Habían llegado mas cazadores.

Por el rabillo miro como Kate corría a cubrirse detrás del berserker, pues los cazadores mexicanos no dejaban de disparar en su dirección. Ayudo a la morena ponerse de pie, y ambas corrieron de nuevo con el pelinegro Hale, quien estaba muy débil y extremadamente pálido.

—¿Derek? —lo llamaron a unísono llegando a su lado. El mencionado les lanzó una mirada por última vez antes de dar el último respiro.

¿Acababa de morir?

—Breaden —Mackenzie la llamó aterrado con sus manos temblorosas, y la presión en su pecho se hacía de nuevo presente—. No escuchó su corazón —dijo con la voz entrecortada, sintiendo las lágrimas deslizarse por sus mejillas.

Su Derek había muerto; sin haberle dicho que el era parte de su ancla.

La mercenaria soltó sollozos por lo bajo, y la rubia no se quedó atrás. El chico quien la había criado, educado e dado cariño había muerto frente a ella. Sus ojos empañados de lágrimas apenas pudieron distinguir a los cazadores siendo lanzados por el berserker, una inmensa ira creció en su interior. Esa cosa era el culpable. Sin querer ver el rostro sin vida de Derek, Mackenzie se acercó donde el berserker dispuesta a matarlo.

En el momento que se enfrentó a el, sus sentidos se agudizaron más y sus movimientos eran más rápidos; aquello solo pasaba cuando te dejabas dominar por el lobo en tu interior.

No se inmutó, su progenitor anteriormente le había hablado sobre eso.

Con sus largas garras rasgó el cuello del berserker —la parte que estaba a la vista desprotegido—, enterró sus garras entre los orificios de los huesos que usaba como armadura sintiendo un líquido deslizarse entre ellas. El berserker cayó al suelo cuando Argent disparo hacia su espalda la cual estaba expuesta después de que la chica le quitara algo de su "armadura".

La rubia Hale se recargó en una pared tratando de recobrar la respiración, nunca antes se había esforzado tanto para herir a alguien —no contaba el mercenario—. Soltó un quejido apenas audible al sentir algo encajarse en un costado del cuello, llevo su mano a él cubriéndolo al mismo tiempo que observaba a su alrededor. A la izquierda había una pequeña ventana en la cual gracias a lo poco que quedaba del vidrio pudo distinguir el reflejo de una gran jeringa. No pudo reparar en ello cuando a pocos metros, Kate se acercaba peligrosamente a una mujer de cabello corto, una cazadora mexicana.

Mackenzie no dudo en acercarse para colocarse aún lado de esa mujer; protegiéndola de Kate. Esta misma sonrió burlona pero su sonrisa se desvaneció al sonido de un aullido sonar por todo el lugar, a las espaldas de Hale y la mexicana, estaba un gran lobo negro que iluminó sus ojos los cuales eran azules.

—¿Derek? —susurro la rubia para si misma pero aun así fue escuchada por la mujer quien le prestó atención. Con la mirada busco el lugar donde anteriormente había estado el cuerpo de su primo, pero en este no había rastro de el—. ¡Derek! ¡Es Derek! —gritó emocionada dando pequeños saltos, su sonrisa complacida se agrandó aun más al ver como el lobo atacaba a Kate.

Sin pensárselo, abrazo a la mujer a su lado, esta se quedó rígida al principio pero después le devolvió el abrazo con una sonrisa incómoda. Algo era algo. El lobo se transformó en Derek al mismo tiempo que Mackenzie separaba de la mujer.

—Estabas muerto —tartamudeó Kate mirando a Derek con asombro.

—No —habló negando ligeramente con la cabeza—. Estaba evolucionando, algo que tú nunca harás.

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Where stories live. Discover now