Capítulo 16

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En la mañana me encontraba en un estado del sueño bastante ligero, no había podido descansar bien; mientras me daba la vuelta para coger una nueva posición escuché como alguien tocaba la puerta.

Me mantuve con los ojos cerrados y no me moví.

―Indira, necesito que hablemos―la voz de Nirek me terminó de despertar pero no contesté, solo abrí los ojos con sorpresa.

―Vamos―insistió―, déjame entrar «bonita»―dijo mientras daba ligeros toques sobre la puerta.

Entrecerré los ojos ¿Bonita?

¿Cómo se atrevía a llamarme bonita después de todo? Eso ya era considerado una ofensa.

Gruñí molesta y me quedé callada, después de ignorar a Nirek por un buen rato desapareció, supongo que tenía que reunirse temprano con su amado y estúpido jeque. O tal vez iba a ver a la tal Shaila.

Cuando salí de la habitación de huéspedes me aseguré que mí hipócrita esposo se hubiese marchado, regresé a nuestra habitación y tomé una ducha caliente, me arreglé para ir a ver a Vale con un vestido negro y unos converse, cepillé mi cabello con pesadez y me dispuse a tapar las horribles ojeras junto con los rastros de moretones que quedaban.

Miré por todos lados buscando el maletín que contenía la foto de mi esposo y Shaila, no estaba. Seguramente Nirek se la había llevado.

Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, necesitaba tomar un café urgentemente o me dolería la cabeza, de eso estaba segura.

Al entrar en la cocina me encontré con Kerick leyendo el periódico y tomando un café con leche, estaba vestido con un traje, me miró y sonrió abiertamente a lo cual yo no pude más que sonreírle de forma forzada.

―Te ves de muy mal humor―cotilleó.

¿Por qué será? Pensé.

Revoleé los ojos.

Se levantó de la silla.

―Siéntate Indira, yo te sirvo―dijo haciendo referencia al café.

Asentí y busqué el pan tostado para después tomar asiento frente a la silla de Kerick .

―¿Qué tienes?―preguntó con un poco más de seriedad cuando me puso la taza de café negro frente a mis ojos.

Negué con la cabeza.

―Creo que me dará jaqueca, pero estoy bien.―Sonreí―.¿Cómo estás tú? ¿Por qué no te has ido a trabajar?

Kerick se encogió de hombros despreocupado.

―Odio madrugar y Nirek tiene todo bajo control.

Asentí.

De pronto una increíble idea me vino a la mente mientras veía a Kerick hacer la sopa de letras del periódico.

―Oye Kerick...―le llamé atrayendo su atención.

Sonreí un poco mientras él alzaba la ceja en interrogación.

―¿Si?

―¿Qué me puedes contar sobre Shaila?―pregunté lo más neutral que pude pero amablemente.

La cara de mi cuñado fue épica.

―Eh...

Kerick se puso un poco nervioso, algo que no me gustó.

―¿Quién?―cuestionó haciéndose el tonto.

―¡Shaila! ―exclamé dejando ver mi impaciencia.

Para toda la vida.Where stories live. Discover now