Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.
MENEO LA CABEZA TARAREANDO UNA CANCIÓN, viendo el cielo y algunas personas pasar a mi lado, saludándome con una sonrisa cansada. Me detengo frente a la casa donde me reuniría con Becca, mirando a ella y Kelly conversar.
—Oye, hay cosas que Sam y tú pueden hacer en secreto —escuché—, pero tener un bebé no es una de esas. Déjame ayudarte —pidió. Esbocé una mueca al escuchar sus palabras, podría ayudar a Becca, pero me resultaría incómodo trabajar a su lado.
Las chicas se dan cuenta de mi presencia al oír las fuertes pisadas chocar contra el pavimento. —Es muy amable de tu parte, Kelly, de verdad —aseguro. Agarro la bolsa con comida a los pies de Gelb pasando un brazo por sus hombros—, pero Becca ya tiene ayuda. La necesaria.
—Megan, somos adolescentes, no sabemos nada de esto, pero podemos aprender, juntas —sugiere, intentando trabajar en equipo. Aun no admitía que la presencia de la azabache la intimidaba.
Suspiró. —Mi mamá se especializaba en cirugía general, y tenía conocimientos de obstetricia —informó con recuerdos de libros de medicina en los estantes que actualmente se encontraban empaquetados en el sótano al ya no ser utilizados—. Tomó notas de todo procedimiento al que asistió, si quieres ayudar, voy a necesitar una guía —hizo de sus labios una línea recta antes de volverlos a abrir—. Si hay un procedimiento en el que me congele, tendrás una especie de manual contigo, eso será de ayuda. Mientras tanto, hasta el día del parto. Vamos, Bex.
Con el pasar de las horas, y nuevos descubrimientos acerca del embarazo y lo que experimentaba Becca en ese mes, un nuevo día llegó y con eso, la primera clase que enseñaría de jiu–jitsu.
Llegó tarde como presentía, al luchar contra la tentación de quedarse en cama con Harry, quién parecía entrar en una inexplicable depresión, porque ya no tenía que trabajar y era lo que el castaño más odiaba.
Se sentía agobiada, quería ayudar a todo el mundo, pese a que ella era solo una. El nacimiento del bebé era cerca de un mes y hacía todo lo posible para extender su conocimiento y así evitar daño a la adolescente. Y no era de lo único que encargarse, Harry le dificultaba las cosas, al no decirle lo que pasaba, al no hablar con ella. No tenía de otra más que asumir lo que sentía. Sin contar el resto de adolescentes y su forma de vivir.
—Es suficiente —gruñó—, no más. Iré a hacerle una ecografía a Becca y cuando vuelva, tú y yo vamos a hablar. Quieras o no —dice sin dejarle opción—, porque prometimos apoyarnos contra lo que fuera, y pienso cumplir, cariño.
Mirándolo con preocupación, apoya la mano en su mejilla dejando un pequeño beso en su frente.
Pasó por Becca en el auto de Harry, al no considerar su motocicleta apta, con dirección al hospital para enseñarle obstetricia y los nuevos trucos que había aprendido.
