Epílogo

196 56 73
                                    

Las patrullas policiales y los vehículos forenses, permanecían estacionado frente a una de las casas de un condominio privado. Algunos vecinos curiosos se asomaban para ver como subían los cuerpos  dentro de bolsas negras, a los vehículos. Se escuchaban los comentarios entre ellos, todos asustados y consternados por lo que acababa de suceder. Los oficiales se hacían cargo de que nadie se entrometiera en el perímetro que permanecía delimitado por una cinta amarilla de: no cruzar.  Se veían personas de trajes blancos entrar y salir de aquella casa, tomando artículos y hablando con el detective a cargo de aquel enfermizo caso.

Era plena noche por lo que podían relajarse un poco con los fisgones que nunca tardaban en llegar, y por fisgones, el detective River se refería a los periodistas. Por alguna razón esos sujetos siempre se enteraban de todo, tenían como un olfato especializado para estas situaciones, como las avispas que molestaban en una parrillada. El hombre de cabello canoso dio un pesado suspiro  y tiró el resto del cigarrillo al suelo, cuando su asistente llegó en aquel auto plateado.

—Y bien ¿Qué tenemos hoy? – preguntó la mujer de mediana edad, una vez que descendió del vehículo.

—Homicidio, cinco personas, una familia,  dos mujeres, tres hombres, todos adultos.

La mujer deja escapar un silbido de asombro.

—Parece que nuestro asesino tuvo una buena noche ¿Qué tenemos al respecto?

El hombre le hace un gesto con el dedo para que la siga. Ambos cruzaron por debajo de la cinta policiaca y avanzaron a través del verde césped, para ingresar a la casa. Una que era como cualquier otra de aquel barrio, no tenía nada que la hiciera destacar a excepción del horrible crimen que había sucedido hace ya una par de horas, por lo que los forenses y agentes continuaban trabajando en la recopilación de pruebas. Pero solo al llegar a la sala de estar, se podía ver el desastre que el ataque había dejado. Muchas cosas se encontraban tiradas y rotas en el suelo, había restos de sangres esparcidos en la oscura madera, las cuales eran fotografiadas como evidencia. Cada cosa sospechosa era marcada con un número para luego ser procesada e investigada.

— ¡Santo Dios! – Exclamó la mujer al ver un sofá largo bañado de sangre — ¿Qué sucedió aquí? no me digas que fue una de las víctimas.

—Lo degollaron y las primeras evidencias indican que lo mataron mientras dormía ¿Qué considerado no? – Añade con sarcasmo – fue casi lo mismo, pero eso tiene que confirmarlo los forenses. Tampoco se encontraron señales de que hayan forzado la entrada.

— ¿Alguien que tenía alguna llave?

—O alguien que ya se encontraba en el interior – hace una pausa y le entrega una carpeta con informes a su compañera – échale un vistazo. 

La mujer hace caso y comienza a hojear los documentos, en su mayoría son los mismos informes preliminares de cualquier caso, pero uno de ellos llama su atención.  Su ceño se frunce.

—Dijiste que hay cinco cuerpos ¿no? ¿Entonces porque aquí dice que la actual familia era de seis miembros? ¿No me digas? 

—Se encontraron sus huellas en todas partes, ni siquiera hizo el empeño de ocultar lo que hizo y era obvio que sabía lo que estaba haciendo – el detective River camina hacia una de las padres donde cuelgan fotos familiares – hace ocho meses los padres pusieron una denuncia por la desaparición de su hija, 18 horas después de eso, un hospital recibió  la llamada de una chica herida en una calle especifica – se pone unos guantes de látex para tomar el pequeño cuadro donde aparece una joven rubia – era su hija, que fue internada por un impacto de bala que le había hecho colapsar un pulmón,  tenía rota varias costillas, la muñeca derecha, varios traumatismos  y heridas. La mantuvieron hospitalizada nueve semanas, en las cuales no dijo ni una sola palabra de lo que había sucedido.

— ¿Algún trauma psicológico?

—Fue lo que los especialistas dijeron, después de todo la policía no logró obtener nada de ella – el hombre da un pesado suspiro – tengo una hija de más o menos su edad, y nunca es fácil ver estos casos. Nos comunicamos con sus doctores, maestros y conocidos y todos concordaban conque siempre fue una chica tranquila, un ejemplo de comportamiento para muchos. 

