Capítulo 16: Parque de diversiones

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Elías y Charlotte intercambian miradas ante la extraña chica frente a ellos. Alicia mantenía una extraña sonrisa en su rostro, una que reflejaba su carencia de cordura y sentido común, mientras que los otros asesinos mantenían un carácter más reservado o sutil, la maestra del piso 8 no se molestaba en ocultar su lado más psicópata, era como una niña pequeña que disfrutaba de las masacres, de los bizarros juegos y la agonía humana, para ella, el asesinar era la máxima expresión de la alegría, la diversión en su estado más puro. Incluso sus ojos carecían de cualquier signo de humanidad, lo que estaba frente a ellos era un juguete viviente hecho para matar humanos. La asesina perfecta para este piso.

– Son tan lindos, quiero matarlos, quiero encerrarlos dentro de alguno de mis juegos y verlos morir lentamente, eso sería tan maravilloso – murmura sosteniendo sus sonrojadas mejillas – los convertiré en unos preciosos juguetes. 

– ¿Qué mierda pasa con ella?

– No tengo ni la menor idea.

– En serio, en serio quiero dispararle.

– Si la matas se nos hará más difícil encontrar la salida mejor déjala ser por un rato.

Elías frunce el ceño y gruñe por lo bajo mientras guarda las manos en los bolsillos de su pantalón. La idea de tener que estar soportando a Alicia no le agradaba en lo más mínimo. Ya de por sí estaba harto de tener que estar lidiando con la joven rubia, que para él, ya le había traído un montón de problemas. Si no fuese porque Charlotte era increíblemente lista, Elías la hubiese matado desde el primer momento, incluso si le parecía una víctima aburrida, aunque luego eso lo hubiese hecho sentir mal, después de todo habría sido matar casi por obligación, algo que no iba para nada con él, quien mataba por el simple placer de poder hacerlo, algo no muy distinto a lo que hacía un cazador, quien alistaba su arma en busca de una presa perfecta, persiguiéndola lentamente, arrinconándola y cuando la desesperación y el miedo invadían sus ojos, darle el golpe letal, ese era su tipo de juego. Pero con Charlotte eso no funcionaba, no solo por el hecho de que la necesitaba viva, sino, porque prácticamente la chica no le demostraba ni la más mínima señal de tenerle miedo, lo cual era extraño teniendo en cuanta de que siempre se ocultaba cada vez que veía a otro asesino.

Sin darse cuenta, se había molestado.

– Vaya porquería – gruñe enojado – has lo que quieras.

La rubia suspira en un intento de mantener la calma. Las cosas se estaban complicando y Alicia parecía tener un serio problema con sus desórdenes mentales.

– ¿Qué es lo quieres hacer? – le pregunta finalmente.

La chica de lentes da pequeñas palmaditas de emoción.

– Eso es muy sencillo – sonríe de una forma psicópata – estaba tan  emocionada cuando anunciaron que habían nuevos jugadores, me sentí sumamente feliz, fue por eso que idee  un nuevo juego, verán escondí 4 premios dorados que ustedes deberán ganar y llevar a la sala especial que está del otro lado del parque, fácil ¿no?

– Supongo – murmura Charlotte tratando de memorizar cada una de sus palabras.

– ¡¿Verdad que sí?! – Sonríe – por cierto, una última cosa, los juegos solo funcionan con fichas pero siéntanse libres de comprar las que deseen  ¡disfruten de mi piso y pásenla increíble! Así yo podré disfrutar cuando los asesine.

Dicho eso, las luces de todo el lugar se apagan y cuando vuelven a encenderse Alicia ya no está con ellos, los dos chicos se quedan en un completo desconcierto de lo que trataba aquel piso.

– Ok, supongo que esto será como una especie de búsqueda extraña y complicada ¿a quién se le ocurre estas cosas?

– Por lo visto cada maestro es libre de hacer lo que quiera en su piso, siempre y cuando no rompa ninguna de las otras reglas – hace una pausa – por cierto Elías ¿Por qué tu no hiciste nada cuando llegue al piso 12?

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