Capítulo 12.

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Destiny.

Me convencí de ir por Henry Lawrence, llegué a CloudHigh a la hora adecuada, me escondí al verlo llegar y me resigné al esperar una hora y no verlo salir. Entre mis planes no estaba el encontrarlo a las afueras de este raro pero lujoso lugar, y mucho menos terminar mintiéndole y viendo cómo se aleja en su auto.

Suspiro pesadamente. Fallo en todo lo que me propongo. Soy un asco en todo esto. Es como si el tiempo no se cansara de mostrarme una y otra vez que está en mí esto del fallar, y me lo mostrara de frente cada vez que le diera la gana. Sé que este momento no se liga en nada a lo sucedido hace un tiempo, pero es que, lo peor de todo, es que me siento como si volviera en el tiempo, y me encontrara derrotada en la misma calle de hace años, con el rostro empapado en llanto y con mi mirada puesta en el auto de aquel bastardo.

Niego con la cabeza varias veces, y es cuestión de segundos para regresar a la realidad y alejar los tormentos. Estoy aquí por mí, porque así lo decidí, y no voy a dejar que Henry Lawrence o los jodidos recuerdos me detengan.

Doy media vuelta hacia la entrada del lugar, dispuesta a interrogar a todo aquel que tenga idea de qué hacía Henry aquí, pero justamente al dar la vuelta choco contra alguien, pierdo por un momento mi equilibrio, y cuando logro recuperarlo me dispongo a dar una disculpa.

Pero claro, el asombro me lo llevo yo al dar con una mujer.

Con la mismísima Alexandra Taboa.

—Perd... ona —mi garganta se cierra.

Me siento como un pequeño aprendiendo a hablar.

—Oh, niña —alisa su costoso vestido, y dos hombres detrás de ella se interponen en nuestro camino— Blair, Mason, no estorben.

En estos momentos he de parecer un ente fantasmal; siento que toda mi sangre se ha helado y mi garganta ha llenado de nudos pequeños que apenas me permiten respirar. Sé que no debo sentirme así de reprimida ante los famosos, llevo tiempo lidiando con ello y ya se me da bien, pero es que, la belleza de esta mujer es deslumbrante, es imposible que pase desapercibida en algún lugar, y tenerla así de cerca reprime todo intento de conexión, porque sinceramente su belleza es descomunal, de otro planeta.

Ahora entiendo por qué Henry se ligó con ella, lo que no entiendo es por qué la dejó.

—Lo siento mucho —se disculpa— a veces mis pies olvidan como llevar tacones y me despisto.

Su mirada clara recae en mí, sus ojos son del color de la miel.

—No hay problema, ha sido mi culpa —recupero mi voz—. Lo siento.

Hay un momento en el que su vista no se aparta de mí. Un escalofrió gélido recorre mi medula espinal, pero lo disimulo, el que Alexandra Taboa me mire de esa manera me llena de ansias. Porque me mira de una manera en la que podría jurar sabe de todos mis secretos, y eso me aterra.

—¿Te conozco de algún lugar? —cuestiona.

—Yo lo dudo... nunca he ...

Chasquea sus dedos de manicura perfecta en el aire.

—En la revista Height, eres la chica que fotografiaron con Lawrence —afirma.

Ya va casi un mes desde ese incidente, creí nunca volver a escuchar un comentario respecto a ello. Pero heme aquí, una modelo muy reconocida me ha identificado.

—Ha sido un mal entendido, él y yo no... —soy interrumpida.

—Tranquila, niña. ¿Te parece si hablamos?

Los dos guardaespaldas parecen tan asombrados como yo. Lo último que quiero es armar un escándalo con una celebridad por verme "involucrada" con Henry Lawrence.

Hasta el Final #1 ✅Where stories live. Discover now