Cap 40 Fénix

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Como el ave Fénix resurgió de sus cenizas, el fuego limpió sus culpas y lo ayudó a renacer como el gran guerrero que siempre había sido y que gracias al dolor y su propia recriminación olvidó por tanto tiempo que era.

Él Heredero del Inframundo defendía sin descanso su hogar y no solo este, también luchaba por el Cosmos y sobre todo por su hermana. Él deseaba con todo su ser hacer pagar a Jápeto por todo el daño causado a esa pequeña criatura que gracias a su poco valor había tenido que suplir un lugar que no le correspondía y es que si él no se hubiese equivocado tanto Jade no estaría en el estado en que la había encontrado.

Jápeto poseía el poder suficiente para acabar con todo, ahora que había recuperado sus poderes era más que obvio que los utilizaría para alcanzar su meta. Sin embargo, el titan tenía dos grandes defectos que sobresalían de todos los demás y estos eran la soberbia y la vanidad. Fénix los tenía bien identificados y esto era precisamente lo que utilizaría a su favor para desarmarlo y hacerlo caer de una vez por todas.

Hades, Adara, Zeus y los demás dioses integrados a la batalla usaban sus poderes a tope para recuperar el control del Tártaro, la batalla era agotadora, ya que, el miserable de Jápeto había liberado fuerzas demoníacas que habían estado presas desde el inicio de los tiempos. Dichas criaturas tuvieron a su favor la eternidad para llenarse de fuerza y odio, una combinación casi letal. Además que contaban con armas matandioses.

Lastimosamente la guerra era así, se cobraba primero la vida de los inocentes y esa precisamente había sido la suerte de algunos dioses menores que batallaron con honor y aún asi ya eran  víctimas mortales del poder de aquellas armas. Zeus y Hades lamentaban a cada memento la pérdida de los de su clase, pero era casi imposible descuidarse de la batalla, ya que, a su cuesta cargaban con la responsabildiad de contener a las criaturas más letales.

Hades y Adara se permitían hechar un vistazo a Fénix, ambos se sentían orgullosos de su primogénito, este al fin había entendido que el poder que recidia en su interior era imposible de seguir ignorado.

***

Reino de los mares.
Poseidon.

¿Por qué la había traído a su reino?  ¿por qué diablos había metido a la hija de Hades en su casa?
Habían transcurrido milenios desde la última vez que salió a la superficie, él acompañó a sus hermanos sólo para verlos fracasar y si eso no sucedía por lo menos el gran dios de la muerte le debería un favor, así no hubiese hecho mérito para ganarlo. Entonces se veía así mismo. Allí estaba él, cuidando de la cría de Hades su hermano traidor.
Pero la realidad era que no había podido resistirse, no fue la súplica de Adara la que lo movió a ayudar, fué ver el maltrecho e inflamado rostro de esa niña, se veía tan desvalida. ¡Y que Mierda le importaba a él, que importaba si moría!, trataba de convencerse, pero lo cierto era que si le importaba.

Poseidon abandono la habitación donde Jade reposaba aún inconsciente, salió furiosos consigo mismo, él no quería ser bondadoso con nadie, ya una vez hace mucho tiempo lo fué y que caro había pagado.

***

Minutos, horas o quizás días, nadie era consiente en ese lugar de cuanto tiempo llevaban en batalla y tampoco importaba. Ambos bandos habían perdido soldados, ambos habían reducido sus filas sólo que a pocos les dolían aquellas perdidas.

Fénix lanzaba ataque tras ataque, lograba esquivar algunos golpes y recibía otros tantos, varios cortes alteraban su cuerpo, pero esto no impedía que siguiera luchando con todo lo que tenía. Él guerrero tenía claro que lo único que lo podría frenar en su intento de acabar con Jápeto sería la muerte.

De su cabeza no lograba sacar el rostro inflamado de su hermana, como su pequeña y frágil espalda fue flagelada hasta desgarrar sus hermosas alas. Lo anterior lo llenaba de ira y tras la ira surgían fuerzas para atacar con ahínco a su peor enemigo.

Géminis trataba de ayudar, pero era bien poco lo que podía hacer al verse despojada de todo el poder, en ese momento se repudió, repudió cada pensamiento destructor, cada mala acción en contra de todos los que ahora luchaban unidos dejando atrás sus diferencias para restaurar el orden. Entonces se la nada una idea llegó a su mente, tal vez era una estupidez, tal vez no serviría de nada pero dadas las circunstancias cualquier cosa que pudiese hacerse para poner la balanza a favor podría ser de beneficio.
Entonces cautelosamente se acercó a la reina del lugar que ellos habían allanado de forma ruin.

-Adara. _Llamó Géminis. - Necesito hablar contigo.

Adara se dio la vuelta, pero antes le dio un golpe certero de energía a su enemigo dejándolo definitivamente fuera de combate.

-No creo que sea el momento Géminis. _Respondió Adara sin dejar de poner especial atención a la masacre que allí se veía.

-Lo sé pero creo que podemos hacer algo para parar esto de una vez.

Entonces Adara tomó a Géminis de su débil brazo y tratando de esquivar los cuerpos en batalla la llevó a un rincón para escuchar lo que la joven tenía para decir.

***

Dolor, se suponía que era descendiente de un poderoso dios de primera categoría, se suponía que era nieta del mismísimo ángel de la muerte y que de su madre había heredado también gran poder. Pero muy a  pesar del aturdimiento que tenía, pensaba en lo absurdo que era ser un ser tan poderoso y al mismo tiempo tan frágil. Es que la naturaleza era perfecta pues resultaba que nadie en el Cosmos era del todo invencible.

Jade abrió uno de sus inflamados ojos y trató de reconocer el lugar en el cual se hallaba, se imaginaba que al despertar estaría tirada de cualquier forma en uno de los mohosos y fríos calabozos del Tártaro, incluso trató de prepararse mentalmente para aguantar la próxima dosis de tortura. Sin embargo, notó con confusión que no era en el Tártaro donde se encontraba, este sitio era totalmente desconocido para ella y a pesar de su magullado y dolorido cuerpo se dio la oportunidad de admirar dicho lugar.

Estaba en una cómoda estancia, la habitación era alucinante, casi magica. Jade se permitió por un momento pensar con ironía. Es que siendo ella una diosa menor, tal vez era idiota sorprenderse, ya que, se suponía que los de su clase tenían la oportunidad de conocer las maravillas que el Cosmos ofrecía. Sin embargo, en su caso esto estaba lejos de ser real, ella en su corto tiempo de vida sólo conocía cada rincón del oscuro Tártaro y una pequeña porción del mundo humano de resto estaba en la completa ignorancia.

Sacudió la cabeza y alejó aquellos anhelos, aquellos pensamientos y deseos que sólo le brindaban amargura. Entonces trato de ponerse de pie, trato de convocar fuerza, pero solo logró que un dolor insoportable trazara toda su espalda, entonces lo recordó, recordó la infamia y no pudo evitar gritar, gemir audiblemente y lamentarse de lo que le había sido arrebatado.

**Chicas y chicos..... Agradezco su paciencia, aquí les dejo un CAPitulito que hice con amor para los mejores compañeros de lectura del mundo**

FÉNIX EL HEREDERO DEL INFRAMUNDOWhere stories live. Discover now