XXIV

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—No te comas la cabeza para volverte loco, simplemente acéptalo.

—¿Aceptar qué?, ¿Qué me voy a morir?, Joder. . .ojalá fuera tan fácil.

—Es lo único que queda, JongIn.

El mencionado observó cómo el chico de oscuros cabellos se encogía de hombros con desinterés, antes de flexionar sus rodillas hasta su pecho para abrazarlas. Rodó los ojos rendido. Unas cuantas palabras habían bastado para saber que KyungSoo estaba completamente resignado ante lo que le esperaba una vez que lo fueran a buscar, pero él no, él aún tenía esperanzas e intentaría sacar el máximo de ellas.

—Sé que podré salir de aquí, podremos, niño— musculló con las cejas fruncidas, KyungSoo parpadeó incrédulo.

—Lo dices porque apenas llevas unas cuantas horas en este lugar, espera a que pasen los días, y veremos si sigues diciendo lo mismo— Kai frunció las cejas al ver como una ligera y vaga sonrisa se asomaba por los abultados labios del chico, como si se estuviera burlando de él de una manera poco disimulada— ¿Qué apuestas?, ¿Aguantas tres días sin acabar perdiendo la cabeza?

JongIn iba a contestarle eso, demonios que lo haría. Bufó fulminando al pobre muchacho con la mirada, aunque KyungSoo no se quedaba tan atrás, pasando completamente de su feroz expresión. Abrió la boca para dejar escapar sus ofendidas palabras, más, antes de que llegara a soltar siquiera una sola sílaba, se vió interrumpido por el brusco retumbar de las blancas paredes y el tintineo del foco de luz que colgaba en el techo. Miró interrogante como KyungSoo desviada la vista para clavarla en la puerta de metal, con sus enormes ojos ahora temerosos y el cuerpo aún más encogido.

—Diablos.

—¿Qué pas-?

—Individuo número ciento noventa y uno de la celda catorce; Lu Han, salga por la puerta con las manos alzadas, repito, con las manos alzadas, si se resiste el equipo no dudará en tomar medidas agresivas.

Un maldito parlante, con la voz más robótica y tétrica que pudo haber escuchado en toda su vida.

—KyungSoo, ¿qué demonios es eso?— indagó con cierta impresión pintandose en su rostro, viendo a través de la ventanilla de la puerta cómo varias personas cruzaban rápidamente por el pasillo. El de cabellos negros no le respondió— ¿Esa es la celda de al lado?, ¿están yendo hacia ahí?, ¡KyungSoo, contesta joder!

—Individuo número ciento noventa y uno de la celda catorce; Lu Han, salga por la puerta con las manos alzadas, repito, con las manos alzadas, si se resiste el equipo no dudará en tomar medidas agresivas.

—Se lo van a llevar, eso es todo— musitó KyungSoo, sin despegar la mirada de la puerta. JongIn alzó una ceja exaltado, levantándose del suelo para asomar los ojos por la ventanilla.

Error.

—¡No!, ¡No se lo lleven!, ¡Maldición el que se atreva a ponerle una mano encima juro por la mierda que lo voy a matar!

Observó con atención como un muchacho de cabellos naranjos bloqueaba el paso a cuatro personas que, a su criterio, parecían salidos de una película de terror gracias a las máscaras de gas que tapaban sus rostros. El joven desconocido escondía detrás suyo a otro chico, sin dejarlo salir de ese minúsculo cuadrado en el cual se encontraban encerrados, al igual que ellos.

—Individuo número ciento noventa y cinco; Oh SeHun, por favor, regrese a su celda.

—¡Muérete vieja estúpida!

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