𝑺 𝑰 𝑬 𝑻 𝑬

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El fin de semana pasó como las fuertes ráfagas para Kei, fue intenso. Muchas de sus emociones cambiaban con el transcurso de las horas. A veces había paz y otras mucho dolor en diversas partes de su cuerpo. No podía dejar de ver el tatuaje en su brazo, que si fuera posible, se lo arrancaría con un cuchillo para tan solo romper lazos con aquella persona que estaba atada a él.

Cuando cesó el dolor otra vez, eran las cinco de la tarde, respiró profundo y gritó fuerte. Sacó toda la ira que tenía dentro, lanzó diversos objetos a todos los rincones de la habitación. Estaba cansado y adolorido, y todo por su alma gemela. Una vez que se le bajó toda la adrenalina del cuerpo, cayó de rodillas ante el frío suelo, recargó su cabeza en sus manos.

Su padre Kuroo entró a la fuerza en aquella pieza, ya que estaba con seguro desde adentro. Lo único en lo que pudo fijarse fue en su hijo en el piso. Corrió hacía él, pensando que los efectos aún estaban presentes. Kenma venía detrás suyo y se pone a un lado de él. Le acaricia el cabello para tranquilizarlo y hacerle saber que no está solo. Pero no era suficiente, en esos momentos, Kei se sentía frustado por no estar con su alma gemela, se sentía así porque no puede salvarla. Su biología le permitía percibir las necesidades de esa persona, y aquella se sentía en soledad, al igual que él en esos momentos.

Kenma se acercó cautelosamente, y abrazó a su hijo. El rubio suspiró con pesadez en el hombro de su progenitor y con eso, un par de lágrimas, se sentía inútil y confundido, quería que a la vez todo terminara, y a la vez no. Sus ideales y sus necesidades estaban en un debate en su mente, y eso le causaba aún más cansancio de lo normal. Pero al dormir lo único que podía soñar eran los demonios de su par.

[•••]

Eran las seis de la tarde del domingo y Tadashi estaba en su habitación mirando el techo, que estaba adornado por estrellas y unos planetas con algunas de sus lunas. Él tenía deberes que hacer, hasta esa hora llevaba un poco más de la mitad. Decidió tomar un descanso corto, sin embargo, su mente lo llevó lejos entre sus pensamientos, perdiéndolo totalmente.

Suspiró por enésima vez en ese día. No sabía que hacer, es como si algo le molestara. Tal vez era por lo que estaba pasando Kei... No, eso no podía ser ¿o sí?. Esas eran las dudas que tenía en su cabeza, no sabía que sentir al respecto, es si se sintiera comprometido a sentir algo, aún después de todo lo que le hizo, a veces se sorprende de la capacidad que tiene para ser ¿bondadoso? O algo así pensaba él. Por alguna razón, la barrera de resentimiento que tiene contra el rubio, se estaba cayendo de a poco. ¿Le tendría lástima?, de seguro es eso. En éstos momentos debe estar muy mal. Pero ya no puede con la incertidumbre, debe hablar con él, podría utilizar el encuentro del día lunes en la azotea para tener una conversación.

Ya sabía que hacer. Le enviaría un mensaje a Tobio, para poder saber la situación del rubio y así pedirle su número, y problema resuelto.

Luego de unos minutos hablando con el azabache por mensajería, decide pedirle el número del rubio. Y, pensando que era muy sospechoso y que sería muy poco probable recibir esa información, Tadashi le llega el contacto. Él se sorprende por la rápidez y con la confianza con la que lo hizo, o al menos eso cree. Entonces le agradece y empieza a enviarle mensajes al rubio.

[•••]


Kei estaba despertando después de la adrenalina que recorrió en su cuerpo. Aunque no pudo dormir mucho, tan solo una hora, ya que las pesadillas aún estaban presentes. Estaba un poco sudado de la frente, miraba el techo de su habitación, que tenía un par de lunas en ella, cada sensación estaba a flor de piel. Jamás se había sentido así de inútil y confundido, una sensación que nunca olvidaría. De eso escucha vibrar su celular.

𝘊𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘵𝘰𝘴 [𝘏𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶!! | 𝘛𝘚𝘒𝘠𝘔] #𝘝𝘰𝘭𝘭𝘦𝘺𝘣𝘢𝘭𝘭𝟤𝟢𝟤𝟢Where stories live. Discover now