El Novio De Emma© #2

46: Enfermo

Emma presionó el timbre de la lujosa casa de siete pisos ubicada donde la Quinta Avenida bordea al Central Park. Acercó su rostro a la cámara y otra vez presionó el botón. Esperó cuatro minutos antes de darse por vencida, volteó hacia Howie con intenciones de bajar del pórtico e irse, entonces, por fin oyó que, al otro lado, alguien estaba destrancado la puerta de madera tallada.

Era Kayce.

—Hola. —Emma saludó antes de que ella pudiera decir algo.

Dio un paso al frente con intenciones de entrar, pero Kayce tardó cinco segundos en darle paso. Emma se incomodó, es que la otra tenía una cara de no haber dormido nada y de encontrarse de malhumor, ni siquiera pensó en que Kayce era la niñera, es decir, una empleada, y que no debía incomodarse frente a la presencia de nadie, especialmente frente a la presencia de alguien que trabajaba para sus tíos. Pero ahí estaba el problema. No veía a Kayce como una empleada que tenía menos poder que ella en esa casa.

—¿Necesitas algo? —Kayce tenía los brazos cruzados mientras inspeccionaba el maxi vestido cruzado de Emma, era rosado, le parecía horrible, al igual que Emma, y ese trabajo de mierda. Tenía resaca y ese día presentaría su renuncia.

—N-no —sacudió su cabeza, después se tomó de su frente con una mano, se llamó torpe en su interior—. Quiero decir, ¡sí!, sí, sí necesito algo, por eso vine. ¿Dónde está Aqua? Vine a verla —apuntó las escaleras, y se acercó a ellas, subió antes de obtener una respuesta, y Kayce la siguió sin decir nada.

Subieron hasta el segundo piso, donde Aqua se encontraba mirando televisión, desparramada en un sofá marrón de un piso sofisticado. Miró a Emma de reojo, pero no le dio importancia, siguió viendo TV.

—Será mejor que te levantes, señora, porque tú yo iremos al salón ahora mismo.

—Otro día, Emmy. —Tenía palomitas en un tazón blanco que se encontraba sobre su panza, comió un puñado, desatendiendo completamente a su visita.

—Pero esperaba que pudiéramos pasar la tarde juntas —sonrió con inocencia, acercándose a ella con sus manos juntas—. Te prometo que conmigo te divertirás más que con ese sofá.

—No insistas. —Ahora pausó la película, encontrándose fastidiada.

Emma se quedó boquiabierta, avergonzada. Kayce estaba a un lado, escuchándolo todo, y Emma se sintió rechazada, y dolida, por Aqua, frente a esa mujer, pensó en que la única forma de sobrellevar esa vergüenza era saliendo de esa casa con Aqua, y ahora sabía qué exactamente decirle para convencerla, había planeado darle la noticia mientras se pintaban las uñas en el salón, pero...

—Bueno. Sucede que me iré a Los Ángeles el miércoles, y no habrá un otro día en mucho tiempo. Me mudaré con Colin. —Sus ojos brillaron al pronunciarlo, se recostó contra el sofá, poniendo cara de tonta enamorada—. Viviremos juntos en un departamento.