Entré en la casa, el olor característico de pastel recién horneado la inundaba y el tarareo de mi abuela se escuchaba desde la entrada. Sonriente ante tanta felicidad un poquito más por mi parte debo admitir, subo a mi cuarto a cambiarme para ayudarla a terminar de hacer sus galletas y pasteles para la venta de mañana.

Al entrar a la cocina mi abuela me recibió en sus brazos llenos de harina.

— ¿Cómo ha estado mi niña hoy? — pellizcándome ligeramente la mejilla.

— Bien, muy bien, estoy bastante adelantada con el trabajo, el ático no puede quedar mejor. —pensé en Adam con una sonrisa en la cara y se me apagó un poquito pensando en cómo le voy a decir a la abuela que estoy medio que saliendo con mi jefe.

— Que bien cielo, estoy preparando unas galletas de jengibre con chocolates y unos pasteles de arándanos y frambuesas, está casi todo terminado, solo faltan las galletas por sacar. —se movió con agilidad, parecía una bailarina en la cocina.

— Abuela sabes que ahora que estoy trabajando y reciba mi primer pago, ya no tendrás que quedarte hasta tarde cocinando, ya no estaremos tan cortas de dinero.

— Corazón pasarme el día entero en la cocina es mi afición favorita, así que tranquila, si necesito un respiro lo único que tengo que hacer es ver un poco de cincuenta sombras de Grey con el guapetón de Cristian. —soltó una sonrisa pícara.

— ¡Abuela! —dije asombrada y riéndome.

― ¿Que? Esas películas no dejan de ser la comidilla dentro de las señoras que van al Du Monde. Todas andan alucinando con el Grey y la Anastasia.

―Algún día encontrarás a tu Grey.

―Para ese entonces no me podrán dar latigazos y la circulación no cooperará con las cadenas en suspensión. ―reí.

―Eres única.

**

Estaba en mi cama oyendo Warriors de Imagine Dragon, Mario me había pegado de nuevo a la banda, cuando Marie se apareció por la puerta de mi cuarto con un trozo de galletas en la boca.

— Si ya digo yo que tú vienes aquí solo a engullir, es por eso por lo que eres rica ¿no? Engulles gratis...—me burlé.

Me miró con cara de asombro como si la hubiese cachado.

— ¡Acabas de descubrir mi plan maestro para mantenerme siempre rica!

Le tiré la almohada.

— Y hablando de rico, que es lo que no me has contado acerca de la tanta familiaridad con la que te trata el Señor Mazzini. —dijo con una sonrisa de "que me ocultaras si al final lo sabré". Mi rostro no podía estar más rojo, sabiendo que le iba a contar todo porque nosotras no nos ocultamos nada.

— ¿Te acuerdas el club que fuimos?

― Como olvidarlo. ― fue su respuesta.

—Bueno, me lo encontré en el baño de los hombres porque...— Así le conté todo durante dos horas. Unas veces se reía y otras se echaba fresco en la cara. — Mario me dijo que nunca había manifestado celos por ninguna otra y eso me tiene por las nubes. —Marie se quedó mirándome con un brillo en los ojos.

— Kathy creo que estás enamorada.

— No puedo estar enamorada de ese energúmeno. — le repliqué.

— No me refiero al amor eterno, pero al de que te trae loca. —dijo Marie con una sonrisa de oreja a oreja. — quiero decir ni siquiera cuando estuviste con Henry te veía así de sonrojada, ni con ese brillo de felicidad en los ojos, este hombre te encanta.

Marcada Por Un Mafioso©Where stories live. Discover now