•Juego• Capítulo 10

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La imponente aldea se alzaba ante la vista de sus nuevos residentes. Si bien uno podía ir y venir a sus anchas, el otro se mantenía en una constante reclusión, bajo la burda excusa de una enfermedad inexistente, aquella era una cruel mentira dicha por el Alfa que disfrutaba del sufrimiento de su omega. Sabía que los castigos físicos no servían de nada, lo había intentando una y mil veces y ninguna reacción de había dejado ver en el rostro del omega, asi que había pasado a la tortura psicologica. El aislamiento era sólo una de las tantas acciones que el Alfa planeaba ejercer contra el omega.

Dos semanas habían pasado desde el último contacto que había tenido el omega con otra persona, salvo con el Alfa que solo le dedicaba palabras hirientes y sólo alimentaba su constante dolor al recordarle su soledad.

Seokjin tenía ansias de salir y sentir si quiera la brisa veraniega pero el miedo a desobedecer la orden del tirano que manejaba su vida lo paralizará antes de poder realizar cualquier minima acción. Desde la ventana podía ver el rostro sonriente de Mark quien paseaba con toda libertad del brazo de su pareja mientras él se dedicaba a observar como la vida en la aldea pasaba lentamente. Por un momento sintió envidia por la felicidad que veía en el rostro de Mark pero el recuerdo de las palabras de sus padres eliminaban con premura esos sentimientos. El amor no era nada más que una ilusión que la mordida le brindaba a las parejas sólo los inteligentes se acoplaban sabiendo que todo sería momentáneo, errados estaban los que se dejaban arrastrar por ella, el dolor que sentirían al ver su "amor" caer en pedazos lo hacía sentirse extrañamente aliviado por el mismo no correr el riesgo de caer en semejante error.

Mirando el calendario sobre su mesa la mesa de noche que adornaba la habitación que le había sido concedida, sabía que el tiempo estaba corriendo su perfecta actuación se vería afectada por el terrible secreto que lo perseguía y que sus padres habían aprovechado para usarlo en sus propósitos egoístas, el no tenía más tiempo que perder, su propia vida estaba en riesgo y no podía dejarse llevar por sus sentimientos. Sabía que rompía la promesa que le había hecho a Hoseok de no dejarse vencer por esta situación pero ya su alma había renunciado a ser salvada, el simplemente estaba condenado y sus pecados estaban siendo cobrados.

Un potente olor lo hizo temblar en su interior, sabía que su Alfa estaba entrando en la etapa del celo y su deber sería complacerlo, así que con lentitud se despojo de su ropa y se arrodilló en el suelo, esperando que los instintos animales tomarán el control del Alfa, puesto que así sus planes serían más fáciles de llevar a cabo. Su cuerpo sólo seria el sacrificio a entregar y a él no podría importarle menos, porque el mismo nunca le había pertenecido, el siempre le daba la bienvenida al dolor que el acto carnal le provocaba puesto que era un indicativo de que su cuerpo no estaba tan podrido como el sentía que lo estaba su alma. Cerrando los ojos y metiéndose en su papel espero a que el destino entrase en marcha.

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Namjoon entro a la habitación después de un día pesado, su cuerpo entero estaba más caliente de lo normal, el tenido celo estaba en marcha y el sentía pánico. Desde su último encuentro sexual, las ansias que tenía por una liberación nublaban su juicio, el mismo sentía que sus acciones estaban cruzando un punto sin retorno, si, el odiaba al Omega que le había sido entregado pero en momentos de reflexión pensaba que su accionar estaba siendo exagerado, aunque este pensamiento duraba poco puesto que la imagen sonriente de Jackson del brazo de su pareja aparecia en su mente. Su vida había sido marcada por la infelicidad y el si quiera pensar que su único deseo que era el tener de pareja a Jackson no le fue concedido borraban cualquier arrepentimiento que empezaba a formarse en él.

Sintiéndose caer cada vez más en su lado animal entró rápidamente en su casa, y reprimido un jadeo al ver a su omega desnudo en un estado total de sumisión. Se sentía asqueado de si mismo al ver como su pene se endurecia ante tal imagen, el no quería unirse al Omega pero su lado animal le exigía que se enterrara en aquel cuerpo que así el despreciara, le pertenecía.

-¿El gatito quiere jugar?-Aquel era su lobo hablando, apenas pudo reaccionar cuando ya tenía su rostro a escasos centímetros del rostro del omega.

Seokjin ni se inmutó ante aquel brusco gesto. -Me necesitas para calmar tu celo, soy tuyo. Puedes usarme a tu antojo.

Namjoon dio una suave risa ante aquellas palabras, su lobo arañaba la superficie ante tal grado de sumisión. -Eso planeaba hacer aún sin tu consentimiento.

Namjoon inclino la cabeza y mordió el cuello ajeno sin contemplación, deleitado cuando un gemido ahogado se escapó de los belfos ajenos. Su lobo estaba complacido, mientras empujaba a Seokjin al suelo por la imagen que el mismo le brindaba, lo miraba tan frágil pero tan decidido a ser usado para saciar sus deseos, aquella criatura era suya sin importar los sentimientos que su lado humano pudiera tener el lobo en estos momentos ejercía el control y sólo pensaba en saciar sus deseos. La promesa autoimpuesta de nunca tomar al Omega por voluntad había quedado atras, ahora sólo dominaba la satisfacción propia.

Dos cuerpos estaban a punto de unirse, sin saber que aquello era el comienzo del fin, dos almas rotas y corroidas por el dolor se enfrentarian y sólo una podría ser la vencedora del juego enfermizo en que estaban a punto de caer.

El omega perfecto #1 |Namjin|Where stories live. Discover now