♣Miedo♣

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La semana de exámenes llego como una tormenta arrasando a todos los estudiantes de las diferentes áreas de estudio.

El aire pesado y las ojeras bajo los ojos cansados y adormilados de todos y cada uno de los estudiantes se hicieron presentes; pero no sólo ellos, también en los profesores que preparaban los exámenes y cumplían con su deber tanto dentro y fuera de la institución.

Las horas de sueño se reducieron y el cansancio azoto cada fibra de su ser. Taehyung había luchado con todas sus fuerzas para no derrumbarse en esos momentos. De por si sus horas de sueño eran menores antes de los exámenes, ahora no dormía.

Su situación física como emocional no eran para nada buenas, aún lloraba bajo las sabanas antes de poder dormir, su omega lo torturaba día tras noche sin descanso.
A pesar de explicarle la situación a su omega parecía que este le ignoraba y se aferraba a la lucha por el amor a su alfa, haciendo que su cuerpo y estado emocional fueran las víctimas de la lucha entre él y su omega.

Él ya se había rendido.

Ya se había hecho a la idea que Jeon Jungkook jamás estaría a su lado aunque siempre había algo por muy mínimo que fuese que le hacia aferrarse a un amor que no era correspondido.

Una esperanza sin vida.

Había días en los que el dolor era insoportable que prefería morir y dejar de sentir, no sucedía. No cuando recordaba a sus padres; su familia y el dolor que sentirían al verlo así.

Por lo que esa idea era rápidamente suprimida.

En serio que quería mejorar, ser fuerte y soportar el dolor que día a dia lo iba matando lentamente, dejando heridas tan profundas que nunca podrían sanar, no en esta vida.

Heridas que tendrían nombre pero que se negaba a decir.

Había rogado muchas veces,y humillado otras cien; se arrastró por cariño y amor delante de aquel hombre que nunca le amo, que le mintió y enamoró para al final botarlo como un simple objeto que no cumplió con sus expectativas; por el simple hecho de no ser como él.

Había hecho de todo pero nada sirvió.

¿Qué más podría cambiar? Si su cuerpo ya no le daba batalla.

Trato de seguir y luchar pero en su lucha lo único que tuvo a cambió fue dolor y humillación, pena y odio.

Lo hacia por su familia, por ellos y no por él, porque él ya estaba muerto en vida. 

Cada día que pasaba se sentía más débil y cansado, su cuerpo se volvía más frágil y vulnerable a todo tipo de situaciones, su aroma el que una vez amo por ser tan suave y relajante ahora le molestada; el olor a flores marchitas y madera podrida cada día eran cada vez más percibidos obligándolo a usar el doble de supresores para controlar su aroma y no incomodar a sus compañeros y a él mismo en sus clases.

Como todas las mañanas antes de salir de casa se miró en el espejo para observar su reflejo, y observar como cada día se deterioraba más.

Sus huesos eran más notables contra su piel.

Su cabello que antes resplandecía cual oro bajo el sol ahora sólo eran cenizas sin vida y color; tan opacos y secos; sin brillo ni suavidad. Sus ojos azules que tanto adoraba; ahora sólo eran dos pozos de agua sucia, tan secos y apagados. Como el desierto sin agua.

El cuerpo que una vez tuvo ahora estaba desnutrido y poco a poco se iba apagando tan lentamente como el dolor mismo lo quisiera.

Tratando de no llorar otra vez y que el maquillaje que se aplico en su rostro no se arruinara, tomo su mochila sin ganas y la colocó sobre sus hombros.

Un día más, sólo un día más que soportada el despertar sintiéndose con dolor.

Tenía clases y no podía faltar, el examen que tenía es día era el más difícil –según él –de todas sus materias y no podía faltar por muy mal que estuviera.

Bajo lentamente las escaleras evitando a su madre que preparaba la comida, no quería que lo viera en ese estado. Que se sintiera triste y llorara por su culpa.

A pasos rápidos y silenciosos llegó hasta la puerta de entrada, la abrió cuidadosamente para evitar cualquier ruido que alertara a su madre de que estaba por irse.
Una vez fuera respiro con profundidad haciendo que sus pulmones dolieran por el esfuerzo; otro de los efectos a los que se sometía su cuerpo por la falta de su alfa.

Respiro más calmadamente tratando que el dolor fuera mínimo. Aferro sus manos a las correas de su mochila y emprendió su viaje, el sol le recibió con fiereza quemando su piel y cara que cada día se ponía más delicada y frágil, a pesar de usar bloqueador.

Avanzo por la acera tratando de no girar y buscar el automóvil que lo seguía.
Llevaba dos semanas siguiéndole pero nunca se acercaban a él, no sabía si era porque Yoongi le acompañaba o porque tenían ordenes de no hacerle daño y sólo seguirlo.

En tan sólo dos días había descubierto que quien estaba detrás de él era el padre de Jungkook, el señor Jeon había mandado a sus hombres a seguirlo y registrar todas y cada una de sus acciones, manteniéndolo al tanto de todo lo que hacia.
Quería evitar que se acercara a su hijo, pero realmente él no tenía ganas de hacercarse a Jungkook, no después de como lo trato la última vez que hablaron.

Sus palabras seguían tan vivas y frescas en su memoria que recordarlas era un infierno, infierno que quería evitar lo mejor posible.

Al llegar a la esquina donde iniciaba su cuadra, pudo divisar la figura alta y encorvada de Yoongi que le esperaba con sus audífonos puestos.

Yoongi era otro cuanto aparte, ni siquiera sabía que tipo de "amistad" tenía con ese alfa. No se habían hablado más de lo necesario cuando se acompañaban en sus recorridas de ida o regreso de la universidad.
Estas dos últimas semanas se habían hecho compañía nada más.

Acercándose más a la esquina donde Yoongi le espera divisó el auto negro que los seguía.
Mismo lugar, misma posición que los días anteriores.

—Hola.—saludo una vez que llego al lado del alfa.
Lo vio retirar un audífono u luego levantarse de la banqueta.

—Hola. Vamos, es tarde. — recibió cambio. La mayoría de veces siempre era así.

Sólo saludos y cortas despedidas, no habían tendido una conversación más allá de simples "Hola y adiós".

Él estaba bien con eso.

Su nariz pico cuando el olor a alfa de Yoongi golpeo su nariz una vez que ambos se detuvieron en un cruce de calles. Sin tomarle mucha atención a ese pequeño detalle siguió su camino.

Personas iban y venían de un lado a otro, mientras ellos los esquivaban evitando tener un accidente.

Veinte minutos más caminando bastaron para divisar los muros de la universidad.
Los muros altos y blancos dejaron ver lo imponente e importante que era la institución, por nada era la mejor universidad de Seúl. Si esta fuera la primera vez que la viera, realmente se sentiría intimidado e inseguro de sus conocimientos.

—Hoy no podre esperarte.— giro rápidamente en busca del alfa que iba un paso adelanté de él.

¿Había escuchado bien?

¿Tan rápido se canso de él?

Pánico y un poco de miedo calo en su interior.

—Mañana te espero en el mismo lugar.  Solo es hoy— su respiración se regulo un poco y siguió cambiando.

—E-esta bien.— un poco temeroso siguió de cerca al alfa.

En estas últimas semanas se había acostumbrada a la compañía del pelinegro, aunque silenciosa, seguía siendo mejor a permanecer solo.

BLUE 💜 Yoontae💜Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon