•Declaración • Capítulo 25

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Había sido un día como cualquier otro, se había despertado con la cálida esencia de su omega, recordaba el hundir la nariz en su cuello y deleitarse con su aroma, recorrer con sus labios su desnuda piel y unir sus cuerpo en una sensual danza llena de éxtasis.

Podía recordar el sutil tono rosa de las mejillas de Seokjin al momento de ser golpeados por su orgasmo, como su boca dejó escapar un glorioso gemido y sus paredes extenderse para recibir su nudo. El como había besado el vientre de su pareja, hablando con el cachorro crecía en su interior, sintiendo como su corazón se llenaba de  regocijo ante la felicidad que le producía su pareja. Cuando su nudo perdio su grosor, se removió con delicadeza viendo como su semen salía y manchaba los pálidos muslos de su pareja, había sido un encuentro dulce, tan diferente a los normalmente tenían pero aún así satisfactorio.

Rodeo la cintura de su pareja utilizando uno de sus brazos como soporte para no lastimarlo. Sus labios se unieron de forma dulce en un beso cargado de sentimientos que hizo latir desmesuradamente sus corazones.

—No quiero irme— le dijo a su pareja una vez que se separaron.

El omega suspiro, tirando de sus cabellos para alejarlo, pese a sentir como su lobo protestaba por la separación. —Debes ir a la reunión del Consejo, es tu deber, mientras más rápido te vayas mas rápido podrás volver con nosotros.

—No quiero, Jaebum puede ir en mi lugar.

—Es tu obligación Nam— repitió con firmeza.

—Lo se—Suspiro con derrota.
Había sido difícil el separarse, había sentido a su lobo protestar ante ello y realmente quería mandar todo al diablo y sólo acurrucarse con su pareja.

Ahora mientras, veia la carretera moverse con rapidez podía sentir el dolor de su lobo volverse físico, sentía que apenas podía respirar y como su corazón latía a un ritmo más lento del normal, se arrepienta tanto de no escuchar a su lobo y quedarse con su pareja y ahora era tarde. Había estado tan ensimismado en la reunión que apenas había sentido la angustia de Seokjin, lo noto cuando fue demasiado tarde y su pareja sufría, se había aferrado a la esperanza del débil eco que escuchaba en su mente, el lobo de su pareja rogando por él, sabía que mientras lo escuchara Seokjin seguiría vivo, pero ahora un mutismo absoluto dominaba sus pensamientos, apenas recordaba las palabras dichas a los miembros de su manada que lo acompañaban en aquella reunión, los cálidos brazos de Jackson sostenerlo mientras el dolor físico por su lazo roto lo debilitaba.

Era demasiado tarde y sólo esperaba el momento de llegar para ver a su pareja una última vez antes de seguirlo en su muerte. Su nariz se llenó de la familiaridad del olor de su tierra y corrió cuando el vehículo en que estaba siendo transportado apenas había disminuido su velocidad, apenas había escuchado las palabras de Jaebum gritándole la dirección donde se encontraba su pareja, su lobo tomó el control y sus patas adquirieron la velocidad necesaria para llegar al centro médico que había mandado a construir para la manada, recordaba los ojos de Seokjin llenarse de lágrimas cuando lo vio por primera vez, había sido una mejora para la manada pero egoistamente el sabía que el principal motivo para su construcción fue el poder ver la felicidad de su pareja.

Ahora mientras rompía las puertas y corría hacia el lugar donde el olor de la sangre de Seokjin se olía con mayor fuerza, unos fuertes brazos lo detuvieron y lucho contra ellos sin éxito, el dolor lo había debilitó y el cambio llegó rápidamente. Se encontró a si mismo sobre su espalda con la visión de Jimin encima suyo presionando su garganta en su intento desesperado por detenerlo.
El Alfa pelirubio, tenía contusiones y golpes en todo su delicado rostro y pese a todo seguía manteniendo el grado de fuerza necesario para detenerlo.

—¡No actues como un animal ahora! —Jimin, sorprendido por la llegada tan abrupta del Alfa y su comportamiento, jamás lo había visto actuar de esa manera.

El omega perfecto #1 |Namjin|On viuen les histories. Descobreix ara