♣Sentimiento extraño♣

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—El capital seguirá llegando como hasta ahora ha sido, de eso..

—Señor, tiene una llamada.— su asistente interrumpió su discurso, los presentes le miraron esperando que colgara o contestará sin decir absolutamente nada.

—Gracias, continúa en mi lugar, si me disculpan — sin mas, salió de prisa dejando la sala de juntas donde el rector de la universidad, la secretaria administrativa y demás académicos pertenecían en sus lugares, con la voz de de su asistente de fondo.

Howon sabía perfectamente cuando pasarle las llamadas y cuando no, con los años de trabajo el alfa sabía hasta de sus propios gestos.

Cuando salió, la biblioteca de la universidad estaba casi vacía a esa hora del día cosa que agradeció cuando tomo la llamada, era su padre quien le llamaba.

Sin preámbulos contestó la llamada, en la que le explicó a su padre donde estaba y que estaba haciendo, le informo que se encontraba acordando unos proyectos con el rector de la universidad antes de que saliera de la misma al igual que unos permisos por su ausencia el mes que veía por cuestiones de trabajo.

Odiaba informarle a su padre alguno de sus movimientos pero si no lo hacía las consecuencias eran peores, solo rogaba por el día en que aquella prisión que lo atormentaba cesara.

Una vez colgó la llamada esperó unos segundos antes de guardar su movió en las bolsas de su pantalón.

Masajeó su cabeza con los dedos de sus manos en movimientos circulares cuando un insoportable dolor de cabeza le azotó, las llamadas de su padre eran las culpables de que irremediables y constante dolores.

Observó los cristales  enormes que resguardaban la biblioteca y que le permitían ver los demás edificios, canchas de fútbol y propio el estacionamiento desde ese punto donde se encontraba.

No tenía prisa.

Su asistente podía hacerse cargo de dar a conocer sus propuestas y oposiciones.

Observó detalladamente a las afueras.

Contemplando el cielo nublado, las nubes blancas y enormes cubriendo el firmamento y los pinos moverse al compás del viento. Desdé la altura podía ver toda más pequeño pero distinguible.

Sintió un poco de frío por lo que metió las manos dentro de las bolsas delanteras de sus pantalones de vestir, decidió que ya era momento de sacar de su guardarropa sus abrigos de piel para el próximo invierno.

Con detenimiento observó a varios chicos ir de un lugar a otro, unos se abrazaban mientras que otros mantenían platicas entre risas y sonrisas en sus rostros, también había aquéllos que avanzaban por los pasillos y corredores inmensos en sus mundos, libros en mano o carpetas.

Compuso correctamente su postura cuando posó su mirada hacía abajo, donde unas palapas dividían dos edificios, muy pocos universitarios pertenecían sentados en ellas, la mayoría prefería la cafetería en esos días de frío.

Apretó los puños cuando una figura conocida inundó su campo de visión.

Él estaba ahí.

Ese omega estaba sentado en una de las palapas junto a una omega.

Ambos hablaban y reían como su fueran amigos muy cercanos.

Ya había perdido la cuenta de la última que lo había visto.

¿Cuánto tiempo había pasado ya desde la última vez que lo vio?

¿Dos meses?

¿Cuatro meses?

No sabía exactamente cuanto tiempo había trascurrido ya, pero sabía que era mucho.

Había hecho de todo para evitar pensar en él, para evitarlo y nunca saber de su existencia. Pero siempre terminaba haciéndolo.

Siempre se preguntaba cómo estaba, si estaba bien, si comía o dormía.

Desde aquella vez que sintió la unión con el otro alfa se prometió nunca buscarlo.

Nunca pensar en aquel omega pero había fracasado.

Se había hundido en el trabajo, en sus estudios, llenando su agenda con tal de que su mente se mantuviera ocupada.

Y lo estaba logrando.

Las últimas semanas había dormido tranquilamente, manteniendo en raya a su mente y sin distracciones de por medio.

Hasta ahora, que sin buscarlo ni pensar lo lo encontraba.

Miró sin mucho interés como aquella chica se levantaba y si iba dejando sólo al omega.

Sonrió amargamente tragándose su miseria cuando pudo distinguir entre la lejanía lo adorable y infantil que se veía.

Sus torpes movimientos al abrir unas cajas que distinguió a la perfección.

Eran del mismo color como las que el le había dado meses atrás.

¿Tal vez un año?

¿O más?

Trató de que aquel hecho no le importara mucho y lo logro, sus sentimientos habían cambiado.

No había amor.

Probablemente nunca le amo tanto como para llorar por un amor perdido.

Tenía una conexión, antes de la marca, pero nunca había sido tan poderosa para sufrió por amor. Tal vez de dolor, cariño, sufrimiento, abandono u odio pero no amor.

El tiempo que ambos convivieron, muy poco, no fortaleció aquel lazo del que una vez su madre le habló.

Sentía el dolor de la pérdida pero no otra cosa.

No lloro cuando le dijo todo aquello al omega, tampoco enloqueció al respecto.

Si tenía momentos de ira, que aun mantenía y poco a poco trataba de controlar.

Su lobo parecía haberse dormido desde hace mucho y no era para menos.

Con los años y las clases a las que se había sometido para controlar a su alfa había descubierto la manera de no sentir aquella parte de su ser.

De controlar a la bestia sin razón ni juicio para pensar.

Había logrado controlar aquella parte tan importante de su ser..

Ahora, más sereno y calmado miró a través del vidrio.

El omega parecía admirar con adoración algo que sostenía entre sus manos.

¿Qué debía hacer? Si todo seguía un patrón ya establecido.

BLUE 💜 Yoontae💜Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz