Capítulo 24.

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—No quiero alarmarte, pero he decidido confiar en ti... puede que Wilson no esté bien.

—¿Te refieres a que ha muerto?

—No lo tengo claro.

Esas han sido las palabras con las que me he despido de Henry hoy. No soy pesimista y pienso que Wilson está vivo, en que él lo está porque debe vengar la muerte de su hermana, en que él logrará ser feliz. No soy pesimista porque sé que si lo soy toda la fuerza y armadura que me he montado encima se irían, dejando a su paso solo escombros de lo que en realidad soy.

Hubo una vez en que me prometí ser fuerte y lo logré, espero y esta vez suceda lo mismo.

Salgo del ascensor y camino a paso apresurado hasta la oficina de Lorraine, en el camino saludo a mis compañeros de trabajo. Escucho sobre el trabajador nuevo, pero lo ignoro y sigo mi camino. Cuando llego me encuentro con una oficina vacía, intento marcar su número, pero me envía a buzón. Por lo cual, siendo Austin su vecino de oficina, regreso unos cuantos metros y toco dos veces su puerta.

—Adelante.

Empujo la puerta y entro.

Austin achina su mirada ante su laptop y frunce el ceño. No parece complacido con lo que sea que hace. Rio por lo bajo porque su gesto es gracioso. Él, al escucharme, levanta la mirada y sonríe. Una sonrisa muy amplia, casi como las de Lorraine.

—Es bueno verte por aquí —saluda y con un movimiento de manos me invita a sentarme.

—Hola a ti también —contesto.

Sonríe una vez más y regresa a su trabajo. Cuando digo que Austin debería ser pareja de Lorraine lo digo en serio, los dos calzan a la perfección; él es atractivo, gentil y muy caballeroso, no es prejuicioso y adora a mi amiga tal y como es. Los dos hacen relucir cualquier lugar con sus presencias. Aun así, sé que no puedo exigirle a ninguno de los dos a enamorarse del otro. No soy cupido, no tengo poder sobre ello. Y lo respeto.

—Si me sigues mirando así creeré que te gusto y tendré un terrible no para rechazarte —bromea.

Niego, divertida.

—Es una lástima, Austin. Porque en realidad me gustas demasiado —le sigo el juego.

Los dos reímos, cuando acabamos procedo a hacer lo que se supone haría desde un principio.

—¿Has visto a Lorraine?

Es tan tierna la manera en que se ilumina su mirada.

—La escuché decir algo sobre su hermano, como que estaba nuevamente en problemas. Luego salió maldiciendo sobre su mal día o algo así. No me dejó llevarla, por lo cual supongo que llevaba un muy mal genio.

Se encoge de hombros.

—¿Sabes si volverá? —inquiero.

—No lo sé, hasta dudo que haya registrado su salida; iba echando humos.

Suspiro hondo. Espero que tanto Phil como ella estén bien, y que si necesita ayuda recurra a mí, así como yo pensaba recurrir hoy a ella.

—¿Todo bien, Des?

Me doy cuenta que miro a un punto indefinido en el suelo, por lo cual levanto la mirada hasta Austin. Quizá y él pueda ayudarme, después de todo es una persona de confianza.

—¿Eres bueno como doctor corazón? —él ríe, pero asiente positivamente a mi pregunta— Necesito ayuda, Austin.

Centro mi mirada en él. En su cabello castaño, sus ojos azules, demasiado claros y las sonrisa que mantiene intacta en su rostro. Tiene un perfil marcado, pero no es magníficamente atractivo. Sus hombros son anchos y su nariz parece tener una curva por alguna fractura o golpe, hay manchitas de sol en su piel bronceada y sus labios son gruesos.

Hasta el Final #1 ✅Where stories live. Discover now