Sonreí. – Creo, que debemos empezar a trabajar. – Se puso de pie y dejó la taza de café en el lavadero. Me tomó la mano y me llevó hacia la sala. Comenzamos a trabajar. Mi trabajo fue seguir dibujando y luego hacer la maqueta, mientras el hacia el trabajo duro de las financias, bienes, servicio, etc. De vez en cuando le tiraba cosas para desconcentrarlo, se llegó a molestar un poco, pero no perdió su sentido del humor. Cuando al fin terminamos, me acosté rendida en el piso. Él aun terminaba de teclear algunas cosas. Puso su computadora a un lado y se recostó en el sofá.
-¿Cansada? – Preguntó sonriendo.
-Un poco – Me recosté para verlo.
-¿Quieres algo de comer o beber?
-Sí, una coca cola, por favor. – Sonreí y me puse de pie.
-No te preocupes, yo puedo ir por ella.
-No, yo iré. – Corrí hacia la cocina antes de que él se pusiera de pie. Busqué una coca cola en el refrigerador. Luego traté de alcanzar los vasos que se encontraban en uno de los gabinetes de arriba. Este es uno de los momentos en los que desearía ser más alta. Me puse de puntas, pero ni así pude. En mi último intento, su mano lo alcanzó por mí. Mi respiración, como siempre que lo tenía cerca, se paró Sentí su cuerpo detrás del mío. No quería moverme de allí. Me di la vuelta y nuestras miradas se encontraron. Sus penetrantes ojos azules se encontraron con los míos que en ese momento eran indefensos hacia él.
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EL SOCIO DE PAPÁ
RomanceEl socio de papá ¿Qué pasaría si a tu corta edad de 19, te enamoras de un hombre 17 años mayor que tú? No cualquier hombre, sino el socio de tu padre... Amelía Ramos, joven de 19 años. Extrovertida, inteligente y perseverante. Gracias a que sus p...