Capitulo 5 ✔

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— Señorita Petrov ¿va a entregar? —interrumpió mi profesor. —Ya todo el mundo salió.

Era cierto no quedaba nadie, solo yo, y bueno, no tenía más remedio que entregar. Al salir del aula Marie me esperaba con una sonrisa que se le borró al ver mi cara.

— ¿Qué pasó? —dijo caminando conmigo hasta el estacionamiento.

— Creo que no lo hice bien, estaba desconcentrada. —suspiré.

— No te preocupes, no pudiste haber salido más mal que yo y sé que no desaprobé. —dijo dándome ánimos. — ¿Y qué te tiene así? ¿O quién? —meneó las cejas.

No me dio tiempo a responder porque un Lamborghini Huracán negro captó toda la atención del estacionamiento. De él salió un hombre con sus muy conocidos ojos chocolate.

Pude ver a casi todas las chicas arreglándose y sacando pecho, sentí vergüenza ajena. Sus ojos escanearon el lugar hasta que posó sus ojos en mí.

«Pensando en el Rey de Roma y el Señor del mal que se asoma.»

— Creo que te está mirando. —susurró Marie —No mirando, viniendo hacia acá.

— No soy ciega Marie. —mi voz salió irritada

«¿Qué demonios hace aquí?»

Caminó como si el mundo fuera de él. Al llegar a nosotras, se presentó pareciendo la oveja más inofensiva del rebaño del señor, solo que yo sabía que era del señor de abajo, no del de arriba.

— Buenas señoritas. ―miró a mi amiga y se presentó. ―Soy Adam Mazzini un placer conocerla Señorita Mcklain, he oído mucho sobre usted.

— El placer es mío Sr. Mazzini. —habló como toda una empresaria y Adam, digo Sr. Mazzini se giró hacia mí.

― Katherine. —se dirigió a mí de manera seductora o eso es como lo sentí.

«¿Ahora andamos con tuteos?»

Pues perfecto si me quería tutear entonces vamos a tutearnos, dos pueden jugar el mismo juego.

— Adam. —lo miré secamente y nos quedamos por unos minutos retándonos con la mirada.

— Vine a recogerte. —dijo, no, más bien afirmó como si ya nos hubiéramos puesto de acuerdo.

— Es que tengo compromiso ya. —algo cambió en sus rasgos.

«¿No te han dicho nunca qué no? Pedazo de vejestorio.»

— ¿Con quién? —reclamó duro y frío.

—No te interesa. —medio grité exasperada en un susurro y al darme cuenta de que todos nos estaban viendo incluida Marie, quien tenía la boca abierta de par en par.

No lo podía evitar, sus preguntas y su tonito de machito dueño del mundo me irritaban.

— Disculpe Señorita Mcklain, pero debo hablar con Katherine a solas. —tomó mi brazo firme, pero sin lastimarme.

— No hay problema y puede llamarme Marie, Sr Mazzini. —habló la traidora con una sonrisa. La miré transmitiéndole todo en una palabra "Traidora" y la muy descarada me guiñó el ojo. Y moviendo los labios me dijo: "Quiero todos los detalles"

Mientras Adam me arrastraba hasta su coche todos los ojos de la escuela estaban en mí, unos con asombro, envidia, indiferencia y otros divertidos, pues se podían ir al demonio.

— Suéltame, que puedo caminar. —refunfuño entre dientes y siguió como si nada, abriendo la puerta. — No voy a entrar, dígame lo que quiere.

— Quiero que calles esa boquita venenosa y te metas en el auto para así poder tener una conversación como adultos que somos. —hizo una breve pausa mirándome de arriba abajo. —Buenos, al menos yo. — bufé ante su rectificación. Ya empezaba con sus indirectas.

Marcada Por Un Mafioso©Onde as histórias ganham vida. Descobre agora