62: ¿Por qué?

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Los cólicos empezaron después de las tres, pero estaban mezclados con dolores de todas clases, no tenía razón para darles el foco de su atención, hasta que llegó la siguiente hora, y una fuerte contracción la hizo gemir entre sollozos

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Los cólicos empezaron después de las tres, pero estaban mezclados con dolores de todas clases, no tenía razón para darles el foco de su atención, hasta que llegó la siguiente hora, y una fuerte contracción la hizo gemir entre sollozos. Se abrazó, cruzando sus brazos sobre su abdomen. No entendía porqué seguía viva. No entendía porqué no podía desintegrarse como su alma. Yacía en su cama desde que se desplomó sobre ella. Nunca se le ocurrió levantarse, pero, aunque quisiera, probablemente no lograría mantenerse de pie por más de un segundo. Jamás podría describir con palabras lo que sentía por dentro, en su pecho.

Se estaba dejando morir luego de haber corrido por la acera. No podía ser consciente de que había luchado, de que su organismo se activó para mantenerse con vida, para sobrevivir. Fabricó energía y llegó hasta su cama, pero ahora se estaba dejando morir. No quería vivir si eso significaba vivir sin la libertad de su alma. No quería vivir si eso significaba vivir para enfrentarse a la realidad. Especialmente no quería vivir si eso significaba luchar.

Estaba cansada de luchar.

Sintió un líquido entre sus piernas. Era sangre.

Se horrorizó mientras los cólicos aumentaban a un nivel por encima del dolor de su cuerpo. Estaba sangrando. No era una hemorragia severa, pero era mayor a la menstruación. Se abrazó con la poca fuerza que tenía, gimiendo desesperadamente por el dolor, por el horror de ver su sangre en medio de la situación. No cumplía con su palabra. Gritó entre dientes al sentarse, pisó el suelo con sus sandalias, y, con grandes dificultades para respirar, logró ponerse de pie. Arrastró sus pies como una enferma, sus manos le fallaron cuando quiso abrir la puerta, pero al final lo logró. Atravesó la sala, sosteniéndose de los muebles con los que se encontraba en el camino, casi pierde en medio del trayecto, pero consiguió mantenerse de pie.

Abrió la puerta de la recámara.

—Papi —gimió.

Jake despertó, sobresaltándose. Estaba solo. Encendió una lámpara, y su corazón comenzó a latir a toda máquina al verla arrodillada mientras lloraba desconsoladamente. Algunos se bloquean, otros buscan mantener a la florecita de sus vidas precisamente con vida.

—¡Emma! —saltó fuera de la cama de forma inmediata.

La agarró, vio la sangre.

No pudo imaginar nada, ni siquiera menstruación. En ese momento se olvidó de todo, hasta de su nombre, lo único que sabía era que la vida de su niña estaba en peligro. La cargó entre sus brazos como a una bebita, tomó su celular, y se fue corriendo con los pies descalzos. Subió al ascensor y presionó el botón de la cochera. Mientras bajaban, la miró. Emma tenía los ojos entrecerrados, apenas estaba consciente, su cara estaba hinchada, especialmente en el lado derecho.

—¿Qué te han hecho? —Jake susurró con los ojos lacrimosos.

Ahora sabía otra cosa. Alguien le había hecho eso, y ese alguien debía morir.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora