Capítulo 24

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No era una novedad que evitara a Nirek regularmente, pero después de aquella discusión lo había hecho con mucha más fuerza que antes, le apliqué la ley del hielo durante dos días seguidos y sorprendentemente la tercera mañana no lo había visto.

Miré hacia todos lados y entre en la cocina como era de esperarse me encontré con Kerick.

―Ya se fue―dijo mientras masticaba un pedazo de pan.

Suspiré con alivio.

―¿Por qué siempre sales tan tarde de la casa al trabajo?―le pregunté y caminé hacia el refrigerador.

―Porque soy eficiente y no necesito llegar temprano al trabajo―contestó y bebió de su café―, por cierto si estás buscando tu desayuno Nirek se lo llevó―agregó y le dio otra mordida a su pan.

―¡Lo odio!―exclamé enojada.

Me froté la cara frustrada y pataleé en el piso realmente molesta.

―Pareces una niña chiquita Indira.

―¿Por qué no lo detuviste Kerick?―le regañé y acusé con el dedo―¡Carajo, es lunes!¡Se hará tarde!

―Porque así puedo llevarte por tu avena que tanto te gusta―contestó y se levantó de la silla con tranquilidad para servir una taza de café.

―A veces te quiero mucho―le dije.

Kerick sonrió.

―Siéntate y toma café ahorita nos vamos.

Tomé un trago de café y me sentí mejor, sí, Kerick y yo éramos unos adictos de la cafeína por la mañana.

―Tienes que terminar esta guerra con Nirek―me dijo Kerick seriamente―, ustedes parecen dos niños y empiezo a sospechar que se están enamorando perdidamente.―Lo último había sido dicho con cierta sorna o burla pero aún así me ofendí como si me estuviera diciendo mi peor verdad.

―Nadie se está enamorando―le contesté con voz firme.

―Por favor―exclamó―, se bien que ustedes dos han tenido sus rozones―agregó con ironía.

―¿De qué rozones hablas?―pregunté desentendida.

―Todas esas peleas absurdas, sus besos, el juego de ser esposos―me canturreó.

Rodé los ojos molesta y de pronto se salió algo de mi boca que no esperaba.

―Pues al menos yo no me acuesto con la esposa del Jeque―contraataqué.

¡Upsi!

Kerick abrió los ojos y casi escupe su pan.

―¿Cómo sabes eso?

Sonreí tratando de disculparme.

―Lo siento, no debí decirlo, pero ahora que salió a flote debes saber que eso les puede costar el Hotel a ti y a tu hermano―me disculpé nerviosamente y desvié la mirada.

―Se llama hacer negocios internacionales Indira―dijo quitándole importancia al asunto.

―¿Eso te enseñaron en la carrera?―pregunté entrecerrando los ojos.

Kerick rió.

―Eres muy astuta señorita, no hablaré más del tema ya que solo lo usaste de distracción y se nos hará tarde.―Se volvió a levantar de la silla, bebió el resto de café y tomo su saco―.Vamos.

Lo seguí.

―Kerick, no puedes seguir acostándote con Bashira―le volví a sacar el tema mientras conducía.

Para toda la vida.Where stories live. Discover now