Capítulo 37.

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Henry.

—¿Estás seguro de hacerlo?

Ignoro la pregunta de Paul y me enfoco en las armas que dejo sobre la mesa. Intento no pensar a toda costa en que he dejado a Destiny encerrada en el baño del hotel, porque si lo hago, toda mi fuerza de voluntad se irá al carajo y saldré corriendo hasta ella.

—Henry, te he hecho una jodida pregunta.

Que Paul use un lenguaje fuerte es algo del otro mundo, por lo cual, decido dejar de ignorarlo y responder su pregunta.

—Estoy muy seguro, ¿ok?

Las manos me tiemblan al tomar un arma, y eso deja muy en evidencia mi mentira. Esto dice mucho de mí; mucho del cambio que Destiny ha generado en mí. No me importa que ella me haya hecho cambiar, no. Porque me ha dado una perspectiva de vida en la que me vería viviendo feliz, sin problemas, sin tanto maldito resentimiento. Junto a ello me ha quitado la facilidad de mentir, ya ni tan siquiera puedo ver al rostro de la persona a la que miento.

Comienzo a sentirme sucio, como un fracasado de tan solo pensarlo.

—Deja que yo lo haga —dice.

Dejo el arma el cargador sobre la mesa. Me recargo en la pared y miro como Paul de manera ágil encaja la carga dentro del arma.

—Deberías dormir un poco.

—Estoy bien de esta manera, me siento muy preparado para hacerlo —contesto.

Además, no creo que pueda dormir tranquilo con tantas cosas en mi cabeza. Me despejo un poco tomando el celular de mi bolsillo, pero al mirar la pantalla me encuentro con la decena de llamadas perdidas de Destiny, eso me hace sentir peor.

—¿Hay algo de beber en esta tu casa?

Paul niega a mi pregunta.

—A… —traga saliva y deja el arma cargada sobre la mesa— no le gustaba que trajera alcohol a la casa, aun respeto esa decisión.

—Paul, ¿por qué nos condenamos de esta manera?

Sonríe con melancolía, y al darme la espalda sé que está limpiándose las lágrimas que le cubre el rostro. Es ser falso decir que el vivir de este lado del mundo es algo lleno de felicidad y riquezas; Paul es la viva imagen de lo que se gana en realidad cuando la ambición va más allá de nuestras necesidades.

No lo juzgo, nunca lo he hecho. Entiendo que es un hombre que ahora aprende de sus errores. Pero él, al igual que yo, nos condenamos de diferentes maneras. Y sé que soy testarudo, porque, aunque Destiny me haya hecho entrar en razón varias veces, no soy capaz de dejar esa condena atrás y ser feliz.

Tan solo espero que Paul conozca a una mujer que lo saque de su condena cuanto antes.

—Te juro que si mueres yo mismo me encargaré de darte en trocitos a los leones —bromea.

Me acero a él y lo abrazo. Pienso en que, para hacer esto debo estar consciente que doy pasos largos en un camino corto hacia la muerte. Debo aceptar que hay altas posibilidades de dejar mi último aliento en el intento.

—Si sucede algo…

—No sucederá, Henry.

Lo interrumpo.

—Si muero, Paul. Si Barry Sullivan me mata primero, prométeme que a Destiny nunca en su vida le harán daño; ningún hombre, persona o cosa tendrá la posibilidad de hacerle sufrir.

Porque si muero, sé que la haré sufrir más de lo que puedo imaginar. Y es algo muy egoísta de mi parte, y me comienzo a odiar por ello.

—Lo prometo —concluye.

Hasta el Final #1 ✅Where stories live. Discover now