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I. It's a man's world

Año 2014

Este lugar es implacable con quienes tienen el valor de entrar en él. La teoría de Darwin sobre la selección natural y la supervivencia del más apto se lleva a cabo al pie de la letra.

Si no te rindes, alguien te presionará para que lo hagas doblegando tu mente y si es posible, también estropeando tu cuerpo.

¿De qué hablo?

De la Academia Militar para Oficiales de Policía en la cual estoy hace un año. Soy la única chica en mi división y no es una ventaja, todos me tratan peor que la mierda por mi género y por mi edad, que apenas alcanza los 17 años.

Pero aquí estoy callando bocas.

—¡Así es Jones!—El instructor de defensa personal me felicitó después de reducir a mi oponente con una llave al cuello.—Ser un tipo grande no ayuda cuando no conoces tu cuerpo y no tienes idea qué hacer con él.—Señaló el hombre haciendo referencia al chico de dos metros que me suplicaba piedad.—Basta Jones, suelta a ese chico.

Obedecí a su orden y solté a mi compañero Peter Becker quien se quedó tendido en el suelo, por mi parte, me puse de pie y espere nuevas órdenes del instructor.

—Suficiente por hoy.—El instructor pasó la mirada sobre todos los cadetes presentes.—Ustedes son basura. Recuerden muy bien lo que son.—El hombre se retiró del gimnasio dejándonos solos, haciendo que la rutina diaria de insultos hacia mi iniciara.

—¿Te crees muy valiente porque sabes hacer una llave?—Preguntó Peter retándome después de ponerse de pie.—No tienes idea de lo que podría hacerte.

—Me gustaría que por una vez en tu vida hicieras más de lo que hablas. Sigo esperando el día en que puedas vencerme en una pelea cuerpo a cuerpo.—Lo mire a los ojos, aunque era difícil hacerlo debido a que él era muy alto y yo apenas alcanzaba el metro con sesenta y cinco centímetros.—Eres un tipo arrogante que no respeta a su oponente... es por eso que siempre pierdes.

—Eres una insolente.—Peter estrelló el reverso de su mano en mi cara, golpeándome con sus nudillos haciendo que mi nariz sangrara.

Dolía como mil demonios pero me mantuve firme frente a él. Los demás habían hecho un círculo alrededor de nosotros para tener vista VIP de los golpes que Peter Becker quería darme aquella mañana.

—Tienes que esforzarte más, si es que quieres superarme algún día.—Le dije para provocarle, el hombre solo me miraba con furia y apretaba los dientes con fuerza al sentirse humillado frente a los demás.

—¡Voy a acabar contigo!—Se abalanzó sobre mí y caímos juntos al suelo ante la mirada cómplice de todos. Primero uno de sus puños viajó a mi abdomen, dejándome sin aire, aun así hice un movimiento con mis piernas logrando liberarlas y enrollarlas en su cuello para poder quedar sobre él.

Mi nariz goteaba sangre copiosamente sobre la cara de Becker, quien sin saber que hacer se quedaba sin aire debido a la presión de mis piernas en su tráquea. Si alguna vez éste tipo me intimidó, nunca lo haría de nuevo y estoy dispuesta a todo para lograr mi cometido.

—¡Mierda Jones!—Exclamó el instructor entrando de nuevo en el gimnasio.—¡Suéltalo Jones, es una orden!—En mi cabeza retumban sus palabras: es una orden, es una orden.

Yo no quiero obedecer esa orden.

—Se pone azul.-Afirmó con tranquilidad uno de los cadetes presentes mientras Becker intentaba zafarse mi sin éxito y poco a poco perdía las fuerzas.—En serio quiere matarlo.—Rió burlón.

No. No lo haré.

Mis piernas aflojaron la presión y el chico recobró su color rosáceo habitual. Me puse de pie y escupí su rostro, recordando las veces que él hizo lo mismo conmigo.