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Nunca me había gustado correr, siempre en gimnasia era pésimo, siempre el último de mi grado. Pero al notar la multitud de gente que ingresaba sonriente a la mansión, solo me quedaba poner mi mejor sonrisa y atenderles lo mejor que mi subconsciente podía.

Mis manos pesaban y mi estómago cosquillaba, sabría que Park estaba pendiente de mí. Desde la última discusión con su hermano, las cosas salieron horribles estos no se hablaban, Park estaba incluso más odioso, mi pobre trasero pagaba las consecuencias.

No sabría cómo serían las peleas de Alphas, pero a mi punto de vista, era algo sumamente patético.

Solo pude soltar el aire retenido, al cambiar mi horario con Jun un pequeño omega, que habría ingresado la semana pasada, me tome un ligero descanso, caminando a los casilleros a pasos lentos estaba cansado.

Pero al llegar un extraño aroma me seguía, camine más rápido pero incluso fue una mala idea, pegue un grito de temor al sentir una manos en mis muñecas, y un aroma desconocido llenaba a mi omega, que temeroso me pedía no mirarle, dándole sumisión. Pero joder estaba apresado por mis muñecas y en un lugar apartado.

— ¡Te encontré! — Exclamo el Alpha, algo conocido para mí gusto, aunque su voz alcoholizada no ayudaba mucho.

Alce la mirada, y esas orejas, ese cabello rojo. Sin duda era Park Chanyeol, e incluso más apuesto de lo que era, no negare que estaba aterrado, estaba borracho, su lado Alpha le estaba dominando. Y mis muñecas ardían ante las fuerza retenidas en ellas, jade ante el dolor inquietante.

— ¡Suéltame! —Exclame, estaba asustado, Chanyeol se estaba acercando a mi cuello, no me temía que me mordiera, pues agradecía tener el collar en mi cuello pero Jimin se daría cuenta, temía por lo que él me hiciera.

Mi omega chillo en mi interior al sentir sus labios en este, lamidas, mordidas. Subiendo sus labios hasta el pedazo de cuero, gruñendo al no tener más acceso en mí apretando más mis muñecas, que adormecidas pedían piedad, cerré mis ojos ante su potente lado Alpha que sometía al mío, joder odiaba a los Alphas con tanto poder en mí.

— ¡Quítatelo!... ¡Joder hermoso sácatelo! — Su voz de mando, odiaba aquella voz. No habría cosa más odiosa que la voz con tanto poder para un omega, baje la mirada no tendría la llave, solo Park la tendría hasta que el contrato terminara. Pero al parecer esto le molesto, un golpe en mi zona baja me lo comprobó.

Caí al suelo ante un jadeo de mis labios, buscando oxígeno, aire, mi omega lloraba en mi interior, nadie me ayudaría, la música sonaba en todo el lugar nadie ayudaría a un patético omega.

— ¡Te dije que te lo quites, omega de mierda! — Grito posándose arriba de mí, su mirada estaba apagada, sus ojos brillaban, profundamente negros, lleno de la lujuria.

— No... no... la tengo. — Conteste aterrado, feromonas salían de mi cuerpo al estar horrorizado en lo que me pudiera hacer.

— ¡Entonces te lo quitare! — Gruño tomando mi delicado cuello, en el que sus dientes trataban de liberarlo, pero nada se podía mi respiración estaba pesada, mi latido era fuera de lo normal, sentía que vomitaría ante tanta presión.

Y al no soportar caer inconsciente un grito salvador, vendría a mi rescate, pues fue todo lo que mi omega soporto para caer en un profundo sueño.


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Desperté en una silla cálida, demasiado cómoda la calidez de esta era impresionante, mi omega quería ronronear ante lo cómodo que estaba.

Agudice mis sentidos, analizando mejor todo, al estar consciente de lo ocurrido abrí los ojos lentamente, no habría luz. Solamente la de la luna, que bailaba afuera, alumbrando todo a su paso con una gran intensidad.

Analice mejor el lugar, era la oficina de Park, mire a los lados y no habría nadie a mi alrededor, solo uno de los tantos abrigos del Alpha en mi cuerpo trate de ponerme de pie, pero la voz de Jimin me lo impidió.

— ¡No te muevas! — Soltó un gruñido saliendo del baño, encogiéndome en la silla, mirándole.

— Yo... — Carraspeé al notar que debía contar lo ocurrido, pero nada salía de mis labios, más que sumisión.

— No digas nada, NamJoon te encontró con Park. — Asombrándome ante el nombre de NamJoon, quien me habría salvado.

Vaya...

— Gracias, supongo. — Vacile incorporándome mejor ante la silla, sentía la tensión en el aire.

— Duerme, después iremos a casa. — Y sin más salió de su oficina, dejándome solo.

Joder cada día me hacía desconocer a Park Jimin, me confundía su actitud confusa pero tome su orden, y dormí como nunca, reponiendo mi cuerpo y lado omega que parecía estar en un mundo de supervivencia.



"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora