Tal vez necesitaba gritar más fuerte. Le estaba hablando a ese par cuando en realidad se estaba dirigiendo a sí misma, se estaba gritando con rabia, desmintiendo cada inseguridad que su ansiedad había plantado en ella desde anoche. Y tanto Gillou como Esmeralda notaron que Emma estaba enojadísima con su propia mente, iban a decirle algo, con temor a fallar, pero Emma siguió hablándose de forma indirecta.

—Colin es la extensión de mi alma. Probablemente me puse a maquinar estupideces porque todo es tan increíblemente hermoso que le temo —secó sus lágrimas con su muñeca, y remojó sus labios antes de continuar—, quiero decir, me siento cien por ciento segura de que quiero mudarme con él, es solo que estoy tan acostumbrada a que las cosas me salgan mal, o a medias. que me asusta la brillantez de nuestra relación. ¡Por Dios!... —abrió su boca con asombro hacia su descubrimiento—. ¡Me estoy autosaboteando porque estoy acostumbrada al fracaso! —golpeó la mesa con sus palmas—. ¡De ninguna manera fracasaré en esto! ¡Nos mudaremos juntos y todo marchará demasiado bien!

—Claro que sí —dijo Esmeralda.

— ¡Y lo haremos casi todas las noches!

Gillou entrecerró sus ojos, diciendo:

—Eres como tu propia enfermedad y tu propia cura al mismo tiempo.

—Emmy, me alegra que puedas mirarlo desde esa perspectiva. —Esmeralda le sonrió. En el fondo se preguntaba a qué rapidez debía pasar Emma del punto A al punto C, retrocediendo al punto B, y saltando al punto D—. Por supuesto que todo marchará demasiado bien.

—Y quien quiera rompernos, se puede ir a la mierda. —Emma decretó, dándole un toque a la mesa con su índice—. Esa mujer, quien sea realmente, no tiene idea de que él y yo nos amamos bien.

—¡Así es! —apoyó Gillou, aunque no tenía idea de a qué se refería con que se amaban bien, pero sonaba lindo y bueno—. Propongo olvidarnos del drama. Como apenas es medianoche, deberíamos irnos a beber en mi casa, ya que en este establecimiento de mierda no se puede. Mi madre no está, claramente.

Sucedió que a Emma le habían pedido su identificación y, a diferencia de Gillou, aún le faltaba dos meses para cumplir veintiuno. Lo más tonto fue que a Esmeralda no se la habían pedido, y era la menor.

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La casa de Gillou se ubicaba en la Quinta Avenida, y a pocas calles del Museo Metropolitano de Arte, era una construcción antigua de cinco pisos y fachada marrón, todo adentro estiraba al color chocolate, en especial los pisos de madera. Emma resaltó el buen gusto de Bianca por el arte, había pinturas del Romanticismo por todas partes. A Esmeralda le sorprendió lo rápido que Emma identificó a qué movimiento pertenecían las obras, es que ella solo podía verlas como unas cuantas pinturas antiguas. Gillou les ofreció toda su sofisticada bodega, pero al final Emma se decidió por la Stella que se encontraba en el refrigerador. Subieron al tercer piso, donde se encontraba toda una sala de recreación, donde había una mesa de billar.

Emma subió sus pies sobre el sofá de cuero oscuro, esa noche estaba usando un pantalón blanco.

—He estado buscando un maestro —colocó la botella en el hueco entre sus piernas cruzadas. Los otros la miraron sin comprenderla, pero Emma le estaba mirando a la botella—. Descuidé mi figura por todo un año, y también mi salud, porque si hacía mucho deporte en el pasado, tenía más que ver con mi salud mental. Buscaré un gimnasio cerca del departamento, eso no me preocupa, lo que me estresa es no hallar un maestro de ballet que se adapte a mi forma de ser. Tengo un maestro en Nueva York, y me ha pasado un montón de contactos de maestros en Los Ángeles, pero me asusta un poco contactar con ellos. No bailo bien, ni me encuentro cerca de pertenecer a una compañía, por eso temo que me tomen como una broma.

El Novio De Emma© #2Where stories live. Discover now