Capítulo 17: Jugando según las reglas

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Moverse por aquel lugar no resultaba para nada difícil, los otros jugadores ni siquiera se tomaban la molestia de mirarlos, lo cual le resultaba benéficos, entre menos interrupciones tuviesen más rápido podrían salir de aquel lugar, aunque eso era solo teoría, puesto que aun debían completar la extraña misión que Alicia les había encomendado ¿pero cómo encontrar algo tan especifico entre tantos puestos diferentes?  Ir uno por uno entre los puestos les tomaría varias horas, eso teniendo en cuenta de que pudiesen ganar a la primera. Charlotte miraba el enorme mapa del lugar tratando de encontrar alguna pista que le sirviera para ubicar los juegos correctos, pero no había ninguna señal de ayuda, era una situación frustrante incluso para ella, quien después de un rato suspiro de forma pesada.

-Es inútil – murmura en voz baja – no puedo concentrarme con tanto ruido… es molesto.

Se pone de cuclillas, ocultando su cara entre las rodillas y sosteniendo su cabeza con ambas manos.

–Deja de perder el tiempo, hay que salir de este sitio.

–Ya voy, si quieres te puedes adelantar.

–¡¿Y cómo mierda quieres que sepa a dónde ir?! Si supiera el camino no perdería el tiempo contigo.

–Cierto.

–Eres un caso perdido – suspira molesto – ya muévete – le dice mientras emprende camino.

Charlotte se queda un momento en aquella posición, tratando de despejar su mente que parecía haberse saturado con el bullicio de aquel lugar, uno que la ahogaba y hacia que su juicio comenzara a fallar, cualquier intento de concentración era aplastado por su entorno. Su voluntad se quebraba con cada minuto que pasaba en aquel sofocante lugar. Frustración era una palabra muy pequeña para describir el sentimiento que la abrumaba en ese momento.

Pero tan rápido como había aparecido aquella sensación aplastante, desapareció. Charlotte levanta la mirada y su alrededor continuaba igual de bullicioso, pero aquello ya no parecía afectarle en lo absoluto. Simplemente se puso de pie y continuo con su camina alcanzando a Elías, quien se encontraba mirando como la pequeña montaña rusa hacia su recorrido, o al menos eso era lo que parecía que hacía, ya que más bien hacia un rápido reconocimiento de aquel espacio, en donde de vez en cuando se centraba más en algunas personas. La joven no pude evitar observarlo desconcertada, era difícil saber qué era lo que estaba cruzando por la cabeza de aquel asesino y preguntarle al respecto, no era algo que estuviese dentro de la lista de buenas ideas, Elías era demasiado volátil como tener algún tipo de conversación tranquila. Por lo que rápidamente desiste de aquel pensamiento, si era algo importante se lo diaria a su debido tiempo, o al menos tenía la esperanza de que así fuera.

Elías ignorando por completo a su compañera, comienza a caminar hacia un punto en específico, sin detenerse en ningún segundo y sin chocar contra ninguna de las personas que abarrotaban el lugar, lo que era una gran proeza. Charlotte por otro lado no era tan hábil en eso, por lo que más de una vez choco contra algún extraño, pero no se detuvo a pedir disculpas ni a mirarlo, solo le importaba no perder a Elías entre esa multitud. Si eso sucedía se convertiría en otro problema que resolver, y ahora no tenían tiempo para ello.

Finalmente la caminata termina frente a una banca donde se encontraba un hombre sentado. Tenía una apariencia ruda y de pocos amigos, y a pesar de parecía estar llegando a sus cincuenta años su físico seguía muy trabajado, su cabello estaba canoso y algunas arrugas se marcaban en sus rostro y manos, pero lo que más llamaba la atención era una cicatriz que cruzaba de forma diagonal toda su cara. Charlotte siente una extraña sensación que no logra definir, pero aun así mantiene una expresión impasible, al punto de que parece vacía, mientras se mantiene al lado del chico de cabello oscuro.

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