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El día jueves se hizo corto para los estudiantes, pues esperaban con ansias el día viernes. El tan esperado día del partido de voleybol que toda la escuela quería estar presente.

Fue durante el horario de clases, así que la escuela dio permiso para ir unos de los gimnasios municipales en donde se realizaría el partido.

El público tenía pancartas con apoyo al equipo, cintas en sus cabellos y el club de música tenía sus instrumentos para guiar el canto de la gente. Se veían soberbios y llenos de confianza, generando intimidación al otro equipo y a su hinchada.

El equipo de Karasuno entró a la cancha, mostrándose imponentes y casi como si ya fueran los ganadores del partido.

Por otro lado, el club de gimnasia rítmica tenía permiso para ir otro gimnasio, especial para la competencia de Tadashi. Llevaban sus pancartas y su humilde apoyo hacia el número 12 de la lista de competidores.

El pelioliva se veía agradecido por aquella imagen, ya que pensaba que su equipo iría a ver el tan esperado partido de voleybol.

En esta ocasión debe conseguir un buen puntaje, para quedar en los mejores ocho competidores y así, podrá avanzar a la final entre los cuatro mejores, en donde se definirá el podio regional.

Y desde ese podio, solo queda avanzar a las nacionales.

Mientras Tadashi esperaba su turno de salida, calentaba a un lado del cuadrilátero. Su coach le incentiva con sus frases antes de la presentación, pero el pecoso no podía oírlo.

Hace mucho tiempo, cuando veía como sus compañeros gimnastas perdían en sus competiciones, empezó a generar cierto pánico y baja autoestima.

Lamentablemente, le afectó hace un año. La voz en su cabeza le indicaba que no estaba echo para eso y que jamás sería suficientemente bueno.

Perdió en la competencia más importante, cayó bastante veces y con suerte pudo terminar su rutina.

Fue el peor momento de su carrera de gimnasta y de salud mental.

Aún así, supo desde ese momento, debía cambiar lo que pensaba de él mismo. Sus padres lo apoyaron en cada competencia, así como en sus recursos para seguir practicando, obtuvo ayuda psicológica para avanzar y su equipo, en estos momentos, eran las personas que más ayudaban en sus entrenamientos.

De ese modo, pudo darse cuenta que tenía todo para seguir avanzando y lo único que debía hacer era dar su colaboración. De todas formas, a él le gustaba mucho la gimnasia.

Ahora en su calentamiento antes de mostrarse, bloqueó su mente. Solo podía oír sus propios latidos y su respiración. Se concentraba en lo que su cuerpo sentía. La lesión en hombro ya está sana y la molestia ya no estaba presente.

La voz que le indicaba lo contrario de su desempeño ya no estaba y su alivio era bastante.

Y finalmente, su turno había llegado.

[•••]

El silbato del árbitro sonó, terminando con la jugada que declaró un punto para el equipo de Karasuno.

El entrenador del equipo contrario pidió un entretiempo y así los equipos se dirigieron a beber agua y a reorganizar sus ataques.

— Nos están leyendo. Cada vez adivinan mis remates — dijo Shouyou — ¡Lo bueno es que tengo a mi libero favorito detrás mío! — lo último lo mencionó abrazando del cuello a su compañero.

— Si nos están leyendo, entonces debemos leerlos a ellos — respondió Kei — Debemos hacer que ellos hagan más remates, su bloqueo es bastante bueno. Sus remates han sido pocos hasta ahora, tal vez no lo manejan bien.

𝘊𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘵𝘰𝘴 [𝘏𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶!! | 𝘛𝘚𝘒𝘠𝘔] #𝘝𝘰𝘭𝘭𝘦𝘺𝘣𝘢𝘭𝘭𝟤𝟢𝟤𝟢Where stories live. Discover now