Capítulo 3.

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—¿Qué tal todo?

Cierro con rapidez mi laptop.

—¿Porno?

Lore entra por completo a mi oficina, quitando las cajas a su paso. Llevo aproximadamente un mes viviendo sola y no logro ordenar todas mis cosas en mi apartamento. Ya hasta he llegado a perder la incomodidad por las cajas que se encuentran aquí, las he convertido en mi aliada para evitar ir a almorzar con mis compañeros de revista.

—Yo no hago eso, lo del porno, no va conmigo —le contesto.

—Entonces debes estar buscando novio como para cerrar así de rápido tu laptop. —se sienta, cruza sus piernas y deja sus manos sobre su regazo, lista para una respuesta— Dime, cariño. No pienso juzgarte si haces cualquiera de las dos cosas.

Muerdo mi labio inferior, porque ni el porno ni los novios son cosas que haría. Mucho menos en mi área laboral, cuando estoy hasta la cabeza de trabajo. Pero no es como si quisiera decirle a Lore que estaba viendo una sesión de fotos que Henry Lawrence se tomó, publicitando a la reconocida línea de ropa interior Calvin Klein.

—Trabajo —contesto.

Lorraine ríe, reacomodando su perfecto cabello rubio tras su espalda.

—Haré como que te creo, ¿sí? —dice— Ahora háblame sobre Lawrence y la noche de ayer.

Ruedo los ojos, la cabeza me duele de tan solo recordarlo. La noche de ayer fue una de las peores noches en el mundo del periodismo. Puedo sentirlo, la humillación por encima de mi piel y las cuencas de los ojos ardiéndome de enojo. Después del evento perdí de vista a Henry, intenté buscarlo entre todos los invitados, pero el muy desgraciado parecía haberse esfumado, hasta creo que lloré en las afueras del hotel por haberlo perdido de vista, lo que me trae a hoy, a mi búsqueda implacable sobre su persona y una no tan retorcida venganza en mi mente.

Lo de las fotos, algo difícil de explicar.

—Se esfumó —suspiro.

—¿Ya le tienes rastro?

—Algo así, hay un juego hoy, eliminatorias.

Lore lo piensa.

—Podemos pedirle a Austin que nos lleve, creo que tiene pase para cubrir el evento.

—O podemos desistir —le digo, sonrío opacando la mirada de disgusto que me lanza mi amiga— ¡Anda, Lore! Ese hombre puede encarcelarme por acoso.

Finjo un escalofrió aterrador.

—Es tu trabajo —responde— además, de verte como una acosadora, no te hubiera pedido ayer que le "espantaras" a sus modelitos.

—Llegué a acosarlo en el momento indicado.

Lore ríe, contagiándome de su entusiasmo y seguridad.

—Debes ir, Des. ¿Me negarás que un juego por la noche del viernes no es algo genial?

Jugueteo con el lapicero entre mis dedos, hundiéndome en mis pensamientos. Recuerdo por un instante a papá, a su amor por el béisbol y cómo, cada fin de semana, se sentaba frente al televisor a hablar conmigo sobre cada jugador. Sentirme tan lejos de casa me hace añorar ciertas cosas que en su momento no me importaron, como querer ver un partido y emocionarme por cada jugada. Lorraine no mentía, seria genial distraerse por unas horas de todo este cambio tan trágico que traía incluida mi vida como adulta, y de paso, hacer mi trabajo.

—¿Por qué te aferras a esto, Lore? —le cuestiono.

Lore sonríe, de esas sonrisas que iluminarían cualquier lugar.

Hasta el Final #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora