Capítulo 22

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Había pasado exactamente un mes después de aquella noche en la que miré a Nirek semidesnudo y redimido, sus ojos habían estado como dos aceitunas negras observando cada detalle de mi rostro. Había sido una decisión relativamente fácil pero muy difícil haberla dicho en voz alta.

―Creo que es mejor que nos separemos―respondí mientras levantaba mi cadera del marco de la puerta y me alejaba un poco.

Nirek asintió y se frotó el rostro.

―Era evidente lo que escogerías―dijo duramente mientras salía de la habitación y daba un portazo.

Fue incómodo, me había sentido mal por no luchar por mi matrimonio, pero muchas cosas se habían perdido en el proceso de rescatar lo equivocado, habíamos hecho todo mal y yo solo quería dejar de sufrir, de pelearme conmigo misma y de luchar por alguien que aunque decía quererme pero no me lo demostraba.

Había sido una noche reveladora porque me había pesado y dolido cortar mi matrimonio lo cual significaba que Nirek me importaba de forma real pero tal vez nunca nos podríamos acoplar y querer como unas personas normales, por eso había hecho lo que había hecho. Y debo decir que mi corazón y mente se habían confundido ya que al pensar en la libertad también había pensado en Julio.

Me terminé de cepillar el cabello y tomé mis libros se hacía tarde para mi primer clase del día, el tiempo se iba rápido entre la escuela, las prácticas y estar con mi padre, había empezado a ahorrar el dinero que me pagaban en el trabajo de la escuela y había evitado a toda costa a Shaila ya que llevaba a Niko a la escuela para que tomara terapia a través del arte, no quería imaginar el shock del niño al conocer a su padre y ni pensar los traumas que arrastraría su madre.

Bajé las escaleras de tres brincos.

―A alguien se le hizo tarde―cotilleó Kerick mientras revisaba su celular.

Gruñí.

Busqué en el refrigerador mi desayuno que había preparado la noche anterior.

―Nirek se lo llevó―volvió a hablar entre risitas.

―¿De que hablas?―Lo miré y alcé la ceja.

―Nirek se llevó tu frutita y la avena y la lechita de soya y todo eso que preparaste anoche―dijo sin despegar los ojos del celular y masticando su cereal.

―Agh―exclamé―.Ese cabron.

Kerick finalmente me miró y rodó los ojos.

―Te ves muy enojada.―Le dio una cucharada a su cereal―.Haremos esto, te llevaré a la escuela pero pasaremos por tu desayuno antes a un lugar que te encantará.

―No me encanta Starbucks―dije bastante enojada.

―No, no, nada de eso, apoyaremos el negocio local.―Bebió toda la leche del tazón y se levantó de la silla―.Vamos.

A veces agradecía que Kerick fuera tan bueno conmigo y me hiciera sentir como si le importara, me resolvía gran parte de mis problemas y ya se había ganado mi cariño aunque siempre fuera tan malditamente coqueto y tan... exasperante.

Kerick me llevó a comprar una bowl de avena con frutas que estaba mucho más delicioso que el que había preparado la noche anterior, así que se sentía casi como una venganza esa delicia, después me había llevado a la escuela y llegué con malditos veinte minutos de retraso pero no me arrepentía ni un minuto.

Entré a la clase de Lingüística en silencio y me senté a lado de Vale.

―¿Por qué llegas tan tarde?―susurró.

Para toda la vida.Where stories live. Discover now