𝐑𝐔𝐍 ៹ 𝗍𝗁𝖾 𝗌𝗈𝖼𝗂𝖾𝗍𝗒.

━━━━━ ❨✩❩ ❛ 𝖺 𝗉𝗌𝗒𝖼𝗁𝗈 𝖺𝗅𝗌𝗈.

❛ 𓄼 APARTADO DOS 𓄹 ៹

          UNA SEMANA HABÍA PASADO, Megan seguía sintiendo su conciencia carcomerse por haber matado a Dewey, y tenía que buscar a la única persona que entendería el problema y que la ayudaría, si es que no era su perdición.

—Elle —saludó cortésmente a la novia de su amigo —según creía ella— quién después de haberla conocido había terminado aquella relación de su amistad—. ¿Y Campbell?

La rubia mostró a continuación una actitud impropia de ella; bajó la cabeza y la dejó entrar murmurando un ❛ voy a buscarlo ❜, pero antes de desaparecer, Megan la tomó del brazo con el ceño fruncido.

—Elle, ¿Estás bien? —ladeó la cabeza como un perrito confundido.

La rubia boqueó, sin saber qué contestarle al instante. —S–sí, nada de qué preocuparse.

La azabache asintió, soltando su brazo y viéndola doblar un pasillo.

Y el chico de su búsqueda apareció con una enorme sonrisa y un brazo tomando la cintura de una cohibida Elle.

—¡Megan, preciosa! —exclamó soltando a la rubia, proporcionando un abrazo efusivo a la líder—. ¿Qué te trae por aquí?

—Necesito hablar —respondió con su semblante inquietante—, a solas.

El adolescente le dio una mirada a la otra chica en la habitación, y Megan pudo jurar que estaba feliz por dejarlos, respondiendo a ello con una actitud sumisa abandonando el lugar.

—¿Qué sucede? —pregunta sin borrar su sonrisa.

—Sabes que nuestras familias son cercanas —trata de abordar el tema a pasos pequeños y seguros, aunque a Campbell no le importara—, y que sabemos cosas del otro, por ejemplo, que eres un psicópata —se había sentido extraña al decirlo, pero si buscaba ser suave Campbell lo que haría sería terminarla por incomodar al hablar sin filtro.

—¿Qué hay con ello? —pregunta—. Espera... —su sonrisa se agranda al entender la razón del por qué de su visita—. ¿Es por ese idiota de Dewey? ¿Te sentiste mal cuando lo mataste, Meg?

Respondiendo, desvía la vista de él, tomando asiento en uno de los sofás de la sala. Cuando el silencio se extendió, carraspeó sin poder contestarle.

—Oh, no —soltó una carcajada seca sentándose de golpe junto a ella—. ¿Es eso? ¿Por eso estás aquí? Dime una cosa, Megan —la tomó de la barbilla obligándola a conectar sus miradas, tensando los dedos en su piel—. ¿De verdad te sentiste mal en el momento en el que lo mataste?

Sus ojos se cristalizaron, pero retuvo las lágrimas negándose a llorar por ese pelirrojo. —No —espetó.

—¿Quisiste volver el tiempo atrás e impedir que jalaras tú el gatillo que lo mató? —preguntó, porque el rumor de Megan siendo la auténtica responsable de la muerte de Dewey se había corrido por el pueblo.

—No —espetó una vez más, apretando los puños.

—¿Y ahora? ¿Volverías el tiempo atrás y si fueras la única en el lugar lo matarías frente a frente?

—¡Sí! —explotó con una exclamación.

—¡Ahí está! —volvió a reír tomando las mejillas rosadas de Megan entre sus manos, acercando su rostro para mirarla detalladamente a los ojos—. En ningún momento sentiste el remordimiento, por esa razón eres parecida a mí, pero lo repudias, ¿No? Porque al fin y al cabo era una persona.

—Una persona que mató a mi primer amor —bramó.

—Pero aún así, una persona —soltó sus mejillas dando un toque pequeño a su nariz, de forma juguetona—. Lo siento, linda, si viniste aquí por la mierda que diría Will de ❛ tenías que hacer lo mejor ❜ no soy la persona correcta.

—Lo sé, pero al menos dices la verdad —llevó el dorso de su mano a sus mejillas, removiendo cualquier rastro de lágrimas en ellas.

—Y tampoco te confundas... Todos tenemos un lado psicópata. Algunos los tenemos en la superficie, como yo —se señaló a sí mismo con sus cuatro dedos de cada mano—, y algunos solo tienen que escarbar en lo más recóndito de su ser, como tú.

Ella tuvo que desviar la mirada una segunda vez ante las intensas vibras que le mandaba Eliot.

—Creo que lo he entendido —afirma encaminándose a la cocina, esperando que el castaño aún tuviera guardado esos dulces que tanto le gustaban—. Por cierto, lo que le estés haciendo a Elle tiene que parar —dice frunciendo el ceño, topándose con Campbell de brazos cruzados sobre su pecho.

—No estoy haciendo nada malo con Elle —sonrió de la manera más inocente que podía actuar, pese a que la arquera lo conociera.

—Vamos —rodó los ojos—, no quieras hacerme creer una idiota. Yo estuve una vez en el lugar de Elle, usando pantalón y blusas de mangas por tu brusquedad. Y asumiendo por su manera de actuar, sé que la tienes presa del miedo. La pobre chica no se merece eso.

—¿Por qué lo dices? —interrumpe colocándose a un lado de ella mientras Megan seguía buscando los dulces de cuclillas—. Estuvimos más tiempo juntos, y jamás actuaste ❛ como ella ❜ —enfatizó con los dedos, sin entender aún a qué actitud se refería.

—Porque soy más fuerte que ella emocionalmente —se levantó cerrando las pequeñas puertas con fuerza—. Si no incluimos el homicidio, claro. Ella no tenía amor propio, por eso cuando llegaste tú se quedó a tu lado, porque creyó que le estabas proporcionando el amor que ella quería, pero se volvió lo contrario, así que termina con ella o cambia, porque la estás volviendo alguien quién no es y aunque no seamos amigas la apoyaré.

—Tienes razón —Megan no observó el rostro de Campbell ni por un segundo, por lo que no vio la falsedad de sus palabras.

—Claro que tengo razón. ¿Dónde mierda están los dulces? —cambia de tema abruptamente al no encontrarlos, rebuscando en todas las estanterías.

—Elle se los acabó —informó con una sonrisa extraña, saliendo de la cocina.

—Maldita —soltó un gemido de desilusión.