XIII

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—JungKook— oyó levemente, más no quiso prestar atención, se sentía muy pesado—, ya despierta— abrió sus ojos como platos, mirando rápidamente a sus alrededores, sin entender bien donde estaba, ni siquiera sabía que se encontraba dormido—. Tranquilo, soy yo, YoonGi—jadeó observando el gran cuarto de arriba a abajo, y luego al de cabellos color menta—. Jong In te trajo aquí anoche, no podíamos dejarte durmiendo en el piso a un lado de tu padre, podría ser peligroso.

—¿Donde. . .donde está mí papá?— inquirió, aún sintiéndose algo inquieto.

—Él está dormido— musitó YoonGi, y pronto sintió su peso en el colchón, se había sentado cerca suyo—. Le queda poco tiempo, tienes que ser fuerte para cuando suceda, sé que es difícil hacer algo así de un día para el otro— soltó comprensivo, intentando transmitirle un poco de paz—, pero es por tu bien.

—¿Por qué tuvo que pasarle a él?— se lamentó, cerrando los ojos fuertemente por unos instantes para evitar llorar—. Si tan solo hubiera insistido más en quedarnos en aquella maldita zona segura tal vez él aún estaría bien.

—Calma, no es tu culpa— le dijo, y JungKook lo sintió como si fuera una especie de terapia y YoonGi su psicólogo— ¿Por qué se fueron de ese lugar?

—Él insistía en ir a buscar a unas personas, yo realmente no sé quiénes son, ni me lo quería decir, pero claro, el puto auto se volcó por culpa de ese infectado hijo de puta, Dios, odio todo esto.

—Entonces ve con él, aprovecha el poco tiempo que les queda juntos, ve y luego demuestrale al mundo lo fuerte que eres.

Y JungKook asintió seguro, levantándose para salir del cuarto y buscar la habitación número 15.

—En un momento les llevaré un plato de comida— le avisó el de cabellos menta mientras que una pequeña sonrisa se surcaba en sus labios.














—Pobre niño— decía Jong In negando levemente—. El hombre no llegará a pasar de este día, sus ojos ya están perdiendo el color, se vuelven grises— gruño—, es un asco ver cómo la infección avanza tan rápidamente.

—Lamentablemente el mundo de ahora es así, solo queda ver cómo algunos mueren sin poder hacer nada. . .Solo queda sobrevivir— murmuró, apoyándose en la valla para 'admirar' de soslayo las vistas—. Realmente aquí no está pasando nada, Kai, lo sabes, esta mierda no se detendrá, nadie la detendrá.

—Lo se— respondió el otro—, solo me causa mucha impotencia ver cómo varias vidas inocentes se van perdiendo, es una porquería— bajó la mirada inspeccionando toda la zona, sintiendo como algo le aprisionaba el pecho.

—Hay que acostumbrarse, así es desde ahora en adelante, hasta la última gota de vida— susurró lo último, mordiendo su labio inferior al oír los fuertes gruñidos.

—. . .En cualquier momento lograran entrar, ¿No?

Si, y hay que estar listos cuando eso suceda— su vista se dirigió a todo el panorama en sí, viendo desde la azotea los miles y miles de infectados que se encontraban en las calles, esperando a que los que golpeaban fuertemente las puertas de ese edificio rojo lograran abrirlas.

—Si, y hay que estar listos cuando eso suceda— su vista se dirigió a todo el panorama en sí, viendo desde la azotea los miles y miles de infectados que se encontraban en las calles, esperando a que los que golpeaban fuertemente las puertas de ese ...

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—Tae, Baek, ya es hora de irnos— avisó JiMin, observando con pena a los dos gemelos agachados frente al monto de tierra. BaekHyun suspiró, posando su mano en aquella cruz que deslumbraba a todos el hecho de que ahí había alguien que había perdido la batalla de la vida.

—Nos vemos, mamá— musitó antes de levantarse, viendo cómo su hermano no dejaba de mirar el suelo, mientras sus piernas seguían dobladas realmente sin apoyarse en el pasto. Se acercó a él y acarició sus cabellos castaños, observando como levantaba la vista para observarlo.

—¿Ya nos tenemos que ir?— inquirió en voz baja y el de cabellos rojizos asintió lentamente—. Está bien. . .adiós mamá— susurró, acariciando con delicadeza la tierra amontonada. Se levantó yendo detrás de su hermano hacia el patio delantero de la casa de los Park, donde en la cochera estaban ChanYeol y su tía cargando cosas en el coche.

—Espero que realmente los militares hayan despejado el lugar, o sino estaremos metidos en grandes problemas— comentó el rubio, viendo cómo su madre se limpiaba el rostro con un pañuelo, porque su padre no había regresado.

—Habría que arriesgarse, luego nos daremos cuenta, lo que sucede es que no sé si la gasolina alcanzara— dijo ChanYeol, subiendo el último pack de botellas de agua— ¿Todo listo?— pregunto, viendo cómo los demás asentían algo dudosos—. Bueno, suban.

Se montaron en el auto que conduciría el de cabellos oscuros, ChanYeol volteó la llave y piso el acelerador, y arrancando el vehículo casi de un tirón se dirigieron a la dichosa zona segura.

—Tardaremos más de media hora en llegar, BaekHyun, cariño, dijiste que pusieron carteles que nos guiarían, ¿Verdad?— indagó la señora Park volteandose para observarlo, recibiendo un asentimiento de su parte.

El pequeño viaje transcurrió de manera casi normal, de no ser por los infectados que se cruzaban cada dos por tres e iban detrás de ellos pretendiendo perseguir el veloz auto. TaeHyung estaba sentado en el medio apoyado en el hombro de gemelo, mientras que JiMin jugueteaba aburrido con los cierres de su campera y de vez en cuando se quedaba observando a los muertos de pasada. La señora Park intentaba recibir alguna señal de vida en la radio, apretando el botón para cambiar de red, aunque realmente no había logrado conseguir nada en todo el rato.

—Ya estamos por llegar— avisó ChanYeol, viendo el cartel que decía "zona segura" con la flecha apuntando al recto de la calle.

—No se ve nada, ni siquiera militares— murmuró TaeHyung, quien se había enderezado en el asiento para mirar por las ventanas.

—Tal vez esta zona ya está limpia— se encogió de hombros Jimin—, o eso espero.

Oh, no podía estar más equivocado.

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