♣ Te necesito♣

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Todo estaba oscuro.

Como un abismo.

Sus miembros parecían estar sujetados contra el frió y húmedo asfaltó.

No existía el ruido.

Sus latidos eran pesados, lentos y sordos, no existía más sonido que el del silencio.

La oscuridad reinaba y el silencio le acompañaba.

Pero a pesar de ello se sentía bien, sentía que todo el dolor que cargaba en su corazón – los últimos meses– por fin había cedido, que ya no existía más el dolor.

Su alma parecía estar en paz, tranquila, adormecida de todo el dolor y sufrimiento.

Por fin, estaba en paz.

Su cuerpo – a pesar de no sentir lo –, podía asegurar que no dolía, que estaba bien.

Que las defensas bajas ya no estaban, que su organismo trabajaba normalmente y que estaba bien.

Las lágrimas ya no salían, no existía rastro alguno de que por meses lloro o sufrió..

Todo estaba bien..

Pero de pronto la necesidad de levantarse y buscar a alguien –quien sea– se apoderó de él.

Sus latidos incrementaron al igual que su respiración.

Sus pulmones los sentía oprimidos y el oxígeno parecía faltar, su cuerpo parecía no reaccionar a sus mandatos y se asusto al momento.

La ansiedad, el miedo, la impotencia, el llanto, la desesperación... gobernaron su mente y cuerpo, quería huir, levantar se, correr, gritar, desahogar todo lo que su ser guardaba, pero algo se lo impedía.

El sonido de barrotes llenaron el silencio, una luz apoca, amarillenta, descendió de la altura, una pequeña esfera de luz de formo.
Pestañeo varias veces tratando de que sus ojos se acostumbraran a la luz.

La pequeña mancha de luz rodeo su cuerpo mientras el sonido de barrotes se estamparon contra el suelo.

Se dio cuenta de que permanecía sobre el suelo, rodeado de cuatro muros de hierro, como una cárcel, y la luz apoca rodeaba su cuerpo.

Obligando a su cuerpo se levantó, poco a poco sus miembros fueron cediendo, las lágrimas bajaron de sus ojos con tanta intensidad provocando espasmos a su cuerpo.

El dolor volvió, su cuerpo lo sintió y su corazón volvió a sufrir con tanta fuerza que grito desgarrando su garganta llenando la oscuridad con su dolor.

Se dejo caer nuevamente contra el asfalto importándole poco que su cuerpo se lastimará.
Las rejillas de acero lo aprestaban a los lados obligándolo a encogerse en su lugar, se sintió preso, asfixiado, con falta de aire.

Hasta que todo volvió a quedar en silencio, nada se volvió a escuchar. Sus latidos eran erráticos y acelerados podía escuchar como estos latían.

Más lágrimas salieron de sus ojos, silenciosas, sin llanto ni pena.

El tiempo paso, no supo cuanto.

En el alrededor se escucharon pisadas.

Movió su cabeza buscando a aquello que se escuchaba.

Un pequeño cachorro se acercó a él de pelaje blanco y pequeñito.

Desconcertado estiró su mano, esperando que el pequeño animal se acercará a él.

El pequeño cachorro lo hizo, se acercó lentamente.

Sin miedo o temor.

El cachorro lamió la punta de sus dedos con su lengua, observó como el animalito le observaba atento y con curiosidad, trató de acercarlo a su cuerpo y el cachorro se dejo acariciar por el.

Su pelaje era suave como el algodón.

Sus pequeño cuerpesito  lo acercó al suyo y las lágrimas salieron de sus ojos.

Sintió como el dolor y sufrimiento se acumulaba en su pecho y como aquel animalito lengueteaba sus mejillas.
Entre lágrimas borrosas buscó la mirada del cachorro.

Los ojos del cachorro eran azules, como el cielo llenos de paz, y amor que remplazo su dolor. Tan azules como él alguna vez los tuvo.

El calor del pequeño animal le dio esperanza y tranquilidad.

Trato de hablarle pero sus palabras no salieron de su boca.

El pequeño cachorro se removió inquieto por lo que lo dejó ir.

Logró, sólo escuchar las pisadas del cachorro alejarse.

Y cómo su alma y corazón volvían a latir tranquilamente, sin presiones o dolor. Como si aquél cachorro hubiera absorbido sus penas.

—¡Taehyung! ¡Taehyung!— escuchó su nombre en la lejanía, tan lejos y a la vez tan cerca que la voz podía hacer eco en la oscuridad.

—Taehyung.. — volvió a escuchar. Levantó la cabeza buscando al dueño de su llamado.

Pero cada vez más podía escucharlo más lejos.

—No te vallas Taehyung...

Conocía la voz, lo hacia.

La voz era tan familiar pero a la vez extraña que no la reconoció.

Su cuerpo ansiaba por levantarse, por buscar a aquella persona que le llamaba pero no podía.

—Taehyung... Aun no te puedes ir...— más eco resonó en la lejanía acompañado de el sonido de la reja que lo mantenía preso separarse del asfalto.— Te necesitó..

Y quedo libre, los barrotes se alejaron y la luz brillo en su esplendor.

Ahora todo era blanco.

—Lo siento... —una voz dulce y suave se coló en sus oídos transmitiéndole calidez desplazando la voz masculina.— Fue mi error que todo esto pasara... Lo siento mucho. — una brisa fresca golpeo su cuerpo avivando su ser.— Prometo que enmendare mi error — escucho en su oído, tan suave y delicado que pareció escuchar el canto de los ángeles.

—Taehyung... — sus oídos se llenaron de esa voz, atreves.

La voz cálida y angelical de aquella mujer fue sustituida por aquella voz que conocía, y podía reconocer siempre.

En esta y otras vidas.

Era él.

BLUE 💜 Yoontae💜Onde as histórias ganham vida. Descobre agora