(023)

5.9K 782 129
                                    

Desperté casi jadeando, sintiendo el sudor bañar mi frente perlada mientras mi cuerpo temblaba, otra vez una jodida pesadilla.

Espere que los minutos pasaran para poder ver mejor a mí alrededor, notando nuevamente que despertaba en la habitación de Park Jimin. Su aroma volvía a marearme, aunque claro estaba que este no se encontraría hasta media tarde, quizás ni se aparecería hasta la noche en donde vendría del trabajo.

¿Qué habría sido de Seok Jin?, ¿De los chicos?, ¿De mis mejores amigos?, ¿De mi pequeño?, me prometí no volver a llorar, tendría que ser fuerte. Pero esto era un delirio para mi omega, que día tras días buscaba a su hijo en forma desesperada.

Me di una pequeña vuelta, bañándome del aroma de Jimin no era algo que me gustara del todo, pero sin duda aquella fragancia lograba curar todos mis días de tortura.

Salí de la habitación a pasos lentos, abrazando mis brazos por el frió. Era de mañana, y la mansión Park siempre se mantendría heladísima hasta que no saliera el sol, odiaba despertar a estas horas, ni siquiera la porquería de calefacción funcionaba.

Baje por el pasillo principal, pasando por la cocina en donde me recibió Baek hyung un jovencito de 16 años, beta. El cual se encarga de la cocina, en conjunto a su madre de 40 años. Una señora muy amorosa que me cuida cuando a Park se le pasa la mano, y apenas me puedo mover en el día.

Con una sonrisa le salude, mostrando mis encías mientras mis ojitos desaparecían, un poco más cansados, no podría mostrar una sonrisa verdadera de mis labios. Si mi cachorro se encontraba a kilómetros lejos de mi lado, mi única y mayor felicidad.

Después de un desayuno bastante bueno, y unas cuentas risas de mis labios al tener una grata conversación, pretendí ir a saludar a los demás. Esto era todo lo que hacía en mis días en esta mansión, no tendría más diversión, no me permitían hacer mucho.

"Reglas de Park Jimin".

Bufe resignado al no poder abrir la gran puerta que daba hacia los hermosos jardines, pero pareciera que nada podría abrirlos. Espere que alguien más llegara, pero estaba por completo desierto. Enojado conmigo mismo, y con todos, subí al segundo piso.

Haciendo una pequeña investigación, era alguien sumamente escurridizo y bastante desobediente. Sabría el castigo que me vendría, pero tendría que resolver estas dudas, Park sin duda no me lo diría, ni mucho menos me contaría de su pasado.

Así que esto tendría que arreglármelo por mí mismo.

Nuevamente ingrese a las habitaciones prohibidas, no sin antes conseguir las llaves. Las cuales Park abría olvidado al tener sexo en el baño, fue una fea jugada de mi parte en lograr conseguirlas, pero al menos no conseguí sospechas de su parte.

Esta habitación parecía más hogareña y bastante amplia, sin duda era la habitación matrimonial. Mis ojos lograron observar una fotografía tapada con una fina tela, que sin duda destape encontrándome una fotografía de un chico, seguido de Park los cuales se abrazaban con bastante cariño.

Seguí con mi exploración, no encontrando información por ninguna parte. Frustrándome, saltando a la amplia cama, la cual rechino ante los años sin uso, mientras un sonido de un metal se escuchó abrirse asustando mi interior, me encontraba solo.

Apresando mis labios, inspeccione abajo, encontrando una caja fuerte abierta. Que no dude para empecé a investigar.

No sabría si la suerte se encontraba de mi lado, o si algo malo pasaría si seguía en esta habitación.

"Lustrum" » |JimSu. «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora