•Sin escape•|Capitulo 3|

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Seokjin podía sentir el miedo colandose por cada uno de sus puros, si al principio tuvo alguna esperanza de al fin encontrar un escape aquellas esperanzas de habían esfumado luego de las palabras de aquél alfa.

La soledad aquella vieja compañera se instaló en su pecho. La voz del alfa interrumpió su melancolico pesar, sonriendole con crueldad.

-Desnudate- Dijo el hombre.

Seokjin tomó aire, clavando la mirada en el suelo. Quería gritar, negarse a la orden impuesta, pero sabía que su negativa sólo empeoraria su precaria suerte.

Se quito la ropa con toda la premura que sus temblorosas manos le permitieron. El alfa se acercó a su cuerpo con pasos lentos, parecía un depredador cazando a su presa, sus manos empezaron a recorrer con rudeza el cuerpo ajeno, era un acto totalmente impersonal una mera revisión de la mercancía recién entregada.

-Eres tan perfecto como prometieron.
Llevo sus manos a la cabellera del Omega y pudo todo su peso sobre ella, obligándole a caer de rodillas frente a él. Seokjin hizo una mueca soportando la humillación.

-No puedo- dijo casi rogando.

Un fuerte golpe en su mejilla le hizo sentir el metálico sabor de la sangre, aquello había sido un error, se repetía a si mismo, y sólo estaba siendo castigado por ello.

-No vuelvas a hablar sin mi maldito permiso, sólo hablaras cuando yo te lo ordene, eres un títere que sólo se moverá cuando yo lo ordene ¿estamos claros?

-Si señor, lo que ordene.- Su voz apenas pudo escucharse.

-Eso es justo lo que quería -el alfa llevo una mano a su pantalón mientras que con la otra seguía sosteniendo la cabeza del omega. -Abre grande gatito.

No sentía el aire en sus pulmones. El cuerpo entero le temblaba y sentía dolor en su cara por el golpe recién dado. El nudo en su garganta se hacía insoportable. Incluso así con miedo lo hizo, si no cumplía las órdenes del alfa todo sería peor para él, aquel golpe lo había dejado implicito. Ya no tenía orgullo, en realidad nunca lo tuvo, su destino era ser dañado y humillado. Aquello no era su culpa, él lo sabía muy bien, pero no servían de nada las lamentaciones sólo le tocaba aceptar su miserable suerte.

Cuando el alfa se vino en su boca, paso los dedos recogiendo la estela de saliva y semen que escapaba por su barbilla, obligándole a chupar sus deseos y tragar el rastro.

-Eres bueno, ahora vístete nos despediremos de tus padres -dijo subiendo su pantalón. Le dedico una mirada y salió de la habitación.

Seokjin no podía moverse. Temblaba y su estómago insistía en querer expulsar las náuseas a través de su garganta. las reprimio como pudo, apenas sus fuerzas le ayudaban a no derrumbarse como peso muerto sobre el frío suelo.

Lo primero que escucho al llegar al salón real fue el sonido de aprobación de sus padres. Si bien el acto de unión no había sido concretado se podía oler en él las feromonas que el alfa había soltado gracias a su excitación.

-Siéntate Seokjin- ordenó su padre señalando una silla vacante al lado de su prometido. Él hizo caso manteniendo sus ojos al nivel del suelo.

-Si nos disculpan sus majestades-musito Namjoon con una nota de sarcasmo en su voz. -Por la mirada que tiene mi beta puedo suponer que está conforme con su pareja, y ya que yo también lo estoy procederemos a retirarnos a nuestra aldea.

-Pensé que se quedarían un par de días más - inquirió su madre- Dejalos al menos que terminen de recoger sus pertenencias.

-Eso no será posible su alteza, según las leyes de mi manada ellos deben dejar atrás cualquier rastro de su vida pasada, incluyendo sus pertenencias.

-Pues al menos deja que me despida de mi hijo Namjoon- comento su madre con voz temblorosa. Si Seokjin no la conociese tan bien podría haberse creído su falsa imitación de una madre preocupada -Ven aquí hijo, dame un abrazo.

Seokjin apenas pudo obligar a su cuerpo a moverse hacia el trono, si aquel alfa le producía escalofríos, esa sensación se convertía en nada en comparación con el terror que le producían sus padres.

-Sabes lo que debes hacer, no nos decepciones -susurró su madre en su oído, mientras disfrazada aquella amenaza con toques dulces.

-Te llevas a mi primogénito y orgullo Namjoon, tratalo como se merece. -indicó su padre con voz firme.

Seokjin desvío la mirada, regresando con pasos delicados al lado de su prometido. Por el rabillo del ojo pudo divisar al beta junto a Mark. Estaban tomados de la mano, si bien el omega se veía nervioso parecía que aquella acción le complacia.

-Nos retiramos- dijo Namjoon con dureza.

Apenas podía caminar. El pánico inundaba cada fibra de su ser, él siempre había odiado aquella prisión de cristal donde había crecido pero al menos en ella estaba a salvo, sabía que era demasiado útil para sus padres por ello seguía vivo. pero ahora marchándose de aquella falsa seguridad temía por su vida, ya ni siquiera confiaba en el plan de sus padres.

Que ingenuo eres Seokjin, por creer que la suerte alguna vez estaría a tu favor.

Una vez que salieron del palacio y comenzaron a encaminarse hacia el bosque fue más consciente del lamento de su omega interno, suspiraba en busca del consuelo o algo que pudiese acabar con su dolor. Cada paso que daba era una sentencia ¿cómo podría sobrevivir sin su amigo Hoseok? Aquel que lo ayudaba a no convertirse en un cuerpo muerto, sabía que todo había acabado sus ilusiones siempre fueron en vano, la felicidad nunca sería para él.

Mientras más se adentraban en las penumbras del bosque más se entumecia su dolor emocional para darle paso al físico. Las pequeñas y ramas que habían por el camino torturaban las desnudas plantas de sus pies, quería llorar, podía sentir la sangre brotar de sus heridas. Sabía que pronto sus fuerzas le abandonarían.

Quizás era lo mejor. Pensó, recibiría con los brazos abiertos a la inconsciencia.

-Namjoon debemos parar -comenzó el beta que ahora sabía se llamaba Jackson-Tu pareja está a punto de desmayarse, amigo.

Seokjin ahogo las palabras de agradecimiento,aquel beta tenía un alma noble, lo supo cuando apenas empezaron el viaje cargo a su pareja para que no se lastimase.

-Él está bien-respondió el alfa- La pareja del alfa debe ser fuerte no un debilucho Jackson, además faltan unas pocas horas para llegar.

-Está oscureciendo Namjoon, ellos no están acostumbrados a estos viajes -dijo acariciando el rostro de su durmiente pareja- Es nuestro deber cuidarlos y protegerlos. No me importa lo que quieras hacer yo me iré al refugio que tenemos cerca. Mi pareja necesita alimentarse, tú deberías cuidar mejor de la tuya.

Seokjin escucho un gruñido. Aquel era era el alfa molesto por aquella falta de respeto, tuvo miedo, el había experimentado el castigo de aquél hombre por algo leve, ¿qué le pasaría al beta?
Para su sorpresa el alfa sólo asintió en silencio y caminaron en dirección al refugio que había mencionado Jackson. El dolor en sus pies seguía latente, pero la premisa de unas horas de descanso le dio la energía que necesitaba.

Cuando llegaron a una vieja cabaña apenas pudo sentir alivió cuando fue cogido bruscamente por la muñeca y llevado a una pequeña habitación. Aquel alfa lo miraba con tal odio que sintió sus rodillas debilitarse, sus ropas fueron destrozadas mientras era arrojado con brusquedad al sucio suelo. El hombre procedió a desnudarse con rapidez, Seokjin apenas pudo reaccionar cuando sus piernas fueron separadas, horrorizado vio como aquel alfa tomaba su erección y se adentraba de una sola embestida en su interior. El dolor lo hizo gritar, sus lágrimas formaban caudales en su mejillas, aquello era demasiado, cada estocada y gruñido de placer del alfa era el infierno para él.

Sólo se dejó hacer, con lágrimas en sus ojos y su alma muriendo, aceptó con dolor su realidad.

El omega perfecto #1 |Namjin|Where stories live. Discover now