La mujer observó los cuadros y luego continúo revisando los archivos, resultaba difícil que alguien con ese tipo de perfil fuese capaz de un acto tan atroz como ese. Esperar a que todos se durmiesen, caminar hacia la cocina para tomar uno de los cuchillos y asesinar a toda su familia. Parecía algo demasiado monstruoso  para ser real.  Una chica de 16 años no parecía ser capaz de semejante atrocidad, pero todas las pruebas hasta ahora parecían indicar lo contrario.

—¿Y ya averiguaron donde podría estar la chica?

—Su paradero por ahora es desconocido. Hay oficiales buscando y ya se enviaron los informes junto orden de detención a otras ciudades.

El detective River tenía un delicado caso de homicidio entre sus manos. Cinco muertos en un barrio residencial, en donde la hija desaparecida era la principal sospechosa. Solo habían pasado cuatro horas desde que recibieron la llamada, la cual había sido realizada desde un teléfono celular que fue rastreado y encontrado a varios kilómetros de distancia. Pero lo que realmente sorprendió a los investigadores, fue que el aviso fue dado por la hija menor del matrimonio, la cual fue identificada como Charlotte Evergarden, de la cual no se tenía rastro. Todas sus pertenecías seguían en la casa, tampoco encontraron rastro de haber tomado alguna cosa de valor, además de su teléfono celular, el cual ya había sido recuperado por la policía en una calle al otro lado de la ciudad. A pesar de todo el equipo que se había desplegado, continuaban sin encontrar su paradero.

Las primeras investigaciones confirmaron sus huellas tanto en los cuerpos como en el arma homicida, y no se encontró la de ninguna otra persona. Tenían que esperar a que los forenses examinaran los cuerpos para encontrar más pistas sobre la situación, así como también continuar con las interrogaciones a los testigos. Todo estaba recién comenzando y parecía que sería un caso muy largo. El hombre canoso dio un pesado suspiro, hasta que un oficial más joven llegó hasta ellos, con una computadora portátil  y una  nueva carpeta con informes.

—Detective, creo que esto podrá interesarle.

—¿Encontraron a la chica?

—Aun no, pero puede que tengamos algo importante aquí.

El detective y su asistente intercambian miradas mientras el oficial se instalaba sobre una mesa, y encendía el aparato.

—¿De dónde tomaron la computadora? – preguntó el hombre canoso.

—Es de la chica desaparecida.

El detective observó curioso  todo el proceso, siendo una de las primeras cosas que llamó su atención, fue el hecho de que la computadora no poseía una clave. Algo muy poco usual para ser un objeto personal de un adolescente, lo segundo extraño era la falta de iconos o archivos en el escritorio. Solo se encontraba la papelera de reciclaje y el característico navegador de MacBook, aunque en la barra de tareas se encontraba un poco usual icono. Otro navegador, uno que no podría ser la gran cosa si no fuera por el turbio caso que investigaban.

—Tor ¿es en serio? – Comento la mujer observando la pantalla – desearía creer que es una casualidad.

—Aún tenemos que llevarlo para que los informáticos lo analicen, pero, parece que la computadora no había sido usada en semanas y el historial del navegador fue eliminado, aunque, hay registro de algún archivo fue subido a la red.

—¿Qué tipo de archivo?

—Un formato de video, uno que fue gravado con el teléfono con el cual se realizó la llamada.

El detective se alejó unos pasos y se llevó una mano a la cabeza. Todas las piezas parecían conectarse de una manera alarmante. Incluso si parecía ser algo demasiado retorcido, era mejor minimizar cualquier riesgo, por lo que tendría que llamar a la estación para cambiar la orden de búsqueda a captura, no se sabía si el sujeto era alguien violento, pero si era capaz de planificar un homicidio, grabarlo y luego distribuirlo en páginas ilegales, sin duda se trataba de alguien peligroso y era mejor  detenerlo antes de que volviera a hacer lo mismo.

—Jefe – el llamado de la mujer lo saca de sus pensamientos – tiene que ver esto.

El hombre se volteo a mirar el extraño mensaje que mostraba la pantalla. La computadora continuaba conectada a la red wifi de la casa, por lo que aquel mensaje pudo haber sido enviado por cualquier cosa. Solo eran dos líneas de un comunicado escrito con letras rojas sobre un fondo negro, el cual tenía el símbolo de un ojo tribal en la esquina inferior derecha.

Enhorabuena, usuario 260719, su proyecto final acaba de ser aceptado, es un placer aceptarle como un nuevo miembro activo, estaremos ansioso por su próxima participación. Los Ojos, lo podemos ver todo. 

Una gota de sudor frío cayó por la frente del detective.

—Nuevamente son ellos…


13 PisosDove le storie prendono vita. Scoprilo ora