Visita Indeseada

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NARRA ERICKA

Desperté cuando me sentí totalmente descansada, no había nadie en la habitación y afuera aún estaba oscuro. Me levanté, arreglé mi cama, alicé mi ropa y volví a trenzar mi cabello, todo debía lucir impecable; costumbres que me habían inculcado desde pequeña.

Salí de la habitación, afuera había algo de movimiento pero la mayoría entraba a la gran construcción que hacía de comedor, con una mesa muy larga y sillas suficientes para todos.

—Ah, ya ha despertado, iba a ir a buscar a la habitación para ver quienes estaban ahí.

Dijo el joven de cabello verde y ropas desaliñadas con su amable sonrisa que correspondí.

—Gracias por preocuparte. ¿Dónde está Ender?

Pregunté, supongo que es normal en una madre siempre pensar en sus hijos.

—Está en la enfermería cuidando de Cuppa y Cooper, los puso muy mal que mencionaron a su madre y su pasado. Además, ¿quién no se pondría así con ese enderman prepotente?

Respondió, aunque sonaba más a queja.

—¿Qué enderman prepotente?

Pregunté sintiendo que me había perdido. En un momento hablábamos de Ender y de otro cambió a otro enderman.

—No sé, llegó con otro enderman blanco. Pero sea quien sea es muy grosero.

Respondió, pero al momento que mencionó al enderman blanco me sorprendí, sólo podría tratarse de él, de Sooka.

El chico había huído cuando Ender era pequeño, siempre creí que había sentido celos o disgusto por él.

—¿Dónde están ahora?

Pregunté queriendo ver quiénes eran los nuevos en la aldea.

—En el comedor, ahí deben estar. Puede ir, yo iré a avisar en el dormitorio.

Dijo comenzando a caminar, di media vuelta para hablar con él de nuevo quien al parecer llevaba prisa.

—No hay nadie ahí, cuando desperté estaba sola y acabo de salir.

Comenté, él me miró sorprendido, miró alrededor como esperando ver algo.

—Ah, claro, pero… Falta alguien, buscaré por si acaso, gracias.

Dijo alejándose de nuevo, asentí con la cabeza.

Entré al comedor, estaba lleno de todo tipo de seres pero casi hasta el fondo resaltaba el enderman blanco, como el chico de antes había mencionado no estaba solo, venía con Ender, el padre de mi hijo.

Antes de que me vieran salí de ahí y fui a la enfermería donde esperaba encontrar a mi hijo. Entré aún nerviosa, apenas me vieron sabía que algo me pasaba.

—Vaya, su piel está tan blanca como su cabello.

Dijo la pequeña chica de cabellos morados mirándome. Estaba acompañada por una chica delgada de cabello blanco y heridas en el rostro y la chica de cabellos largos atados en una coleta alta.

El enderman que nos ayudó a escapar estaba al fondo recostado en una cama, al parecer dormido, y su lobo jugaba con el chico de orejas graciosas. Ender estaba sentado al lado de la cama donde Cuppa dormía abrazada a su hermano.

—Supongo que ya te has enterado de quien ha llegado.

Dijo Ender suspirando algo molesto, la chica de heridas en la piel se levantó y avanzó hacia mí pero mirando a Ender.

—Seguro que es más difícil para ella volver a verlo que para ti.

Dijo tomándome del brazo para llevarme a una cama y que pudiera sentarme.

—En especial si sabe que está aquí buscando al amor de su vida.

Se burló la pequeña niña, la chica de la coleta alta le cubrió los labios.

—Siempre bromea con cosas así.

Intentó convencerme, pero yo ya sabía que era lo que buscaba, cada día me lo recordaba.

—La niña tiene razón, él viene por esa chica.

Respondí, la menor respondió algo pero sin que se le pudiera entender porque la otra chica aún no la dejaba hablar. Miré hacia Ender.

—Les has contado todo.

Dije, él asintió como si no fuera la gran cosa.

—Son mis amigos. Además, no he contado mucho, él y su drama han dicho bastante.

Respondió con su indiferencia habitual.

—¿No se quedarán, cierto?

Pregunté con un poco de temor. Todos cruzaron miradas para luego encogerse de hombros.

—Quizá sí, si es que quiere averiguar más. O quizá no, si acepta que la ha perdido para siempre.

Respondió Ender, lo miré sin entender.

—¿A qué te refieres? ¿Se ha casado? ¿Tiene un hogar? ¿Lo olvidó?

Pregunté, volvieron a cruzar miradas entre ellos. Tantas miradas me estaban poniendo más nerviosa cada vez.

—Bueno, se casó, tuvo un par de adorables hijos y luego sufrió un accidente.

Respondió la chica de cabellos largos, la miré pensando que mentía, pero, ¿por qué mentir con algo así?

—¿Cómo puedes saber todo eso?

Pregunté, volteó un poco la cabeza, esperaba que no volvieran a tener su intercambio de miradas porque sentía que me desesperaban cada vez más, pero por suerte sólo miró hacia el par de hermanos.

—Porque sus propios hijos nos lo han dicho.

Respondió, todos guardaron silencio mirándome. Yo lo sabía que decir, ¿la pequeña Cuppa y su adorable hermano son los hijos de Creppy? ¿Cómo podía ser así el destino? Siempre poniendo a Ender a seguir los pasos de su padre.

Parecía que la chica de cabellos blancos iba a decir algo cuando vio que nadie reaccionaba, eso se estaba tornando muy incomodo, pero el chico de apariencia desastrosa entró de repente y con urgencia a la habitación.

—¡Skellen no está!

Anunció con desesperación en su rostro, aunque los demás no parecían muy preocupados.

—No pudo haber ido muy lejos, está herida.

Dijo Ender.

—Quizá sólo se está escondiendo de ti.

Comentó la pequeña niña de cabello corto.

—Quizá está en el comedor y como hay tantos no la ves.

Lo intentó calmar la chica de cabellos blancos pero él negó con la cabeza.

—No, ya busqué en toda la aldea y no está, Skeleton y Enderson ya están ayudándome a buscar en los alrededores y no he podido preguntar a Cinthya, parecía estar discutiendo con el aldeano líder.

Respondió con urgencia, todos a excepción de Ender y los que dormían se levantaron.

—Te ayudaremos a buscar, tranquilo.

Lo intentó calmar la de cabellos largos, él asintió pero no menos preocupado. Todos salieron a buscar a su amiga.

—No quieres verlo, ¿cierto? Iré a traerte algo de comida, pero no dejes que el lobo se coma al pollo.

Dijo Ender levantándose, sólo entonces vi al pollo que había estado echado a su lado, pero su cuerpo me había evitado verlo.

—Gracias.

Murmuré agradecida pero más que nada extrañada, era muy raro verlo tan tranquilo y mucho más extraño verlo siendo amable. Mire hacia la pequeña Cuppa, podía ser hija de Creppy pero ella no tenía la culpa de nada, ni siquiera su madre, nuestra familia ya estaba destinada al fracaso, a la ruina. Esperaba que el futuro no fuera tan doloroso para mi Ender y su futura familia.

Pixeles SobrevivientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora