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Unos constantes vaivenes mecían de mi cuerpo, mientras este se encontraba durmiendo bajo las sabanas, miles de aromas comenzaban a bañaban mis sentidos entre ellos mi nariz que no dejaba de removerse incomoda ante fragancias desconocidas, picaba entre ellas.

Podría haber seguido entre la inconsciencia, pero la llamada de mi nombre entre las lejanías fue lo que provoco, que despertara de mi sueño, después de haber dormido todo el día de ayer reponiéndome del embarazo que llevaba, y de mis noches de desvelo sin justificación solo me dejaba llevar por mis emociones que no descansaban.

Abrí mis ojos lentamente, dejando que estos se acostumbraran a la tenue luz del día que se filtraba por las ventanas del hospital, seguido de unas voces que parecían mucho más claras mientras dejaba atrás la ensoñación, mi mirada dio con unas rosas azules, seguido de miles de ellas que se mostraban en un hermoso rosal.

Mire entre mi habitación completamente extrañado, donde diera mi mirada había una decena de flores por donde mirara, de distintos colores, de diferentes formas, me levante de mi camilla asombrado sin poder creer lo que mis ojos me estaban mostrando.

Esto no era un sueño, apreté uno de mis brazos provocando un pequeño dolor en ellos dándome la respuesta necesaria.

Fue cuando un pequeño cachorro se acerco a la camilla con una de ellas, un rosal de rosas rojas, que parecían brillar entre sus manos, mientras en su otra mano llevaba una carta.

Mi hijo se subió a la camilla con una sonrisa y beso mi mejilla dándome los buenos días, para darme la carta después de cuidarla cautelosamente al ver a un hombre conocido pasearse entre los umbrales de la puerta llevando flores, paso toda una noche entrando y saliendo con flores para su madre llenando la desolada habitación.

Entregándole una carta, revolviendo su cabello caminando entre las lejanías de la mañana conteniendo una sonrisa pequeña, ante el recuerdo del Alpha malo al revelarle el secreto que escondía con su "Papy", el sabia la verdad al escucharlo de los labios de su madre.

— Park Jimin. — Fue lo que dijo mientras balanceaba sus pies que no tocaban el suelo, ante su diminuta estatura al ser aun un cachorro en crecimiento, mirándome con sus diminutos ojos para seguir hablando. — Mi Appa. —  Todo movimiento fuera parado de imprevisto, para mantenerme helado por un lado al escuchar aquel nombre que quería olvidar del todo y que mi memoria traicionera parecía hacerme recordar, y por otro lado al escucharle decir aquello que temía que sucedería tarde o temprano.

Deje de lado mis miedos, y mire aquel papel arrugado, no me había dado cuenta que mis emociones estaban saliendo después de retenerlas. Mis emociones conocían aquel hombre que me hizo experimentar un sinfín de experiencias, nuevas y desastrosas a su lado.

Tomé el papel y lo abrí, su aroma seguía impregnado entre las hojas y una letra limpia, pulcra resaltaba entre el escrito.

Mi corazón bombeaba de sobremanera y mis pelos faciales se erizaban, mis manos no se querían mantener quietas después de saber quién era el remitente de semejante obra romántica.

Decidí prestarle la atención necesaria sin que mis emociones se alteraran, no quería provocar que las maquinas sonasen y tener a todos preocupados por su torpeza.

Solté todo el aire de mis pulmones, y aspiré con lentitud para comenzar a leer la pequeña carta entre mis dedos.

" YoonGi, mierda, comencé mal. Lo haré de nuevo, joder que complicado es comenzar una estúpida carta.

Min Yoongi... No esto es incluso más asqueroso.

Me daré por vencido esto me matara si sigo buscando las palabras correctas, omega, tranquilo no vengo atormentar tu vida de nuevo, si es lo que piensas. Esto es más una despedida de mi parte, no sé cuándo volveré, y si vuelvo emprenderé nuevos caminos alejados de ti.

"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora