay más de ocho hombres inertes en el suelo, esto es peor de lo que imaginaba, no solo hay sangre por todo el lugar, sino que también, oficiales heridos.

— ¡Señorita!

Doy de espaldas contra una caja enorme de madera, a cada que avanzo todo se torna peor.

—Debe salir de aquí, esta es una escena de evidencias, no puede estar dentro —escucho lejana la voz del investigador— por favor, acompáñeme.

No distingo entre lo que es real y todo lo que proyecta mi mente, cierro los ojos mientras soy arrastrada hasta el otro lado de la cinta amarilla. Reconozco a Austin cuando me toma entre sus brazos y me abraza contra su pecho. Pero lo demás comienzan a ser ilusiones que me proyecto como una barrera contra todo lo que sucede a mi alrededor.

Hasta el Final #1 ✅Where stories live. Discover now