28: Una familia entretenida

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—Nadie tuvo la fuerza para alzar un teléfono y llamarme, ¿verdad?

—F-fue una noche difícil —habló Colin con temor. No quería ganarse una cachetada verbal solo por hallarse en medio de la situación de una manera totalmente extra—. Quiero decir..., lo siento. A mí no se me ocurrió.

—Jay, no quiero esto. —Emma secó sus lágrimas con sus manos. La voz le temblaba al igual que las manos. Aquella frase, «No quiero esto», se repetía en su cabeza de forma neurótica desde que Faith les dio el anuncio.

J.J. se llenó de aire, recostándose contra la mesada.

Tampoco quería eso, pero...

—¿Qué podemos hacer? Fueron las acciones de pa, Emmy. No tenemos ningún control —meditó.

—¿Y dónde está él? —hizo un sonido con sus mocos.

—Pues, en el ático no está —resopló.

—Debió haber ido a resolverlo —pensó Colin.

J.J. inspeccionó de forma visual a Emma. Le miró las manos que temblequeaban; la manera en la que sus fosas nasales se inflaban y bajaban al respirar; tenía una expresión que proyectaba lo destrozada que estaba. Y J.J. la comprendía. Un día era la única para su papi, y al otro debía acostumbrarse a un posible hermano sanguíneo perdido. Emma siempre había sido celosa; cuando niña no le gustaba que su papá cargara a Coral, aunque creció y maduró, los celos seguían escondidos en su interior, eso fue lo que J.J. pensó. Además, creía con optimismo que su hermana se adaptaba con media facilidad a los cambios, pero, demonios, en verdad que sufría en el proceso. Y, en un momento donde aparentemente todo se encontraba marchando bastante bien, esa noticia se sintió como una explosión atómica en la tranquilidad del ático. Sin mencionar que no tenían la menor idea de porqué esa gente decidió reaparecer dos décadas tarde. ¿Qué traían en manos? ¿Qué pretendían? ¿Querían dinero? Querían dinero, eso era todo lo que podía deducir porque no le cabía otra idea en el cerebro. Querían fortuna, un pedazo de herencia.

—Todo estará bien, Emma —la abrazó de nuevo.

—No, Jay. Nada estará bien. Esa mujer dice la verdad. Lo sentí. —Sus lágrimas se secaron con la camiseta de su hermano. El llanto cesó, pero seguía con un espasmo en el cuello. Estaba viviendo su peor pesadilla.

—¿V-vieron al chico? ¿Una foto? ¿Algo? —inquirió J.J.

Colin abrió su boca con intenciones de contarle los últimos incidentes relacionados con el tema, pero Emma se adelantó, contestando:

—Una foto.

No quería estresar de más a su hermano. No sabía lo que era capaz de hacer si se enteraba que, al parecer, el hermano perdido de los dos la siguió después de aquel horrible primer encuentro. Si pensaba contárselo, sería en un momento más calmado que ése. Y Colin entendió la situación. Emma no quería preocupar a J.J., pero no estaba seguro si debían mentirle, él ya se encontraba bastante furioso porque no lo llamaron.

—¿Y? ¿Se parece a pa? —preguntó con acelero, abriendo sus ojos al tamaño de dos balones.

—Eh... —Colin se rascó entre su cabello.

—La mujer es de tez oscura —dijo Emma.

—Oh, el chico se parece a mí. —J.J. tocó su pecho.

—No precisamente —contestó Emma.

—Tú eres café, y él es café con leche —habló Colin.

—Entonces, puede que sí sea de pa —miró a Emma con sus ojos entrecerrados.

—Jay, eso no nos dice absolutamente nada —resopló con impaciencia.

El Novio De Emma© #2Where stories live. Discover now