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"Tras ser superadas las 76 horas desde el inicio de la infección de procedencia desconocida en Corea del Sur, el gobierno nos otorga a los habitantes una novedosa información que es considerada, útil. Los dejamos con las palabras de nuestro presidente;

» La infección. . .se está trabajando en los laboratorios con mucho esfuerzo por parte de nuestros especialistas para obtener una cura lo más pronto posible, mantengan la calma, les aseguro que este país volverá a levantarse de esta devastadora desgracia.

En Jung-gu se ha situado un refugio libre de toda infección, son cuadras aseguradas por rejas y protegidas por las fuerzas militares. Nos hemos asegurado de que posea todo lo necesario para una estadía temporal, hay agua, alimentos, médicos y protección. En las puertas se encargarán de evitar que la infección entre haciendo una corta revisación preventiva a las personas que dará el guiño a saber, si pueden ingresar o no. No se preocupen si el resultado da positivo, serán llevados a otra zona en donde retrasarán lo más posible el paso de la infección hasta obtener la cura.

Pronto tendremos la solución, mientras tanto, se reitera que deben evitar a toda costa el contacto con los infectados, especialmente las mordidas ya que, se sospecha, que a través de ella se contagia la enfermedad.

Habitantes de Corea del sur, no se inquieten por todo este asunto, prometo que se arreglará en un solo pestañeo, suerte. «

Lamentablemente, esta es la última transmisión que se dará debido a la gravedad del conflicto, a la gente que nos escucha, cuídense."

El silencio sepulcral que invadía cada esquina de la sala fue cortado como un fino hilo tirado con fuerza de ambas puntas, gracias al molesto ruido que dictaba la clara interferencia en la señal de la radio tras esas últimas palabras dichas por el locutor. Ningún cuerpo se atrevía a moverse debido a la incredulidad en el ambiente, los hijos de la familia Kim no podían creer lo que había escuchado recientemente.
Una cabellera castaña se revolvió al compás de una grandes manos con pura frustración, mientras que unos mechones rojizos se dejaban caer con vagancia tapando la vista de su poseedor. Eso no estaba bien, nada estaba bien.

—Se van a la mierda— se le escapó como un pequeño murmullo desde la profundidad de su garganta, y el contrario alzó la mirada para observado expectante— ¡No están haciendo nada!, el gobierno seguro se va a desaparecer como hace siempre, hijos de pu-

—Cálmate, llamaras la atención afuera— le reprendió con las cejas fruncidas solo para recibir un vistazo amenazante de su parte, alzó sus hombros porque poco le importaba el berrinche de su hermano—. Tenemos que ir a ese refugio.

—Oh genial, ¿y como planeas hacerlo, Einstein?, Tu mismo has visto cómo está todo ahí afuera, ¿A caso quieres morir?— ambos compartieron unos cortos instantes basados en retarse con sus oscuros ojos. El castaño bufó rendido y continuó su caminata histérica por la sala, yendo y viniendo como si su cordura anduviera pérdida por ahí, tal vez en el segundo piso de la casa— ¿Tenían que poner ese maldito lugar tan lejos?, ¿Y mamá?, Ella muy apenas puede levantarse de esa cama.

—Un auto. . .necesitamos un auto.

—¡Ja!, y que por favor venga con un chófer incluído, porque te recuerdo, mí querido gemelo, que ninguno de los dos sabe manejar— el pensativo pelirrojo se mantuvo con la boca cerrada, sin saber exactamente como refutar la verdad que había soltado su hermano.

—Dios, TaeHyung, los jodidos hospitales están cerrados y bien sabes que solo en ese refugio pueden atender a mamá, mejor deja de quejarte y cuestionar todo de una buena vez para ponerte a pensar en una solución, inútil— el mencionado solo rodó los ojos con los brazos cruzados, dando unos cortos pasos para prácticamente arrojarse a un lado suyo en el sillón, con cierto desinterés pintandolo.

—Bien, ¿qué podemos hacer que evite exponernos durante horas en las calles atestadas de infectados?, vamos BaekHyun, piensa.

—Hmm. . .tal vez podríamos ir a buscar a algún vecino— sugirió dubitativo, TaeHyung negó con la cabeza.

—Corrección, están todos muertos.

—El auto de la señora Im aún está estacionado fuera del garaje, tal vez ella está viva.

El castaño suspiró cansado, apoyando su cabeza en el hombro de su gemelo y viendo de pasada el celular con funda dorada reposando en la mesa, conectado al cargador.

—No lo creo, Baek— murmuró vagamente con los ojos cerrados— ¿Papá no responde?

—No, me manda directo al mensaje de voz.

—Ah, joder, estamos perdidos— BaekHyun se mordió la lengua con impotencia, dirigiendo la palma de su mano hacia los mechones castaños de su gemelo para enredar sus finos dedos entre ellos, acariciando un poco en un pequeño intento por calmarlo—. Mamá está empeorando cada vez más y más, no sabemos que le pasa, no sabemos dónde está papá, no sabemos que hacer, no tenemos chance, sabes perfectamente que vamos a morir.

—Tranquilo, Tae, ya se nos ocurrirá algo— salió de entre sus labios como si estuviera dejando escapar todo el aire contenido en la oscuridad de pulmones, más eso no le ayudaba en nada a sacar todo el peso que sentía sobre los hombros.

Y así se quedaron, sentados en el cómodo sillón mientras la densidad de un profundo silencio se iba formando nuevamente entre ambos, aunque del lado de afuera, la puerta no dejaba ser golpeada por los infectados.

INFECTEDWhere stories live. Discover now