Al siguiente día salí con Nicole. Fuimos a comer a su restaurante favorito, o más bien una pizzería. Ella pidió pizza de sólo queso, cosa que nunca he entendido, nunca le encuentro el mismo sabor. Yo pedí una de jamón y pollo, mi cuerpo pedía comerla rápido. Nuestra relación se ha distanciado, por razones obvias. Ella no estaba a favor de Matt y yo aún vernos a escondidas. Aún no le he dicho a nadie más sobre el embarazo, no pienso hacerlo aun. Aunque Nicole es mi mejor amiga, no sabía si decirle.
-Así que saliste con Matt a desayunar – Dijo sacándome de mis pensamientos. Asentí con mi cabeza mientras comía mi pedazo de pizza. – No te vi muy contenta con la noticia de la boda. ¿Qué has pensado hacer, Amelia?
-No lo sé, Nicole. No hablemos de eso ahora y disfrutamos de la comida, por favor. – Dije mirándola con el ceño fruncido.
-Es que no es justo lo que le estás haciendo a Siwon, Amelia. Ese hombre te ama y tú mira como le pagas. – No respondí. Seguí comiendo, ella me miró y frunció el ceño. – Vaya que tienes hambre.
-¿Acaso no puedo comer tampoco? – Dije fuera de mi quicio.
-Lo siento. Sólo que podrías engordar comiendo todo eso. Pues, ya sabes, todas las novias tienen que estar perfectas para la boda. – Puse mis ojos en blanco. Como si no fuera a crecer de todos modos. – Oh mierda, no – Dijo abriendo sus ojos.
-¿Qué pasó? – Pregunté alarmada.
-¿Recuerdas al profesor? – La miré extrañada y asentí. – Ahí viene. No voltees.
-Srta. Ramos, Srta. Queen, que sorpresa volver a verlas. – Lo miré. Miraba fijamente a Nicole. Ella había dejado la clase de él desde aquel pequeño incidente.
-Lo mismo digo, Profesor. – Dije mirando a Nicole, quien ahora lo ignoraba completamente.
-Pues, vine con mis hijos a comprarles pizza, ya saben cómo son los niños.
-¿Tiene hijos? – La voz avergonzada de Nicole se escuchó.
-Sí, 2.
-Papá – Escuché unas voces infantiles acercarse. Al mirarlos, recordé el día que había corrido hasta mi casa. Uno de los niños me sonrió. -Es la señorita que golpeamos con la pelota sin querer, papá.
-¿Oh si? – Nicole me miró sin entender – Espero que no te haya molestado aquel inconveniente, Srta. Ramos.
-No, no se preocupe. Cómo molestarme con esos hermosos niños. – Dije mirándolos. Él me miró sonriendo y luego a los niños.
-Ellos son Thomas y Christopher. – Abrí mis ojos y como no pude fijarme antes, es el hijo de Matt! De mi boca no volvió a salir una palabra.
-Bueno, tenemos que irnos, antes de que mamá se enoje. Un gusto volver a verlas, señoritas. – Se despidieron y los vi alejarse. Miré de nuevo a Nicole. Ella aún seguía mirando el camino por donde se fue.
-¿Estás bien? – susurré. Ella salió de su trance y me miró. Sonrió de lado y asintió. El hambre se me había quitado.
Entonces, la ex esposa de Matt lo había engañado con el profesor. Vaya sorpresa de este mundo inesperado.
-Ellos son los hijos de Matt. – dije abrazando mi vientre.
-¿Qué? – Dijo Nicole abriendo sus ojos.
-Sí...
-¿Cómo carajos sabes eso?
-Pues, Matt me dijo que tenía 3 hijos y uno más que no es de él. Los más grandes se llamaban Christopher y Thomas. No sé si te fijaste que Christopher tenía los ojos de Matt...
-No, no puse asunto. – Dijo negando. Alcé mis cejas y reí negando.
-Ya ves cómo se siente...
-¿Ah? – Preguntó sin entender.
-No poder estar con la persona que quieres – Dije mirándola. Su cara, figurativamente, cayó al piso. Tal vez ahora si entendía todo lo que estaba pasando en vez de juzgarme.
Llegamos a su casa. Tenía unas ganas de vomitar horribles. Pero no quería que sospechara. Entramos a su habitación y comenzamos a hablar de las cosas que pasamos en la universidad.
-¿Y has sabido algo de Gissella? – Pregunté riendo.
-Pues supe que estuvo embarazada no hace mucho.
-Oh. – Fue lo único que salió de mi boca.
-Sí, no entiendo como habiendo tantos métodos para cuidarse, no los usan. Que estúpida. – dijo riendo. Yo sólo asentí con una falsa sonrisa.
-¿Quieres nachos con queso? – Preguntó poniéndose de pie.
-Em, si. – Dije aunque sabía que si comia algo, lo vomitaría. Abrió la nevera pequeña de su habitación y sacó los nachos y queso. Los abrió y el olor me pareció repugnante, cosa rara porque soy amante del queso. No aguanté más y corrí hacia el baño.
-¡Amelia! – Nicole se acercó y me sostuvo el pelo. Todo lo que había comido antes había salido.
------------------------------------------------------------------
Espero que les haya gustado el capitulo♥
No olviden comentar :)
Gracias por leer♥
YOU ARE READING
EL SOCIO DE PAPÁ
RomanceEl socio de papá ¿Qué pasaría si a tu corta edad de 19, te enamoras de un hombre 17 años mayor que tú? No cualquier hombre, sino el socio de tu padre... Amelía Ramos, joven de 19 años. Extrovertida, inteligente y perseverante. Gracias a que sus p...